Diversidad sexual, escaños indígenas y democracia paritaria: Chile, dividido por la nueva Constitución
El borrador marca el "fin de la transición", pasando del rol subsidiario a uno de bienestar social parecido al europeo.
7 julio, 2022 02:51Chile cerró el pasado lunes un nuevo capítulo de su reciente historia al presentar ante el presidente del país, Gabriel Boric, el borrador de la propuesta de una nueva Constitución para la nación, que ahora se prepara para el próximo hito: la aprobación o el rechazo de la misma en el plebiscito de septiembre.
"Hay algo en lo que todos y todas tenemos que estar orgullosos: que en el momento de la crisis más profunda política, institucional y social que ha vivido nuestra patria en décadas, los chilenos y chilenas optamos por más democracia y no por menos", indicó Boric. "Hoy es un día que quedará en los anales de la patria", apostilló.
El proceso constituyente es remarcado por algunos expertos como el "fin de la transición" desde el retorno de la democracia y da un giro al carácter del Estado chileno, pasando del rol subsidiario a uno de bienestar social parecido al europeo.
En una emotiva ceremonia en el antiguo edificio del Congreso Nacional, en la capital chilena, el órgano constituyente entregó uno de los ejemplares al presidente del país, Gabriel Boric, y se disolvió tras un año de intenso trabajo.
El mandatario fue uno de los políticos que más avivó e impulsó el proceso de aprobación de una nueva Constitución mientras era diputado en 2019. En dicho año, el país vivía una oleada de protestas contra la desigualdad en la nación, motivo que terminó articulando la apertura de un proceso constituyente para paliar con el descontento generalizado de la población chilena.
Las manifestaciones fueron las más gaves desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pues hubo en torno a 30 fallecidos y miles de heridos. Tras la grave situación que atravesaba el país, se dio forma a la Convención Constitucional: el órgano encargado de promover y de dar forma al escrito que esta semana se ha presentado de forma oficial al presidente.
La Convención está formada por miembros de distintas formaciones políticas del país, además de contar, por primera vez, con representación de los pueblos originarios e indígenas chilenos y de paridad entre hombres y mujeres.
El texto declara a Chile un Estado Plurinacional y consta de 178 páginas, 388 artículos y 54 normas transitorias. Además, apuesta por la creación de un sistema universal de salud, por fortalecer la educación pública, proteger el medioambiente, mejores pensiones y acceso a la vivienda y al agua.
Los chilenos tendrán dos meses para estudiar el texto y decidir el 4 de septiembre si están satisfechos con él o si prefieren mantener la actual Constitución.
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Pese a que la opción de aprobar el nuevo texto en el referéndum de voto obligatorio fue durante meses la mayoritaria, actualmente los sondeos en el país denotan que no hay una tendencia clara, e incluso una mayor preferencia por rechazarlo.
De aprobarse, la propuesta sustituirá a la actual Ley Fundamental, heredada de la dictadura y considerada por muchos como el origen de las desigualdades del país por su corte neoliberal y por favorecer la privatización de servicios básicos.
Poder indígena y "democracia paritaria"
El proceso de reforma constitucional resulta novedoso por el hecho de que se han reservado 17 escaños para los representantes de los pueblos originarios de Chile reconocidos. Se trata de los pueblos Aymara (2), Mapuche (7), Rapa Nui (1), Quechua (1), Lickanantay o Atacameño (1), Diaguita (1), Colla (1), Chango (1), Kawesqar (1) y Yagán o Yámana (1).
El artículo 5 del texto presentado alega que "Chile reconoce la coexistencia de diversos pueblos y naciones en el marco de la unidad del Estado", añadiendo que "es deber del Estado respetar, promover, proteger y garantizar el ejercicio de la libre determinación, los derechos colectivos e individuales [...] incorporando su representación política en órganos de elección popular a nivel comunal, regional y nacional, así como en la estructura del Estado, sus órganos e instituciones".
Otro de los grandes cambios constitucionales por los que aboga Chile es la lucha por la igualdad y paridad de género, además de la libertad sexual para el colectivo LGTBI+. Así, en su artículo 6, se especifica que "el Estado promueve una sociedad donde mujeres, hombres, diversidades y disidencias sexuales y de género participen en condiciones de igualdad".
Todo lo anterior convierte a la nación en una "Democracia Paritaria", un cambio con respecto a la "República Democrática" que plantea que las mujeres ocupen, al menos, el 50% de todos los órganos de Estado. La ley fundamental también reconoce el ejercicio libre, autónomo y no discriminatorio de los derechos sexuales y reproductivos, y plantea que el Estado debe asegurar las condiciones para un embarazo, parto, y maternidad voluntarios y protegidos, y para una interrupción voluntaria del embarazo.
Con el nuevo proyecto constitucional, Chile defiende un estado laico -"ninguna religión ni creencia es la oficial, sin perjuicio de su reconocimiento y libre ejercicio (Art. 9)-.
Otra de las grandes novedades del borrador es la incorporación del agua como "un bien común que el Estado debe preservar", convirtiéndola en "inapropiable": un cambio con el que se trata de frenar su comercialización y de resolver otros problemas como la mala gestión y sobreexplotación de los recursos hídricos, que "están secando el país".
"Esta propuesta constitucional que hoy entregamos está llamada a convertirse en la base del país más justo con el que todas y todos soñamos", afirmó la presidenta del órgano constituyente, María Elisa Quinteros.
La derecha chilena, que consiguió menos de dos tercios en la convención constituyente, votará en contra de la propuesta al encontrarla "radical", "socialista" e "indigenista", mientras que la izquierda oficialista se inclina por darle luz verde.
Tras la ceremonia de este lunes, un grupo de convencionales de derecha publicaron una carta en la que reafirman su intención de votar en contra del texto cuando empiece la campaña el próximo 6 de julio y denuncian que este fue escrito por "una izquierda atrincherada en su ideología radical".
No en vano, Isidro Solís, ministro de Justicia del primer Gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) y miembro fundador del Partido Radical (formación creada en 1863 ligada a la clase media), declaraba recientemente en una entrevista con El País que "la propuesta de Constitución es extraordinariamente mala y dañina para la democracia en Chile".
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Superar a Pinochet
Hace 20 años, el 4 de julio de 2002, el dictador chileno Pinochet dejó su cargo como senador vitalicio en el Congreso Nacional tras cuatro años de ejercicio, puesto que ocupó sin votación popular y en el que gozó de fueros y beneficios políticos mientras se le acusaba de crímenes contra la humanidad.
Pinochet llegó al poder tras un cruento golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, inaugurando 17 años de dictadura que dejaron un saldo de decenas de miles de torturados y más de un millar de ejecutados políticos y detenidos desaparecidos.
Paralelo al despliegue represivo más grande que ha conocido el país sudamericano, concentrado en la oposición de izquierdas, Pinochet instauró además un modelo económico ultraliberal de la mano de los "Chicago Boys", un grupo de estudiantes conservadores que se formó al alero del economista estadounidense Milton Friedman e impulsó la privatización de servicios básicos como la educación, la salud, las pensiones y el agua.
En 1980 se aprobó, sin registros electorales, una Constitución que le nombró presidente del país hasta el 5 octubre de 1988, fecha en la que tuvo que hacer frente a un plebiscito en el que el pueblo de Chile decidió que no continuara en el poder.
Aún así, permaneció a la cabeza del Ejército de Chile hasta 1998, año en que pasó a ocupar un escaño vitalicio en el Senado y del que fue desaforado en el 2000 por múltiples acusaciones por crímenes de lesa humanidad.
En 2002, presentó su renuncia tras su sobreseimiento en el caso "Caravana de la Muerte" en la Corte Suprema, evitando enfrenta un nuevo proceso de inhabilitación ante el Tribunal Constitucional.
Los 11 textos constitucionales
El borrador de Constitución presentado el lunes ante Gabriel Boric supondría el úndecimo texto constitucional de Chile desde su independencia en 1811, un largo camino que ha desembocado en tres Constituciones (1833, 1925 y 1980) y que ha transitado desde el liberalismo de la primera a los derechos sociales que pretende hacer florecer la última propuesta.
Los siete primeros se redactaron entre 1911 y 1833, fueron textos escritos durante el convulso proceso de independencia de la corona española como ensayos en busca de un ordenamiento de la futura República, y en la mayoría de los casos fueron desechados tras comprobar que eran "inaplicables".
El de 1833 es, hasta la fecha, el texto constitucional de vigencia más prolongada en la historia de Chile. Fue obra de una "Gran Convención" y se basó en los trabajos del jurista Mariano Egaña y se inspiró en las ideas liberales del político Diego Portales, uno de los considerados "padres" de la patria chilena.