Cada año, casi diez millones de estudiantes chinos se presentan al que se conoce como el examen más difícil del mundo, el Gaokao o la llamada ‘Selectividad’ china. Durante dos jornadas, que es el tiempo que dura la prueba, miles de jóvenes miden sus conocimientos en un examen que decide si pueden entrar en la universidad.
La prueba se celebra en junio pero los estudiantes se preparan con meses de antelación. La presión es enorme: la sociedad china, con una mentalidad todavía clasista, considera que los estudios universitarios garantizan una vida profesional llena de éxitos y que, por el contrario, no acceder a una facultad augura un rotundo fracaso que predestina al joven a una vida agrícola lejos de la ciudad. Solo quienes logran las mejores notas tienen opciones de entrar en los centros más competitivos, como Tsinghua o la Universidad de Pekín, la ‘Harvard’ y la ‘Yale’ asiáticas.
Para enfrentarse a este duro examen, los alumnos, además de asistir a clase en su día a día en su colegio habitual, se matriculan en academias privadas para recibir lecciones extra que les permitan encarar mejor la temida prueba de junio. Allí perfeccionan sus conocimientos de matemáticas, ciencias, humanidades, lengua china y otro idioma extranjero, materias sobre las que les interrogan en el Gaokao.
En este sentido, los padres no escatiman en recursos: saben que una buena media es una apuesta segura para que la incipiente carrera de su hijo pueda brillar. Pero la nueva moda pasa ahora por recurrir a la inteligencia artificial, que funciona mejor que los profesores particulares de carne y hueso, según la ciencia.
Un reciente estudio que ha comparado los maestros robot con docentes con una experiencia media de 17 años, según recoge South China Morning Post. El experimento, celebrado en Zhengzhou (provincia de Henan) y en el que participaron 78 estudiantes, fue supervisado por la administración local de educación así como por la empresa Internet iResearch, y reveló que las máquinas ayudaban más a los alumnos a mejorar los resultados de sus pruebas que los profesores humanos.
“Los tutores robot conocen a los estudiantes mucho mejor de lo que se conocen ellos a sí mismos”, afirmó Li Hoayang, cofundador de Yixue Education, empresa que se dedica a desarrollar este tipo de máquinas. “La enseñanza tradicional en el aula es poco eficiente porque las debilidades de cada estudiante son diferentes”.
Por eso, según este experto, el método de aprendizaje más práctico es el que identifica los puntos débiles del alumno y luego adapta la tutoría para reforzar esas áreas. Y ahí es donde la tecnología y la inteligencia artificial lo hacen mejor que los humanos.
Henan, la región donde se realizó el ensayo, es la provincia más competitiva de China. De hecho, este año cerca de 860.000 estudiantes se examinaron en el Gaokao, pero tan sólo el 10% pudo ir a una “universidad clave”. “Los niños lo tienen muy difícil”, asegura Li Hoayang.
Los momentos de tensión y desasosiego que sufren los alumnos son tales que, según el Libro Azul de Educación que se publica de forma anual en China, el 93% de los suicidios registrados entre estudiantes tiene que ver con la intranquilidad que genera la ‘Selectividad’ china. Para combatirla, se han llegado a instalar barreras ‘antisuicidio’ en los centros donde se examinan los jóvenes.
Y Li Hoayang también quiere poner su granito de arena: “Al desarrollar el sistema de inteligencia artificial, espero poder liberarlos”.