Matthew McConaughey nació en Uvalde, Texas, donde el 24 de mayo un joven de 18 años, Salvador Ramos, irrumpió en el centro de primaria Robb armado con una pistola y un rifle y mató a 19 niños y dos profesoras. El actor compareció este martes en la Casa Blanca para pedir a los políticos que resuelvan sus diferencias y logren un acuerdo por el control de armas en Estados Unidos que evite nuevos tiroteos masivos.
McConaughey, propietario de armas de fuego, subió al estrado de la sala de prensa de la residencia del presidente para contar su experiencia en Uvalde, donde ha pasado unos días acompañando y escuchando a los familiares de los fallecidos. Y lo que se esperaba como grandilocuente, que también lo fue, resultó un relato detallado de la masacre y de sus protagonistas con el fin de abrir los ojos particularmente al Partido Republicano, freno a una solución.
El intérprete describió la destrucción en los cuerpos de los menores, atacados con un rifle de asalto, que debieron ser identificados con pruebas de ADN o por prendas que pudieron reconocer sus padres. Y habló de los sueños truncados de las víctimas. Por ejemplo los de Maite Rodríguez, de 10 años, que quería ser bióloga marina.
Camila Alves, mujer de McConaughey y sentada a unos metros de él, sostenía unas zapatillas de Maite. "Las llevaba todos los días. Unas deportivas Converse con un corazón en el pie derecho. Fueron la única prueba que podía identificar a Maite tras el tiroteo", continuó el actor con una voz cada vez más temblorosa, por momentos incapaz de pronunciar palabra, llegando a golpear el estrado con el puño cerrado.
"Una oportunidad única"
Después mostró un dibujo, obra de Alithia Ramírez, de 10 años, que soñaba con estudiar arte en París. En el dibujo sale un amigo, fallecido, en el cielo. "Su madre me dijo que no le habían hablado nunca antes del cielo, pero de alguna forma ya lo sabía". Habló de Eliahna García, de 9, que preparaba la lectura de un pasaje de la Biblia en misa; de Irma García, una de las profesoras asesinadas y cuyo marido murió horas después tras sufrir un infarto.
"¿Saben lo que todos los padres nos dijeron a Camila y a mí? Nos dijeron que quieren que los sueños de sus niños perduren. Quieren que los sueños de sus niños continúen, que se logre algo después de que se hayan ido. Quieren que la pérdida de sus vidas importe". En este punto llegó la inflexión del discurso de McConaughey, quien avisó de una "oportunidad única" para aprobar leyes que hagan más difícil a "los malos" hacerse con armas.
McConaughey se mostró convencido de que la sociedad de Estados Unidos está más unida de lo que muestran sus políticos y que ésta aboga por una posesión "responsable" de las armas, por ejemplo elevando la edad para poder adquirirlas de 18 a 21 años o con mayores controles de antecedentes penales. "Es razonable y práctico", afirmó, seguro de que quienes poseen armas, como es su caso, están "hartos" de que "individuos trastornados" abusen de la Segunda Enmienda de la Constitución.
McConaughey, partidario del control, no de la prohibición, se reunió brevemente con el presidente Joe Biden.