Desde que Salvador Ramos entró en la escuela primaria Robb en Uvalde (Texas) hasta que fue abatido por la policía pasaron 77 minutos. Más de una hora en la que el joven, armado con un rifle militar AR-15, acabó con la vida de 19 niños y dos maestras. Durante todo ese tiempo la policía estuvo dentro del centro, pero actuó tarde y mal.
Así lo señala un informe de la Cámara de Representantes de Texas publicado este domingo y que concluye que aquel 24 de mayo todo salió mal. "Hubo fallos sistémicos y enormes errores en la toma de decisiones", recoge el documento. Una investigación estatal que trata de esclarecer lo sucedido en uno de los más mortíferos tiroteos escolares en la historia de Estados Unidos.
A lo largo de 77 páginas, los autores del texto describen la caótica respuesta de los más de 400 policías (de agencias locales, estatales y federales) que acudieron a la llamada de emergencia.
La actuación queda también recogida en las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del pasillo y filtradas por el Austin American-Statesman. Un vídeo sobre esos fatídicos 77 minutos que las fuerzas del orden tardaron en acabar con el atacante, atrincherado en una sala.
Policía que huye
La grabación comienza fuera de la escuela, cuando Ramos choca su automóvil contra lo que parece una pared. Desciende de él y dispara a dos transeúntes, que logran huir.
Son las 11:33 de la mañana cuando el atacante entra en el campus. Lo hace por la puerta oeste, abierta a pesar de que va en contra de los protocolos de seguridad del colegio. "Ninguna de las tres puertas exteriores estaba asegurada, lo que permitió al atacante entrar con facilidad y matar a las víctimas antes de que cualquier oficial llegase", detalla el informe.
[De Columbine a Uvalde: la larga lista de tiroteos en escuelas de EEUU]
Luego se escucha una llamada al 911 de una mujer, que dice: "No puedo verlo. ¡Los niños corren! Oh, Dios mío". Mientras, el agresor recorre sin prisa el pasillo. Un niño se acerca, dobla la esquina y al ver al joven armado sale corriendo. Es entonces cuando el pistolero entra en dos aulas -la 111 y la 112- y comienza a disparar.
Durante dos minutos y medio disparará hasta 100 balas, matando a la mayoría de las víctimas. Unos segundos después, a las 11:36, aparecen tres policías armados en el pasillo y corren en dirección a los disparos. Cuatro uniformados más entran y se quedan en segunda línea.
Han pasado sólo tres minutos desde que comenzó el tiroteo. Sin embargo, las actuaciones de los agentes comienzan a ser cuestionables. Uno de los que esperan al final del pasillo saca el móvil del bolsillo y lee un mensaje. De repente, vuelve a escucharse una ráfaga (hasta 16 descargas en cinco minutos) y los que se habían acercado a la zona del agresor reculan por el pasillo y se esconden en las esquinas.
"Las autoridades fallaron a la hora de aplicar sus entrenamientos para responder a la amenaza de un tirador y fallaron priorizando su seguridad sobre las vidas de víctimas inocentes", señala el informe estatal. Un entrenamiento que, de acuerdo con el texto, "todos los oficiales, independientemente de su especialidad, están obligados a tener desde la tragedia de Columbine en 1999".
Un policía se limpia las manos con gel y otro mira su móvil mientras el atacante está encerrado en el aula
Durante más de una hora siguen llegando policías, que hacen de todo menos entrar en la sala y rescatar a los niños. Uno se pone gel desinfectante en las manos, otro consulta su teléfono móvil y otro lee unos documentos.
Llegan a la escena cuatro oficiales vestidos de camuflaje que se agazapan detrás de dos escudos balísticos (no resistentes a armas como la que porta el atacante, según el texto) y apuntan con los rifles hacia el pasillo. Tampoco se mueven de su posición.
Son las 12:50 cuando llegan los agentes especializados de la Patrulla Fronteriza (conocidos como BORTAC), se acercan al aula y abren la puerta de la sala con una llave maestra que previamente les ha dado el conserje. Disparan 27 veces, acabando con la vida del autor de la masacre.
[Quién está detrás del lobby de las armas en EEUU, cuánto dinero gana y por qué es tan poderoso]
Falta de liderazgo
En el informe del comité de Texas se señala a todas las fuerzas de seguridad de haber cometido errores. Sobre todo, en lo que a coordinación y comunicación se refiere. Al parecer, algunos oficiales reconocieron no saber quién estaba al mando, mientras que otros creían que se trataba del jefe de policía del distrito escolar de Uvalde, Pete Arredondo, uno de los primeros en llegar al lugar de los hechos y uno de los primeros en renunciar a su cargo tras la matanza.
Sin embargo, según ha señalado Arredondo en numerosas ocasiones, él no consideraba que debía liderar la operación. Además, de acuerdo con el documento, este pasó mucho tiempo tratando de obtener la llave para abrir las clases, aunque nadie se aseguró de que estuvieran realmente cerradas.
Este vacío de liderazgo favoreció que se esperase más de una hora para abatir al tirador. Hubo, no obstante, otro error fatal.
Tras los primeros disparos, Arredondo indicó que no se trataba de enfrentar a un tirador activo, sino a un tirador atrincherado. "Lo teníamos arrinconado... Con policías a ambos lados. Sabíamos que había otros niños en otras aulas. Pensé que éramos una barrera y que debíamos sacar a los niños", se justificó durante sus declaraciones ante el comité de investigación.
Con todo, las autoridades deberían haber actuado con urgencia. ¿Pero hubiese cambiado algo si la respuesta policial hubiese sido diferente? De acuerdo con informe, no se hubiese podido salvar a la mayoría de las víctimas, aunque la intervención hubiese sido impecable. En parte, porque casi todas fallecieron automáticamente durante los primeros dos minutos y medio del ataque, cuando las autoridades aún no habían llegado al lugar.
Ahora bien, sí podrían haberse salvado aquellas que murieron de camino al hospital. "Podrían haber sobrevivido si no hubieran tenido que esperar a ser rescatadas", concluye el texto.