La protesta ‘Encampment Solidarity for Gaza’ desafía nuevamente las expectativas de la administración universitaria. En la madrugada del martes 30 de abril, los alumnos asaltaron el Hamilton Hall, llamado así en honor de Alexander Hamilton –uno de los cinco ‘padres fundadores’ de Estados Unidos–, de la Universidad de Columbia. Y, en las primeras horas del día, desplegaron una bandera palestina junto a una pancarta que disponía 'Hinder's Hall', renombrando el edificio en honor de un niño, Hind Rajab, que murió con seis años de edad en Gaza a causa de un ataque israelí, según informó la prensa estudiantil de The Spectator.
Horas después, los alumnos de Columbia fueron notificados de que los "protestantes han decidido escalar la situación", vandalizando la propiedad universitaria y rompiendo puertas y ventanas. Así, la institución amenazó a los estudiantes que ocuparon el edificio con la expulsión. "Esto no es por responder a la causa de la protesta, sino a las acciones", señala el correo que fue enviado a los estudiantes y a la que tuvo acceso EL ESPAÑOL.
La presidenta de la universidad, Minouche Shafik, anunció previamente que Columbia no iba a ceder antes las peticiones de los manifestantes y que la universidad no iba a "desinvertir en Israel", indicando que las negociaciones entre la administración universitaria y los grupos de Columbia University for Apartheid Diversity, Students for Justice in Palestine y Jewish Voice for Peace, fallaron.
El correo, según comenta la prensa estudiantil, aunque también fue publicado en una sucesión de historias de Columbia University for Apartheid Diversity (CUAD) en Instagram, señalaba que “no queremos privar a estudiantes y a sus familias y a sus amigos de tener una ceremonia de graduación”, ya que muchos no tuvieron ceremonia por la pandemia y explica que otros son la primera generación de sus familias en ir o graduarse de un grado universitario.
Adam Lehoday (23 años), estudiante del programa dual (de la Universidad de Columbia y la universidad francesa Sciences Politique) de Economía y Filosofía comparte con EL ESPAÑOL, que es "triste" que cancelen la ceremonia de graduación, ya que “su primer año fue online. No tuvieron el primer año en persona y ahora no saben si van a tener la graduación en persona tampoco porque la situación ha empeorado".
Recuerda que ha habido protestas en el campus desde noviembre, pero no eran “violentas”, simplemente el ambiente era “un poco tenso”. El clima de las manifestaciones se incrementó cuando Shafik fue llamada a Washington para que renunciara a su puesto. Al día siguiente los activistas estudiantes montaron el ‘Encampment Solidarity for Gaza’.
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Los manifestantes exigen, entre otras cosas, que haya desinversión financiera con instituciones y compañías que se benefician del "apartheid isrealí, del genocidio y de la ocupación en Palestina"; y un boicot académico, que incluye cortar lazos con instituciones académicas en Israel, así como la Central Global en Tel Aviv (y el programa dual que tienen con al Universidad de Tel Aviv).
Según Lehoday, la universidad les notificó en cinco diferentes ocasiones antes de autorizar los 108 arrestos por parte de la policía neoyorquina. Asimismo, comenta que la urgencia para que se desmantele el campamento se debe a que las ceremonias de graduación comenzarán en dos semanas y "hay muchas cosas que preparar para que quede listo".
Un asalto preavisado
Uno de los grupos que lidera la protesta, Columbia University for Apartheid Diversity, mandó el lunes por la tarde afirmó que tanto la universidad como el gobierno federal y de la ciudad de Nueva York querían acabar con la protesta. Mediante amenazas, la administración tiene el objetivo de "suprimir el movimiento estudiantil para Palestina", señaló.
Avisando a través de un post en Instagram, los activistas estudiantiles dieron a conocer que tenían planeado ocupar el Hamilton Hall. Este icónico edificio también fue ocupado por estudiantes en las protestas o 'movimientos estudiantiles' de 1968, 1985, 1996 y, ahora, 2024. Los ‘activistas’ estudiantiles iban preparados con bolsas para dormir, mochilas con provisiones y muchos tenían postes (piquetes) de maderas, poniendo barricadas de metal negro, mientras que a su vez, se apresuraban hacia el edificio.
La prensa estudiantil de la universidad, The Spectator, quienes tienen permitido entrar a todas horas a la protesta, a diferencia del resto de medios de comunicación, que sólo tienen permitido ir en el horario entre las 2:00 y 4:00 pm, compartió que una vez que los protestantes entraron, dejaron sus pertenencias y se fueron corriendo a las escaleras, “trayendo con ellos mesas y sillas de las aulas para bloquear las puertas desde adentro”.
Pensaron en todo. “Cubrieron las cámaras de seguridad con bolsas de basura y cinta y cerraron las persianas”, acciones que podrían compararse con una producción estelar de Hollywood. Una vez tomado, varios asaltantes afirmaron en Instagram que el edificio había sido "liberado" y otros señalaron que "sólo hay una solución: Revolución estudiantil", una consigna similar a la de Rebelión en la granja de George Orwell.
Unas manifestaciones "destructivas"
Para Lehodey, las manifestaciones han sido "destructivas" para el funcionamiento de las clases. "Hay reglas para poder manifestarse porque también hay otros estudiantes que pagan mucho dinero para poder estudiar allí [es una universidad cara] y es difícil”, cuenta, sobre todo para los estudiantes extranjeros.
Además, añade que el Encampment Solidarity for Gaza no está abierto a dialogar, como fue el caso del ‘Comité Palestine de Sciences Po’ (en la universidad francesa), y para él, el objetivo de hacer manifestaciones es fomentar la discusión.
La policía de Nueva York llegó a la avenida de Ámsterdam afuera del campus alrededor de las 12:45 de la mañana y dos horas después fue cuestionado por un miembro de The Spectator si entrarían al campus. Su respuesta, sencilla, indicó que lo harían sólo si “escuchan que alguien se encontraba herido”.
En conversación con EL ESPAÑOL, Isha Banerjee (19 años) y Claire Cleary (20 años), ambas periodistas de The Spectator, usan sus pases de prensa cada vez que entran en el campamento o están presentes en alguna protesta. “Es lo que nos mantiene a salvo”, cuenta Banerjee. “También nos diferencia de los protestantes y miembros del campamento”.
“Saben que estamos aquí pero que no estamos participando, obviamente estamos cubriendo, y así no se confunde ningún tipo de conflicto de interés”, indica Banerjee, señalando que a los estudiantes que les incomoda hablar con los periodistas, no hablan con aquellos que no llevan puesta la identificación.
Lehodey comparte que los alumnos que no viven en el campus tienen que asistir a clases en línea forzosamente. No obstante, explica que existe la opción híbrida, ya que no tienen permitido entrar a la universidad por la toma de Hamilton Hall. Cuenta que es difícil concentrarse online y no hay el ambiente social de las clases presenciales.
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Además, la universidad está siendo precavida con su imagen en cuanto al antisemitismo para que Shafik no sufra el mismo destino que los antiguos rectores de las universidades de Harvard y Pensilvania en diciembre de 2023.
Los activistas estudiantiles se niegan a dejar el campus si la universidad no participa en el movimiento. Sin embargo, el problema es que si decide participar, podría enfrentarse a grandes problemas legales. En virtud de la 'Ley Orden Ejecutiva 157', aquellas entidades que apoyen la campaña de boicots, desinversiones y sanciones contra Israel en el estado de Nueva York perderían los fondos públicos.