Puerto Rico respiró aliviada cuando Irma, la tormenta más poderosa jamás registrada en el Atlántico Norte, pasaba de largo, y aunque notaron sus efectos, ahora no han tenido tanta suerte. El huracán María ha entrado de pleno por sureste de la isla caribeña y su poder devastador ha arrancado ventanas de cuajo, desgarrado tejados como simples láminas de papel, desbordado ríos enteros y hasta donde los lavabos han expulsado bocanadas de aire.
A pesar de la intensidad del huracán María ha bajado a categoría cuatro, las autoridades advierten que sus vientos de 230 km/h pueden aumentar su poder destructivo "dramáticamente" en cualquier momento. Por eso, piden a todos los ciudadanos que no salgan de los refugios que han sido habilitados.
La virulencia de este tifón ha sido tan impetuosa que en el momento inmediato que ha hecho contacto con el territorio de la isla de los "boricuas", los radares del Servicio Nacional de Meteorología de Puerto Rico (SNM) dejó de funcionar. El director del SMN, Roberto García, ha explicado que esto "no es normal. Lo que pasa es que esto no es cualquier huracán", según EFE.
El huracán María es el ciclón más fuerte que ha hecho tierra en territorio estadounidense en los últimos 90 años. De hecho, prácticamente la totalidad del puertorriqueño se ha quedado sin luz, en donde de momento no hay que lamentar víctimas mortales. Sin embargo, en la isla francesa de Guadalupe no han tenido tanta fortuna: allí han fallecido dos personas.
En el ojo de la tormenta
Los medios locales han advertido este miércoles que el ojo del huracán sobrevolará la isla a lo largo del día el este de Puerto Rico. Esto provocará que los vientos amainen considerablemente su energía, aunque han advertido que la población no salga durante la calma porque "los vientos peligrosos volverán rápidamente cuando el ojo se aleje".
"Irma no era nada comparado con esto", ha dicho Juan Pablo Alvarez, un jubilado de 61 años en San Juan a Reuters. "Esto va a hacer mucho daño". De hecho, actualmente no se descarta que el María alcance los Estados Unidos continentales.
También preocupa el vertiginoso aumento del cauce de los ríos, que se han desbordado, debido a las intensas lluvias y el aumento del nivel del mar. Las autoridades temen que estas crecidas desmesuradas puedan acabar causando inundaciones y deslizamientos de tierra que podrían ser mortales.
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