Como viene sucediendo con mayor o menor intensidad desde el pasado 18 de octubre, este viernes Chile vivió una nueva jornada de protestas contra la desigualdad que dejó 63 detenidos y la imagen del histórico monumento al general Manuel Baquedano, veterano de la Guerra del Pacífico y latifundista, en llamas.
El Cuerpo de Carabineros, la policía militarizada chilena, hizo este sábado balance de las protestas que se produjeron este viernes en el centro de la capital en contra del Gobierno de Sebastián Piñera, que reunieron a más de 600 personas y acabaron en disturbios.
Pese al habitual cerco de policías apostado en la zona para proteger la emblemática Plaza Italia, punto neurálgico de las protestas desde el inicio del llamado estallido social en octubre de 2019, un numeroso grupo logró tomar el sitio entre lienzos, banderas y batucadas.
Los intentos policiales por disuadir a la multitud, con el uso de carros lanza aguas y tanquetas lanza gases además de personal a pie, derivaron en fuertes enfrentamientos callejeros, que se extendieron hasta el poniente de la capital, a poca distancia del Palacio de La Moneda.
En medio de los disturbios, un grupo de manifestantes incendió el monumento instalado en el centro de la renombrada como Plaza de la Dignidad, estatua dedicada a la figura militar chilena del siglo XIX. Un carro lanza aguas de Carabineros apagó el fuego mientras el tráfico permanecía interrumpido por la acción de barricadas incendiarias en calles aledañas.
Después de la quema del monumento al general Manuel Baquedano, el Ejército de Chile emitió un comunicado condenando los hechos, catalogando de "cobardes desadaptados" a los "antichilenos" que "cometieron un acto indignante y repudiable".
Ola de protestas
Las movilizaciones no han cesado desde que el 18 de octubre de 2019 comenzara una ola de protestas contra la desigualdad y para reclamar reformas socioeconómicas que dejó una treintena de muertos y miles de heridos, además de acusaciones hacia las fuerzas de seguridad de violaciones de los derechos humanos.
El epicentro de este fenómeno fue la Plaza Baquedano, uno de los principales nudos urbanos de la capital y lugar habitual en el que se congregan los santiaguinos para manifestarse o celebrar triunfos deportivos, entre otras cosas.
Con el fin de descomprimir las movilizaciones callejeras, los partidos políticos acordaron la celebración de un plebiscito sobre una nueva Constitución, que tuvo lugar el pasado 25 de octubre y en el que casi un 80% de la población aprobó cambiar la Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
Sin embargo, todos los viernes cientos de personas se reúnen en el centro para golpear cacerolas o gritar consignas contra el Gobierno, la desigualdad y por la liberación de los detenidos. La manifestación de esta jornada, la primera tras el fin de las vacaciones del verano austral, fue la más multitudinaria de las últimas semanas.