El narco gobierna Ecuador desde prisión: un motín intercarcelario secuestra a 57 agentes en todo el país
Las bandas criminales del país han desafiado al sistema penitenciario esta semana con cuatro coches bomba, un incendio y un motín a escala nacional.
2 septiembre, 2023 03:23Los ataques ya no se ciñen a las cárceles. La noche del miércoles, dos coches bomba estallaron contra la sede de las instituciones penitenciarias de Ecuador, un país que en pocos meses se ha puesto a la altura de sus mayores competidores regionales en tasas de criminalidad. Al día siguiente, detonaron reyertas en prisiones de todo el país, y un correccional de menores de Quito prendió fuego. Y este viernes, otros dos coches bomba en la provincia de El Oro, limítrofe con Perú.
El Estado ve los asaltos de esta semana como una declaración de guerra. No es para menos: los ataques han dejado de rehenes a 57 policías y carceleros y se han extendido a los centros de El Turi, Azuay y Cotopaxi. Aunque en esta ocasión todos los rehenes han sido finalmente liberados, con estos secuestros los cabecillas de diversas bandas criminales advierten desde sus celdas al Gobierno interino de Guillermo Lasso: "Dejad de entrar en nuestras cárceles".
En las últimas semanas, los penales del país han sido objetos de operativos y traslados de reos a cárceles de máxima seguridad en el marco de un plan para combatir al narco y su dominio de las penitenciarías. El detonante de esta oleada fue una intervención en la cárcel de Latacunga (Cotopaxi) por parte de 2.200 policías y militares el 30 de agosto.
La requisa, que consfiscó 49 armas blancas y dos chalecos antibala, ha avivado un fuego que será difícil de apagar. La movilización a escala nacional insinúa que el problema del crimen en Ecuador ya no se constriñe a Guayaquil, y esto es algo que ha sorprendido a los propios ciudadanos: "Aquí en Quito ver un coche bomba era imposible, no se había escuchado más que en la costa", reaccionaba un vecino de la capital tras la explosión de los coches bomba, en unas declaraciones recogidas por Primicias.
Las autoridades han condenado los ataques como "actos terroristas", y han ordenado prisión preventiva para los seis detenidos por la explosión del primer coche bomba y los cuatro del segundo. Pero este problema no tiene sólo diez culpables: es un asunto de fondo que habrá que erradicar con una reestructuración del sistema penitenciario de Ecuador.
[Un coche bomba causa varias explosiones en una zona comercial del centro de Quito: seis detenidos]
Hasta que no ocurra una renovación tal, las bandas seguirán respondiendo con imágenes como las de estos días a cualquier intento del Gobierno de recuperar el control de las cárceles. Para un cambio, probablemente haya que esperar a que un nuevo presidente asuma la presidencia en noviembre.
El clima electoral ya pone el foco sobre la seguridad: la campaña se vio abruptamente interrumpida tras el asesinato del candidato Fernando Villavicencio. En la segunda vuelta de las presidenciales, los ecuatorianos decidirán entre la correísta Luisa González y el empresario Daniel Noboa.
Los Lobos "no tienen miedo"
Las cárceles ecuatorianas siguen gobernadas por bandas criminales organizadas. En los tejados del centro penitenciario de El Turi, cientos de reos se reunieron la tarde del jueves para dejar claras su identidad y su premisa: "No tenemos miedo, somos Los Lobos", coreaban y escribían en carteles que ondeaban.
Los Lobos son conocidos ya como la segunda banda más grande de Ecuador, por detrás de Los Choneros, de quienes se escindieron y con quienes mantienen una gran rivalidad. Ahora, Los Lobos controlan nueve provincias del país, entre ellas El Loro, Los Ríos y Cotopaxi. La organización gana terreno en Pichincha, la región de Quito, donde sus hombres son capitaneados por Fabricio Colón Pico.
Pese a todo, la capital sigue lejos de la provincia de Guayas, donde operan una larga lista de clanes y bandas: los Fatales, los Latin Kings, los Águilas, los Tiguerones, los Mafia Duende, los MF Tiburones, los Lagartos y los Chone Killer. La capital de la región, Guayaquil, es precisamente el epicentro del reciente aumento de la criminalidad en Ecuador. Allí, los asesinatos han subido un 65% en los primeros meses de 2023 respecto al mismo período el año pasado. La razón: en la reciente integración de Ecuador en las grandes rutas del narcotráfico, este puerto marítimo —uno de los principales del Pacífico sudamericano— es el principal blanco de los cárteles.