El estado de Arkansas (EEUU) ha logrado superar los reveses judiciales de los últimos días y ha ejecutado en las últimas horas a uno de sus presos condenados a muerte, el primero en 12 años, por violar y asesinar a una mujer en 1993.
A Ledell Lee, afroamericano de 51 años, lo declararon muerto a las 23.56 del jueves hora local (04.56 GMT) tras recibir doce minutos antes una inyección letal en la prisión de Cummins Unit, según notificó el Departamento de Correcciones de Arkansas.
Lee es el primer reo en recibir una inyección letal del grupo de ocho que Arkansas pretendía ejecutar antes de que finalice el mes. Cuatro de estos ocho presos han obtenido suspensiones temporales de la Justicia, mientras que otros tres todavía podrían ser ejecutados la próxima semana.
El reo ejecutado fue condenado a muerte en 1995 por el brutal asesinato, dos años antes, de Debra Reese, a la que también violó, aunque él siempre defendió que era inocente.
El jurado consideró entonces probado que Lee irrumpió el 8 de febrero de 1993 en la vivienda de Reese, que tenía 26 años, la violó y la mató a golpes -unos 36- con una herramienta para camiones que su marido, que era camionero, le había dejado para protegerse.
A Lee también lo condenaron en otro juicio por violar a dos mujeres y fue juzgado, aunque no condenado, por el secuestro, violación y asesinato de otra en 1989.
Aunque el jurado no llegó a ponerse de acuerdo en ese caso, los fiscales retiraron la acusación cuando recibió la condena a muerte por el asesinato de Reese.
Al ejecutado este jueves también se le atribuía el asesinato de una prostituta.
Para frenar la ejecución, sus abogados presentaron una avalancha de recursos en los tribunales, pero finalmente el Tribunal Supremo de Estados Unidos autorizó a proceder poco antes de la medianoche, con casi cinco horas de retraso.
Durante la espera, el reo había rechazado su derecho a escoger una última cena y a cambio pidió recibir la comunión.
Lee también declinó pronunciar unas últimas palabras antes de recibir la inyección letal.
Lee se convirtió en el séptimo preso ejecutado este año en EEUU y en el 1.449 desde que el Supremo reinstauró la pena de muerte hace cuatro décadas. Arkansas ha ejecutado a 28 de esos presos.
Este jueves también estaba prevista la ejecución de Stacey Johnson, por la violación y asesinato de una mujer en 1992, pero el Tribunal Supremo de Arkansas la suspendió para permitir nuevas pruebas de ADN solicitadas por la defensa del preso, que insiste en su inocencia.
El estado pretende ahora ejecutar el próximo lunes a Marcel Williams, afroamericano, por el secuestro, violación y asesinato de una mujer en 1994, y a Jack Jones, blanco, por la violación y asesinato de otra mujer y el intento de asesinato de su hija de 11 años en 1995.
Finalmente, el jueves es el turno del afroamericano Kenneth Williams, condenado por el asesinato de un hombre durante una fuga de la prisión en la que cumplía cadena perpetua en 1999 por otro homicidio cometido un año antes.
Arkansas programó un calendario sin precedentes de ocho ejecuciones en un lapso de 11 días (del 17 al 27 de abril) porque uno de los fármacos que utiliza en las inyecciones -el sedante midazolam- caduca a finales de mes y resulta muy difícil de adquirir por la negativa de las farmacéuticas a suministrarlo.