Cuba se queda sin comida: la "necesidad urgente" de pan y leche obliga a pedir ayuda a la ONU por 1ª vez

Un comunicado del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU afirma haber recibido la petición de apoyo de Cuba "para continuar la entrega mensual de un kilogramo de leche destinada a niñas y niños menores de siete años en todo el país". El medio de comunicación estatal CubaDebate ha corroborado la noticia, y el Ministerio de Industria Alimentaria (Minal) ha achacado la decisión a problemas "específicos" en los "envíos planificados" de países amigos como Rusia, cuya producción y exportación de trigo se ha visto limitada por las sanciones internacionales a la invasión a Ucrania.

El plan del PMA ya está en marcha, y según el organismo en febrero se han distribuido en Cuba "144 toneladas métricas de leche en polvo descremada" gracias a dos países donantes —uno europeo y otro americano—. Cubadebate ha adelantado que La Habana ha "contratado" 500 toneladas más para los próximos meses de Brasil, 245 de Canadá y 600 de "distintos proveedores". El medio no aclaró si estas últimas forman parte de la ayuda solicitada al PMA. Además, se han comprado 500 toneladas a Estados Unidos por adelantado y con efectivo, en virtud de una excepción al embargo que permite la venta de productos agrícolas.

Una clienta compra en una panadería de La Habana con todos sus mostradores vacíos. Miguel Flores

El programa ha reconocido una "necesidad urgente" y ha subrayado "la importancia de esta solicitud", especialmente en el contexto de "profunda crisis económica que enfrenta Cuba", algo que a su juicio está impactando "significativamente en la seguridad alimentaria y nutricional de la población". Hasta ahora, tanto menores de siete años como personas con dietas especiales tenían garantizada una cantidad mensual de leche en polvo a través de la cartilla de racionamiento a un precio simbólico: 21 céntimos de dólar por kilo. En los últimos meses, la disponibilidad estatal ha caído. Algunas provincias han recortado la población prioritaria, otras han reducido las dosis, y alguna ha empezado a distribuir bebidas vitaminadas en sustitución.

En cuanto al pan, el Gobierno ha anunciado que escaseará en marzo y no garantiza su suministro a través de la libreta de abastecimiento. Otros productos esenciales de la cartilla, como el arroz, el café o el aceite, han estado experimentando faltas y retrasos de forma habitual durante los últimos meses. La única alternativa a la cartilla son los negocios particulares, las 10.600 pymes que existen desde que Cuba permitió el nacimiento de un modesto sector privado en 2021.

Varias personas hacen fila para compar pan en La Habana, el pasado mes de febrero. Efe

La mayoría de estos negocios particulares se dedica al comercio minorista de alimentos, en su mayoría importados. Pero, a diferencia de las largas colas en los establecimientos estatales, las tiendas privadas suelen estar vacías: sus precios son inaccesibles para la inmensa mayoría de los cubanos. En un reportaje para Efe, un vigilante de seguridad de 61 años cuenta al periodista Juan Carlos Espinosa que su sueldo mensual es de 3.000 pesos. Eso son 10 dólares en el mercado informal. Una persona con un sueldo tal tendría que invertir el 7% de su salario (200 pesos) para comprar una bolsa de seis bollos de pan, o un tercio de su paga (1.000 pesos) para apenas medio kilo de leche en polvo.

Gasolina y cortes eléctricos

La crisis económica comporta un riesgo alimentario para la población cubana, pero también trabas energéticas. El sistema del país insular necesita inversión y modernización urgente, y los fallos son cada vez más frecuentes. Desde finales de enero, los apagones han afectado a entre un 20% y un 30% del territorio cubano. El Gobierno de Díaz-Canel ha intentado abordar la crisis energética con políticas monetarias inflacionarias que han generado polémica, como el aumento en un 428% del precio del combustible a partir del 1 de marzo.

Cola para repostar en una gasolinera de La Habana el 28 de febrero, antes de la subida de precio del combustible. Reuters

Otras medidas recientes incluyen cortes eléctricos o el aumento de un 25% en las tarifas de electricidad para los sectores de mayor consumo. El Gobierno ha anunciado para el corto plazo otros planes de actuación: la devaluación del peso cubano, el incremento en los precios del transporte público y el fin de la libreta de subsidios universales para sustituirla por un sistema de ayudas a personas vulnerables. La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, ha reconocido recientemente a medios locales que la situación económica, como la energética, "condiciona que haya que establecer prioridades dentro de las prioridades".

Según informa France 24, el Gobierno y sus partidarios argumentan que el aumento de los precios, aunque tendrá un efecto inflacionario, ayudará a Cuba a "sanear las cuentas estatales para poder adquirir más reservas de petróleo en el extranjero", y así "reforzar las reservas gubernamentales".

¿De dónde viene la crisis?

Aunque Díaz-Canel ha reconocido errores en su política económica y monetaria, el Gobierno de Cuba identifica el embargo de EEUU como el mayor causante de los problemas en el país. El bloqueo que Washington lleva más de sesenta años imponiendo ya no tiene grandes apoyos, y ha quedado obsoleto a ojos de la comunidad internacional. En 2023, 187 de los 193 miembros de la Asamblea General de la ONU votaron a favor de condenar el embargo estadounidense, con la abstención de Ucrania y el voto en contra de EEUU e Israel. Cuba también culpa a las secuelas de la pandemia del virus COVID-19 y al endurecimiento de las sanciones contra la isla aplicadas bajo el mandato del expresidente estadounidense Donald Trump de alimentar la crisis económica y mermar su poder adquisitivo en los mercados mundiales.