La casa de los Turpin en Riversade (Los Ángeles) se había convertido en una mazmorra para sus 13 hijos, malnutridos, encadenados y sin poder salir. Pero ningún vecino sospechaba nada. No se oían ruidos ni quejas ni llantos fuera de lo normal y en Facebook, allí donde se puede crear una vida paralela tan alejada de la realidad, David y Louise Turpin parecían una pareja perfecta con una familia genial.
Fotos de la pareja renovando sus votos matrimoniales en Las Vegas (hasta tres veces, según la capilla) al más puro estilo Elvis o de toda la familia en Disneyland no invitaban a sospechar nada.
Sin embargo, cuando el pasado lunes su hija de 17 años, aunque nadie creería que tenía más de 10, consiguió escapar y llamar a la Policía, los agentes se quedaron estupefactos por lo que vieron en la vivienda: sus 13 hijos (de 2 a 29 años de edad) en condiciones de esclavitud y malnutridos.
"Siempre pensamos que estaba viviendo la vida perfecta", explicó la hermana de Louise Turpin, Teresa Robinette, a NBC News. "Nos decía que iban a Disneyland todo el tiempo. Iban a Las Vegas".
David Turpin (57 años) trabajaba como ingeniero en la zona, aunque la última compañía a la que estuvo unido no ha querido aclarar si estaba o no contratado todavía. Su mujer Louise (48 años) estaba en la casa cuando irrumpió la Policía e incluso se mostró muy sorprendida por la presencia de los agentes.
Los padres de David, James y Betty Turpin, explicaron a ABC News que su hijo era un gran ingeniero y que la familia era profundamente religiosa, educando a sus hijos en el hogar y haciendo que memorizaran largos pasajes de la Biblia.
De hecho, en 2014, consiguieron del Estado un permiso para crear una escuela privada en su casa a la que sólo acudían sus hijos y de la que David era oficialmente el director. Esto les permitió sacar a los menores del control de los colegios y los amigos, según han explicado los expertos.
Los vecinos sólo habían visto a algunos de los menores en dos o tres ocasiones, siempre espaciadas en el tiempo. Wendy Martínez aseguró a un medio estadounidense que mientras paseaba a sus perros en el mes de octubre, una noche, alrededor de las nueve, vio a cuatro niños instalando césped en el patio delantero bajo potentes luces. Les saludó pero nadie contestó... Y ya nunca más.
La casa estaba muy deteriorada y los Turpin habían venido sufriendo problemas económicos, declarándose varias veces en bancarrota. "Esa casa era horrible. Se nota que no querían mirar a la gente", aseguró otra vecina.
Sin embargo, nadie dio la voz de alarma porque nadie vio nunca nada que evidenciara lo que estaba ocurriendo en esa vivienda con los 13 hijos.
"Me gustaría poder explicarles qué ha sucedido en esa casa, pero estamos en shock", aseguró a Reuters el capitán Greg Fellows del condado de Riverside.
Seis de los hijos de la pareja son menores de edad y el resto tiene ya más de 18 años por lo que deberán ser tratados como adultos en la investigación.
Este jueves comparecerán ante el juez acusados de nueve cargos de tortura y 10 cargos de poner en peligro a los menores, según explicaron los agentes, incluso aunque sus hijos recibían algo de alimentos y atención.