Seis días quedan para las elecciones de Venezuela. La esperanza de gran parte de la población está en que en esta oportunidad, después de tantas otras fallidas, los comicios se puedan desarrollar con normalidad. Edmundo González Urrutia, candidato unitario de la oposición, lleva meses recorriendo las calles del país en compañía de María Corina Machado, la líder política mejor valorada en el país sudamericano. Por su parte, el actual presidente, Nicolás Maduro, ha intensificado su puesta en escena a medida que las encuestas de opinión le fueron vaticinando una derrota aplastante.
El temor de Maduro no sólo se hizo ver en sus distintas apariciones a terreno y en sus redes sociales, sino también en algunas declaraciones que encendieron las alarmas. Una de ellas, la expresada en uno de sus más recientes mitines, en el Estado de Bolívar. "El destino de Venezuela, en el siglo XXI, depende de nuestra victoria el 28 de julio. Si no quieren que caigamos en una baño de sangre, en una guerra civil fratricida, producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo". La amenaza está puesta en la mesa.
Opuesta es la estrategia opositora, que a diferencia de los 'baños de sangre', ha centrado su discurso en un mensaje de unidad nacional. Para dirigentes como Edmundo y Machado, más allá de lo que ocurra con Maduro y sus socios cercanos después de la elección, lo esencial es asegurarle a la ciudadanía una transición pacífica a la democracia. Para eso, son varios los escenarios que se barajan.
Gobierno de unidad nacional
Con o sin la presencia del actual mandatario, algo que es de consenso en la interna del comando de Edmundo, es que ante una victoria es imperativo establecer un 'gobierno de unidad nacional'. Se trataría de actuar con realismo, garantizando que la transición se ejecute sin contratiempos hacia una democracia de pleno funcionamiento. Con vistas a ese objetivo, se han ido trabajando distintos lineamientos, que incluyen la incorporación de dirigentes de las más variadas fuerzas políticas en la nación.
Sobre lo que no hay certezas, es si es que personas cercanas a Maduro, que lo hayan apoyado activamente o participen de su administración, serán parte de esa ruta. En entrevista con EL ESPAÑOL, Iván Duque, expresidente de Colombia, manifestó su rechazo a esa idea. "La resistencia democrática mal haría que las personas que han destruido al pueblo de Venezuela ahora sean los arquitectos de la reconstrucción".
El eventual gobierno de unidad arrancaría de la base de un documento, promovido por Machado, titulado "Venezuela, tierra de gracia". El documento era la guía de su candidatura, la cual fue inhabilitada ilegalmente por el régimen después de que haya vencido en las primarias de oposición con más del 90% de los votos. A ese listado de propuestas se añade un segundo informe, elaborado por Edmundo, denominado "Lineamientos de Políticas Públicas para un Programa de Gobierno de Unidad Nacional".
El principal motivo de sumar a todos los sectores en la gobernanza del país, es evitar que después de la elección del 28 de julio el país entre en un escenario de conflicto, que haga imposible seguir hacia adelante de modo pacífico. En palabras de los líderes opositores a la dictadura, es una manera de ofrecerle certidumbre a una población que lleva décadas observando cómo la violencia y la confrontación hacen estragos.
Acuerdos de amnistía
Lo dijo el opositor Leopoldo López, antes preso por sus posiciones políticas y ahora exiliado en Madrid, en una entrevista con EL ESPAÑOL. "Nuestra prioridad es salir de Maduro, no el destino de Maduro". En ese sentido, más allá de un gobierno que incluya a todos, se evalúa también la opción de otorgar una amnistía al actual presidente en caso de derrotarlo en las próximas elecciones. Sería una forma de "justicia transicional", defienden desde la oposición. Un recurso que se ha ocupado anteriormente en varios países que han debido enfrentar procesos de este tipo.
La medida, en caso de ejecutarse, podría recibir un rechazo generalizado de parte importante de la ciudadanía. Venezuela es víctima de una cadena sistemática de violaciones a los Derechos Humanos desde hace varios años. Una amnistía, piensan varios, podría significar una especie de "cheque en blanco", una forma de evadir a la justicia, lo que dejaría abierta una herida social profunda con serias consecuencias.
El candidato opositor, Edmundo González Urrutia, ya ha respondido ante eso. Lo hizo en una conversación con CNN "En todas las transiciones y crisis políticas, existen acuerdos de amnistía y justicia transicional. Todos los países que han pasado por situaciones como la nuestra lo han terminado otorgando, por lo que no descarto que podamos tomar una medida similar".
El desafío estaría, dicen desde la misma oposición, a que una eventual amnistía no conduzca a una impunidad para todos aquellos dirigentes que incurrieron en actos de corrupción, narcotráfico, persecución a la disidencia u otros delitos de similar gravedad.
A la amnistía se suma la posibilidad del exilio, una herramienta que el mismo Maduro ha utilizado en contra de algunos de los líderes que se han manifestado en contra de él y de sus políticas. Para muchos, el actual mandatario habría anticipado su derrota y ya estaría en conversaciones con Estados Unidos para negociar una salida del país. ¿A cuál territorio iría? Poco se sabe, pero se asume que sería a uno afín a sus ideas y que esté dispuesto a recibirlo, pese a la estela de dudas que deja en su sombra.
El poder a toda costa
Más allá de la esperanza opositora, la incertidumbre es inmensa. El régimen lleva tiempo en el poder y pocos creen que vaya a abandonarlo sin resistencias. Al "baño de sangre" que anunció si es derrotado el próximo domingo, el jefe de Estado ha insistido en que su postulación es la única capaz de asegurar la paz en el país.
“Cuanto más contundente sea la victoria, más garantías de paz vamos a tener. Cuanto más contundente sean los votos, más garantías de futuro le vamos a garantizar a estas niñas, a estos niños”, dijo hace unos días, al mismo tiempo en que anticipaba "resultados irreversibles" en favor de su candidatura. Según los análisis, las palabras del presidente no son más que una forma de infundir temor en una ciudadanía que aún teme en ir a hacer uso de su derecho a voto ante posibles represalias.
El bloqueo de parte de EEUU, la participación de observadores internacionales de vasta trayectoria y la presión de socios a Maduro en la región, como Petro y Lula da Silva, hacen difícil que el gobierno consiga robarse las elecciones y aferrarse al poder a toda costa. Sin embargo, y atendiendo los antecedentes, no deja de ser posible que así suceda. Una lucha fratricida, una 'guerra civil' en palabras del propio mandatario, es también una alternativa entre las muchas que existen a seis días del día histórico.