El ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, conocido por llevar a prisión a Luiz Inácio Lula da Silva como juez, renunció este viernes después de que el presidente Jair Bolsonaro destituyó al director de la Policía Federal.
La renuncia fue anunciada por el propio Moro, quien sugirió que existen "interferencias políticas" en la lucha contra la corrupción, en las que enmarcó la decisión tomada este viernes por Bolsonaro de destituir de la dirección de la Policía Federal a Mauricio Valeixo, un hombre de la plena confianza del ministro.
Moro, quien gracias a dirigir el proceso contra el expresidente Lula se convirtió en una suerte de "paladín" de la justicia, condujo la operación Lava Jato y la mayor parte de la derecha lo recibió como una garantía de lucha contra la corrupción cuando Bolsonaro llegó al poder y lo nombró ministro.
"Comienzo a empaquetar"
"Voy a comenzar a empaquetar mis cosas y a preparar mi carta de renuncia", dijo Moro a los periodistas, tras hacer un repaso de su actuación como ministro y subrayar que Bolsonaro había asumido con él un "compromiso" de que "no habría interferencias políticas" en los organismos de combate a la corrupción.
Según Moro, su decisión fue tomada después de que Bolsonaro destituyó "sin ninguna razón técnica" al director de la Policía Federal, que depende del Ministerio de Justicia y para la que el exjuez había exigido una plena autonomía al aceptar el cargo.
"El presidente me prometió carta blanca para nombrar a todos mis asesores y a los responsables de los organismos del ministerio y lo dijo públicamente", pero "lamentablemente no ha cumplido", declaró.
Según Moro, en el caso de la destitución del director de la Policía Federal hubo "una presión política, que no es apropiada", por lo que "no tenía cómo aceptar esa sustitución".
Incluso comentó que, la víspera, le dijo personalmente a Bolsonaro que la destitución de Valeixo sería una "interferencia política" en la Policía Federal, frente a lo cual el mandatario respondió que "sí, es así".
También aclaró que el decreto mediante el cual fue exonerado el director de la Policía Federal, publicado con su rúbrica, no fue en realidad firmado por él, lo que según especialistas en derecho pudiera constituir un grave delito por parte del Gobierno.
"Supe de la exoneración a través del Diario Oficial y no firmé ese decreto", garantizó.
"Presiones políticas"
Según Moro, las "presiones políticas" en torno a esta decisión que forzó su salida del Gobierno pasan por investigaciones que están en curso, sobre las que no reveló detalles, pero que según diversas fuentes pueden salpicar a dos de los hijos del mandatario, el senador Flavio y el concejal de Río de Janeiro Carlos.
Moro también hizo un repaso de su actuación durante el año y cuatro meses que estuvo al frente del Ministerio de Justicia y destacó en particular la reducción en un 19% de los índices de homicidios el año pasado.
Sin embargo, lamentó que en la lucha contra la corrupción "no se avanzó tanto cuanto se habría podido", aunque matizó que "algo se he hecho".
Moro sale del Gobierno con una gestión que es aprobada por cerca del 60% de los brasileños, muy superior al 30 % que apoya al propio Bolsonaro, quien puede sufrir un desgaste mucho mayor con la salida del popular exmagistrado.
La semana pasada, Bolsonaro ya había dado un paso en contra de la opinión pública al destituir al ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, también muy popular por su defensa de las cuarentenas para frenar al coronavirus, pese a las críticas del gobernante.