Nueva York
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La histeria colectiva que envuelve la política estadounidense acampó este domingo en el corazón de Nueva York, en el emblemático Madison Square Garden de Manhattan. Allí unas 20.000 personas se congregaron para escuchar a Donald Trump y su gran valedor, Elon Musk, mientras centenares protestaron afuera contra el divisivo candidato. Un baño de masas organizado en la ciudad natal del expresidente que, a pesar del tono triunfalista, quedó empañado por una serie de insultos y comentarios vulgares contra la población latina, los demócratas y Kamala Harris.

El evento, planeado como la última gran cita de los republicanos antes de que las urnas cierren el 5 de noviembre, fue retransmitido por las cadenas de noticias del país en un momento en el que las encuestas han ajustado más que nunca las expectativas electorales de ambos candidatos: la última publicada, elaborada por el New York Times y Siena College, sitúa a Harris y Trump empatados con un 48% de intención de voto.

Por ello, dos días después de que Harris se presentara en Texas -estado asegurado para los republicanos- ante casi 30.000 personas junto a Beyoncé, la campaña de Trump apostó alto e invitó a casi todos los famosos de la esfera 'trumpista' como Rudy Giuliani, Robert F. Kennedy Jr y el expresentador de Fox News Tucker Carlson.

Incluso Melania Trump, quien ha mantenido un perfil bajo durante toda la campaña electoral, se subió por sorpresa al escenario para presentar a su marido. "Cuando me fui, Nueva York era el lugar en eñ que querías estar y ahora la gente simplemente no habla bien de la ciudad. Pero haremos que la gente quiera volver", prometió Trump durante su discurso, de más de una hora, en el que volvió a insistir en su retórica de vincular inmigración con criminalidad y acusar a sus oponentes políticos de ser "el enemigo dentro del país".

Sede emblemática

Trump no tiene prácticamente ninguna posibilidad de ganar en Nueva York, un estado que no vota a un candidato republicano desde la victoria de Ronald Reagan en 1984. Pero la elección de la gran ciudad estadounidense para uno de sus últimos actos de campaña tenía un gran significado simbólico: nació aquí, perteneció a la 'socialité' neoyorquina durante los años 80 y 90 y, aunque reside en Florida desde hace años, gran parte de sus negocios siguen vinculados a la Gran Manzana.

El empresario Elon Musk durante su intervención en el mitin de Trump. Reuters

Asíimismo, el Madison Square Garden es, junto al Hollywood Bowl, el recinto más emblemático de Estados Unidos. El mismo lugar en el que Marilyn Monroe cantó el 'cumpleaños feliz' a John F. Kennedy; John Lennon dio su último concierto; el papa Juan Pablo II se rodeó de jóvenes tras resultar elegido y Muhammad Ali perdió ante Joe Frazier en el que se denominó como el 'combate del siglo'.

La expectación era tan alta que la campaña republicana había preparado un cartel especial para la ocasión que mostraba a Trump sobre el 'skyline' de Manhattan -más alto que el Empire State Building- apuntando al eslogan 'Soñar Grande de Nuevo'.

Sin embargo, la gran fiesta terminó empañada por una serie de comentarios polémicos de los invitados que subieron al estrado durante las más de cinco horas que duró el evento.

"Isla de basura"

El que ha generado más reacciones inmediatas es el del humorista Tony Hinchcliffe, quien llamó a Puerto Rico una "isla llena de basura" generando estupefacción entre el público de una ciudad donde casi el 10% de la población es de origen puertorriqueño.

"No sé si lo saben, pero hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano ahora mismo. Creo que se llama Puerto Rico", dijo Hinchcliffe en un momento de su monólogo que la campaña de Harris está aprovechando para pedir el voto de los puertorriqueños, decisivo en estados como Pensilvania donde son más de medio millón de habitantes.

Cartel del mitin de Trump anunciado en el Madison Square Garden de Nueva York. Javier Romualdo

Instantes después, dos estrellas con raíces en el estado caribeño, Jennifer López y Bad Bunny, mostraron públicamente su apoyo a Kamala Harris, quien acababa de presentar un nuevo plan económico para la isla, administrada como un territorio "no incorporado" de Estados Unidos.

Hinchcliffe, quien ha asegurado que su comentario fue un "chiste sacado de contexto" también criticó que "los latinos aman hacer bebés" al hablar de inmigración: "Lo hacen. No la sacan. Ellos se vienen dentro. Al igual que lo hacen con nuestro país", añadió.

Las reprimendas a la intervención han llegado incluso de representantes republicanos como el senador por Florida, Rick Scott, para quien la comparación no fue "ni divertida, ni verdad"; o la congresista María Salazar, quien afirmó que "la retórica no refleja los valores republicanos".

Antes de la aparición del humorista, el locutor de radio Sid Rosenberg -muy popular entre los seguidores de Trump- tampoco se cortó a la hora de elegir las palabras para criticar a sus oponentes políticos: "Esa Hillary Clinton, qué hija de puta tan enferma. Todo el jodido partido. Un montón de degenerados. Gente de vida baja, que odia a los judíos, a todos y cada uno de ellos".

Instantes después un militante republicano de Nueva York y presentado como "amigo de la infancia" de Trump, David Rem, dijo de Harris que era "el demonio y el anticristo" con un crucifijo de la mano.

Aunque el electorado lleva años acostumbrado a comentarios exagerados y fuera de tono en los actos de Trump, la magnitud del evento y el momento elegido, cuando ambas campañas tratan de apelar al votante moderado e independiente, ha sorprendido incluso a los analistas conservadores.

El humorista Tony Hinchcliffe, autor del chiste más polémico de la jornada. Reuters

"De hecho, creo que este mitin podría ser contraproducente. ¿Cómo es exactamente esto de intentar ganar votos entre los moderados e independientes? Esto es 'trumpismo' con esteroides", indicó Meghan McCain, comentarista televisiva e hija del excandidato presidencial republicano John McCain, en un tuit que posteriormente borró.

"A juzgar por la reacción de los republicanos electos de Florida, como Rick Scott y María Salazar, el mitin de Trump parece estar resultando contraproducente para uno de los sectores más importantes de esta elección: los votantes hispanos", señaló Josh Kraushaar, analista conservador de Fox News.

Protestas

Mientras, los opositores de Trump de diferentes puntos del estado de Nuevo York, y también de Nueva Jersey, organizaron varias protestas en el centro de Manhattan, completamente acordonado y con un inmenso despliegue policial.

"¡Se está organizando un acto de exaltación fascista en Nueva York", gritaba uno de los manifestantes a los viandantes en la Octava Avenida, empapelada con pancartas de todo tipo.

Hubo varios momentos de tensión especialmente cuando la gente congregada frente a las pantallas dispuestas en la calle comenzaba a corear "¡Trump, Trump!" cada vez que subía alguien nuevo al escenario, aunque el mitin fue tan largo (Trump no apareció hasta las 8 de la tarde y las puertas se habían abierto a las 2 del mediodía), que varios asistentes abandonaron la sede mientras el expresidente seguía hablando.