La muerte de Keith Scott, un hombre negro de 43 años, disparado por la policía ha despertado la indignación en la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte, EEUU), que desde el miércoles se encuentra en estado de emergencia tras dos noches de protestas violentas.
Scott fue herido de muerte el martes en el aparcamiento de un complejo de viviendas de la ciudad. A partir de ahí, las versiones de su familia y las fuerzas del orden chocan. La policía asegura que abrió fuego contra el afroamericano porque portaba una pistola y se había negado a soltarla. Mientras, los familiares alegan que Scott no llevaba arma alguna y simplemente leía en el coche.
El episodio tuvo lugar unos días después de que un menor negro con una pistola de balines perdiera la vida en Ohio tras ser disparado por la policía y que un hombre también negro en Oklahoma muriera acribillado por un agente.
Meses atrás, cinco agentes cayeron ante los disparos de un francotirador en Dallas (Texas) que afirmaba “odiar a los blancos” y en Luisiana tres policías fallecieron en lo que se describió como una emboscada.
Estos son únicamente los sucesos más recientes que esbozan un panorama de tensión entre la comunidad afroamericana y las fuerzas de seguridad en Estados Unidos, así como supuestos abusos policiales por cuestión de raza. La cuestión es si se trata en verdad de una tendencia generalizada en el país.
Sin recuento oficial de muertes por la policía
Kimberly Kindy, periodista de investigación del Washington Post, vio nacer el proyecto lanzado por el rotativo norteamericano para documentar las muertes que ocurren a manos de la policía en Estados Unidos, que aún hoy es actualizado diariamente.
Cuenta a EL ESPAÑOL que, después de que las revueltas estallaran en Ferguson (Misuri) en 2014 por el fallecimiento de un joven afroamericano, su equipo se puso en contacto con las autoridades federales en busca de un recuento oficial con el que poner en contexto el incidente. Pero varios criminólogos los alertaron de que los datos del FBI estaban incompletos, lo que inspiró al Washington Post a iniciar su propio recuento.
“Nos dijeron y advirtieron de que el número era sumamente inexacto, que muchos departamentos de policía no reportaban incidentes mortales y que, por tanto, estaba muy por debajo de la cifra real”, dice en conversación telefónica.
Actualmente, el FBI sólo proporciona un número bruto de “homicidios justificables” llevados a cabo por las fuerzas del orden sin ofrecer detalles sobre las circunstancias en que se produjeron o las personas involucradas. Asimismo, los diversos departamentos del país no tienen la obligación de reportar a la agencia federal las muertes que causan y, según The Guardian, sólo 1.100 de las 18.000 entidades policiales de Estados Unidos reportaron alguna muerte a las autoridades federales entre 2005 y 2012.
El propio director de la Oficina Federal de Investigación, James Comey, ha reconocido que la Administración carece de datos fiables y que la prensa constituye la principal fuente de información sobre estos sucesos. Así, el FBI ha prometido reformar su sistema de recuento para que sea más exacto, incluya más detalles sobre las circunstancias de cada incidente y sea actualizado con mayor frecuencia. Se espera que emerja en 2017, pero el modelo de participación seguirá siendo voluntario, aunque se incrementarán los incentivos.
1.000 muertes en 2015; más de 700 en 2016
Ante la ausencia de datos oficiales sólidos, varios grupos y organizaciones monitorean y documentan la violencia policial en Estados Unidos. El Washington Post contabilizó 990 personas muertas a disparos por agentes en 2015 y cuenta 706 en lo que va de año. Por su parte, The Guardian -que incluye otros casos en su recuento más allá de las muertes por bala- reportó casi 1.150 muertes en 2015 y 790 este año.
El año pasado, una cuarta parte de las víctimas padecían algún tipo de enfermedad mental. Respecto a los muertos por bala, uno de cada diez no iba armado y una de cada cuatro veces el sospechoso huía, según el recuento del rotativo estadounidense. Sin embargo, en tres de cada cuatro casos, los policías se defendían o trataban de proteger a alguien.
El Instituto Nacional de Justicia explica que un policía puede recurrir a la fuerza en defensa propia o para defender a otro y que se entrena a los agentes para que puedan juzgan en cada situación cómo actuar. Pero no existen reglas universales que dictaminen cuándo debe un agente usar la fuerza y en qué medida.
El peligro se multiplica por 7 para los varones negros
En números absolutos, los blancos son el colectivo que más muertes sufre a manos de la Policía. En 2015 fueron unos 600, mientras que este año suman ya en torno a 400, según The Guardian. Los negros fueron el segundo grupo en víctimas: unas 300 el año pasado y unas 200 éste.
Al compararlo con los datos de población del país, la imagen es distinta. Según las estimaciones de la Oficina del Censo de Estados Unidos, un 62% de los más de 300 millones de estadounidenses son blancos mientras que apenas un 13% son negros.
Proporcionalmente, la comunidad negra fue la más afectada por la violencia policial el año pasado, de acuerdo con el rotativo británico. Por su parte, el Washington Post concluyó que un varón negro desarmado tiene siete veces más posibilidades de morir acribillado por las fuerzas del orden que uno blanco.
“Lo que le sucede a tanta gente negra en nuestras comunidades es absolutamente inaceptable y creo que es algo en lo que todos podemos estar de acuerdo”, denunció en una entrevista con MSNBC en verano Alicia Garza, cofundadora del movimiento activista Black Lives Matter (Las vidas negras importan).
El presidente de EEUU, Barack Obama, también ha subrayado el hecho de que los negros son el grupo más afectado por la violencia policial. “En este momento, los datos muestran que la gente negra es más vulnerable a este tipo de incidentes”, dijo en julio.
¿Es discriminación racial?
“Es muy difícil saberlo”, dice Kindy, la periodista del Washington Post. “La única manera de saberlo es entrar en la mente de cada agente”. La reportera, sin embargo, señala que numerosos departamentos de policía están entrenando a sus agentes para combatir los prejuicios y sesgos implícitos, que a menudo son difíciles de detectar.
Existe un gran debate acerca de si el hecho de que, proporcionalmente, más negros mueran a manos de la policía se debe a una discriminación generalizada contra este colectivo desde las fuerzas de seguridad. Hay quien argumenta que la explicación reside en la supuesta violencia que existe dentro de la comunidad negra.
“Si fuese un padre negro preocupado por la seguridad de mi hijo (...) le diría que fuera muy respetuoso con la policía, muchos de ellos son buenos, pero algunos pueden ser malos”, dijo a CBS News en verano el exalcalde de Nueva York y asesor de Donald Trump Rudy Giuliani. “También le diría que tuviera mucho cuidado con esos chicos del barrio, no te mezcles con ellos, porque, hijo, hay un 99% de posibilidades de que ellos te maten, no la policía”.
El 52% de los asesinatos cometidos en EEUU en 2011 fueron perpetrados por negros, de acuerdo con el Departamento de Justicia. Asimismo, el 50% de las víctimas de asesinato en el país en 2013 eran afroamericanos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Dentro del colectivo, la mayoría de las víctimas eran hombres.
Un análisis llevado a cabo por la iniciativa Mapping Police Violence -vinculada al grupo activista Black Lives Matter- sugiere, sin embargo, que no existe relación entre las muertes a manos de la policía y la tasa de criminalidad de las ciudades estadounidenses.
Por ejemplo, apunta que en Newark (Nueva Jersey), donde el 52% de la población es negra y hay una tasa de 40 homicidios por 100.000 habitantes, ningún afroamericano perdió la vida a manos de la policía en 2013. Mientras, en Saint Louis (Misuri), con un número de habitantes y una tasa de homicidio similares y donde la mitad de la población es negra, 16 ciudadanos afroamericanos fallecieron tras toparse con las fuerzas del orden ese mismo año.
¿Cuántos policías fallecen en servicio?
Salvando un pico en 2011 (72) y una caída en 2013 (23), el número de agentes muertos como resultado de un acto delictivo se ha mantenido en torno a 50 en la última década, según el FBI. En 2014 la cifra fue de 51 y el año pasado diez menos, según datos preliminares de la agencia federal. En lo que va de este año han perecido 41 en incidentes con arma de fuego, según el National Law Enforcement Officers Memorial Fund, una ONG dedicada a documentar las muertes de policías, pero todavía no existen cifras oficiales para 2016.
En julio, la organización sin ánimo de lucro publicó un informe donde comparaba la cifra de policías muertos en servicio a mitad de año -esta cifra incluye también muertes por ataques cardíacos o incidentes de tráfico- remontándose varias décadas atrás. El documento mostraba que las muertes en la primera mitad del año habían caído desde 140 al inicio de los años 70 hasta 67 en 2016. Sin embargo, subrayaba que el número de muertes derivadas por incidentes con armas de fuego había crecido un 78% respecto al año pasado, de 18 a 32 en el mismo periodo.
Por su parte, la BBC argumenta que el número de efectivos de la policía en EEUU ha aumentado de forma exponencial en las últimas décadas, por lo que, en contexto, la mortalidad entre agentes ha “descendido dramáticamente”. La Foundation for Economic Education también sostiene que los asesinatos de policías son ahora menos frecuentes.
Con todo, ataques contra las fuerzas del orden como el ocurrido recientemente en Dallas o la mayor presión y vigilancia que experimentan los agentes en los últimos años por los conflictos con la comunidad negra han llevado a la aparición de campañas como Police Lives Matter (Las vidas de policías importan) o la organización Blue Lives Matter (Las vidas azules importan), dedicada a “celebrar la aportación” de las fuerzas del orden “a las comunidades que protegen”.
¿Qué proponen los candidatos presidenciales?
Para lidiar con la tensión en el país, el republicano Donald Trump ha propuesto que los agentes paren activamente a los viandantes para registrarlos siguiendo el ejemplo de la ciudad de Nueva York, una práctica que se conoce como stop-and-frisk. “La violencia contra nuestros ciudadanos, nuestras fuerzas del orden, tiene que acabar”, dijo este jueves en un mitin, según recoge Reuters.
Hillary Clinton, que goza del apoyo del electorado afroamericano, ha defendido de la necesidad de acabar con el “racismo sistémico” y propone implantar normas estrictas para regular el proceder de los agentes.
Use of Force Project estudió las diferentes reglas de los departamentos de policía de 91 de las 100 urbes más grandes de EEUU para controlar el uso de la fuerza y llegó a la conclusión de que aquellos departamentos que tenían las normas más explícitas generaban un menor número de muertes.
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