Fanático de Lisa Simpson y 'conspiranoico': Max, el hombre que se quemó a lo bonzo en el juicio a Trump
Azzarello defendía que demócratas y republicanos planean un "golpe de Estado fascista" con la ayuda de Elon Musk y egresados de Harvard.
20 abril, 2024 02:39El hombre que se quemó a lo bonzo el mediodía del viernes en el exterior del tribunal donde se juzga a Donald Trump se lo puso fácil a las autoridades: dejó tras de sí una infinidad de pistas sobre su identidad. A los pocos minutos de que las cámaras de la CNN mostraran su cuerpo ardiendo en el parque Collect Pond de Manhattan, el mundo entero ya sabía su nombre: Maxwell Crosby Azzarello, de 37 años y natural de San Agustín (Florida).
Mientras la ambulancia llevaba su cuerpo carbonizado al hospital de la Universidad Cornell, donde falleció horas más tarde, los presentes en la zona acordonada para los seguidores de Trump encontraron apartados del fuego una prueba clave: dos folletos en los que Azzarello explicaba su ideología en un manifiesto y daba los motivos de su autoinmolación.
Un panfleto rosa y amarillo titulado 'La verdadera historia del mundo (Edición Carnaval Embrujado)' mostraba un enlace a The Ponzi Papers, una página de Substack -una plataforma de blogs- en la que Azzarello exponía sus ideas de un mundo corrupto e insalvable en el que los poderosos someten al resto en una suerte de estafa piramidal. La última entrada llevaba el encabezamiento: "Me he prendido fuego a las puertas del juicio contra Trump".
"Me llamo Max Azzarello y soy un investigador que se ha prendido fuego a las puertas del juicio contra Trump en Manhattan. Este acto extremo de protesta es para llamar la atención sobre un descubrimiento urgente e importante: somos víctimas de una estafa totalitaria, y nuestro propio gobierno (junto con muchos de sus aliados) está a punto de golpearnos con un apocalíptico golpe fascista mundial", reza el texto.
El Departamento de Policía de Nueva York ya había calificado a Azzarello de "conspiracionista". El folleto también incluía una cita de William Casey, exdirector de la CIA, que en 1981 pronunció: "Sabremos que nuestra campaña de desinformación está completa cuando todo lo que el público americano crea sea falso". E indica: "Nuestro único objetivo es abolir nuestro gobierno criminal y sustituirlo por uno que sirva a todos".
La principal tesis de Azzarello la resume una pancarta con la que se presentó al exterior del juzgado un día antes de su muerte, el jueves 18: "Trump está con Biden y están a punto de lanzar un golpe de Estado fascista". En su manifiesto asegura: "Bill Clinton estaba secretamente del lado de (el exdirector de la CIA) George H.W. Bush, y la división entre demócratas y republicanos ha sido totalmente fabricada desde entonces: Clinton está con Bush; Gore está con Bush; Trump está con Hillary, y así sucesivamente".
Azzarello critica en su manifiesto que estamos un gran poder "canaliza billones de dólares en efectivo robados a través del mercado de valores" y, mientras tanto, intenta distraer a la población con nimiedades que "él mismo crea·: el covid, la guerra, el cambio climático o la polarización política son sólo los instrumentos de "la cleptocracia secreta que tenemos por gobierno" para mantener al pueblo callado.
"Resulta que tenemos una cleptocracia secreta: ambos partidos están dirigidos por delincuentes financieros cuyos únicos objetivos son dividir, engañar y desangrarnos. Dividen al público contra sí mismo y culpan a la otra parte mientras todo empeora y se encarece y un puñado de personas se lleva todo el dinero [...] Cuando juntamos todas las piezas, entendemos la verdad: Estamos en un culto totalitario del día del juicio final", resume el manifestante, que identifica la criptomoneda como el "dispositivo económico" que facilita las tiranías de hoy en día.
La cruzada de Azzarello es contra los políticos -aunque, paradójicamente, en su foto de perfil en LinkedIn aparece al lado del expresidente Bill Clinton-, los propietarios de redes sociales -se refiere a Mark Zuckerberg y a Elon Musk como "criptodelincuentes", los bancos, Silicon Valley y las universidades de Harvard y Stanford. En su texto, menciona como cómplices de esta trama a Google, Tesla, Apple, PayPal, Facebook, Disney, Walmart, Target, InBev, Zoom "y un sinnúmero de otros".
[Un hombre se prende fuego en el exterior del tribunal donde se celebra el juicio a Trump]
Se refiere a Harvard como "uno de los mayores frentes del crimen organizado en la historia", e introduce un análisis: allí fueron decenas de los guionistas de Los Simpson. Azzarello entiende la serie de dibujos animados como una herramienta de lavado de cerebro a la población. Sin embargo, entre los personajes de tez amarilla hay una excepción con la que el manifestante se identifica: Lisa Simpson.
Azzarello habla del episodio 'Lisa, la iconoclasta', donde la hija mayor de los Simpson "descubre que el fundador del pueblo, Jebediah Springfield, era un estafador criminal secreto, y que la vida de los habitantes del pueblo es una mentira. Al darse cuenta de que se trata de un descubrimiento importante, intenta desesperadamente que la gente del pueblo la escuche. Pero la gente se muestra hostil, apática, incrédula y partidista, y ella no consigue llegar a ellos. Al final, se da cuenta de que el pueblo está tan perdido que quizá sea mejor que les mientan los estafadores, y se guarda el secreto", analiza.
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Y aquí viene la identificación de Lisa Simpson con el hombre que se ha quemado a lo bonzo en el exterior del tribunal donde se juzga a Trump: "Yo, como ella, he intentado desesperadamente que mis amigos, mi familia y el público crean las pruebas de una estafa totalitaria que intento mostrarles, y se han apartado con hostilidad, apatía, incredulidad y partidismo. Y así, nos damos cuenta de la verdad criminal de Los Simpson: nuestras élites nos dicen que la erosión de nuestras circunstancias colectivas es culpa nuestra, y que no podemos hacer nada al respecto, mientras nos roban el Sueño Americano".