El pasado lunes, en la zona hotelera de Puerto Vallarta, estado mexicano de Jalisco, se celebraba una fiesta familiar. El lugar era el restaurante La Leche, un espacio que presume de “reinterpretar la tradición culinaria de forma irreverente, aprovechando al máximo los productos locales”. La velada había llegado ya a la madrugada cuando siete hombres armados irrumpieron en el local y se llevaron a punta de fusil a seis de los 16 comensales. Desde el principio la Fiscalía apuntó a que el secuestro estaba relacionado con el crimen organizado y finalmente, tras dar diversas versiones del número de víctimas y agresores, lanzó una teoría definitiva.
"Jesús Alfredo Guzmán Salazar, de 29 años de edad, es hijo de Joaquín Guzmán Loera; así se ha acreditado con lo que se localizó en los vehículos y con lo que se confrontó con las diversas agencias de seguridad y dictámenes periciales", explicó en rueda de prensa Eduardo Almaguer, fiscal general de Jalisco. En la misma conferencia aseguró que los secuestradores eran del cártel Jalisco Nueva Generación, uno de los más violentos y en disputa con el de Sinaloa, liderado por el Chapo Guzmán.
Apodado el Alfredillo, es parte de una extensa familia que el celebre narcotraficante ha juntado a lo largo de los años, formada por al menos tres matrimonios y 10 descendientes. El secuestrado es uno de los cuatro hijos que tuvo con Alejandrina María Salazar, primera mujer del capo, y hermano de Iván Archivaldo Guzmán, conocido como el Chapito y que, dicen, asumió el control de la organización tras la última detención de su padre. Junto con Alfredo e Iván, otro hijo de el Chapo, Ovidio Guzmán López, que tuvo con su segunda mujer, también sigue la tradición familiar.
De acuerdo a fuentes de la familia citadas por el semanario Proceso, Iván Archivaldo también estuvo en la fiesta, pero abandonó el restaurante unos minutos antes del secuestro. Por la contra, según el periódico el Universal, citando extraoficialmente a la Fiscalía, está entre los secuestrados. Al teléfono, la oficina de prensa de la entidad asegura desconocer “si estas informaciones publicadas en prensa son reales o infundadas”.
Nacido, según la DEA, el 17 de mayo de 1986, Jesús Alfredo nunca ha sido detenido en México, aunque las autoridades lo consideran “uno de los principales dirigentes” del cártel. En EEUU lo buscan por traficar con “enormes cantidades de metanfetamina, cocaína, heroína y marihuana”.
De acuerdo a la oficina del Tesoro, tanto él como su madre son “dos operativos clave del cartel de Sinaloa”, siendo el primero acusado de varios cargos por tráfico de drogas y la segunda de suministrar material de apoyo a las actividades de el Chapo. En la narración del famoso encuentro de Sean Penn y Kate del Castillo con el capo, Jesús Alfredo es uno de los personajes, siendo, de hecho, el autor de la fotografía en la que el actor da la mano al narco.
“No es hasta que subimos a uno de los dos aviones que me doy cuenta que nuestro piloto es Alfredo Guzmán, el hijo de el Chapo,”, escribe el actor en la revista Rolling Stone, “es guapo, delgado y muy bien vestido, con un reloj de pulsera que debe valer más que el dinero almacenado en los bancos centrales de la mayoría de los países”.
Durante el vuelo, Penn le pregunta que como puede estar seguro de que no los siguen ni están siendo vigilados. “Este dispositivo bloquea el radar de tierra”, le explica, mientras Penn lo describe como una persona que no pestañea demasiado. También asegura que tienen un infiltrado que les avisa cuando los militares han desplegado su avión de vigilancia. Otra muestra de su poder ocurre tras el aterrizaje, mientras van por la selva y se encuentran con un control militar. Alfredo sólo tiene que bajar la ventanilla y dejar que le reconozcan para que los soldados permitan el paso.
Pertenece, como sus hermanos y los hijos de otros jefes de cárteles, a lo que la prensa ha denominado narco juniors. A diferencia de sus padres, que en su inmensa mayoría tienen unos orígenes humildes, ellos han crecido en ambientes opulentos, acostumbrados a la riqueza y los lujos caros. En las cuentas de Twitter que se les atribuyen, aparecían, antes de que las cerrasen, fajos de billetes, armas cortas y largas, mujeres ligeras de ropa, coches deportivos...
Con este, ya son tres ataques a la familia del Chapo desde su detención. El pasado junio, un comando de los Beltrán Leyva asaltó La Tuna, su pueblo natal, y registró la casa de su madre, Consuelo Loera, y a finales de julio murieron baleados dos sobrinos de su actual esposa, Enma Coronel, en Ciudad Obregón, Sonora.
Según los expertos en narcotráfico, estos hechos provocaron una escalada de violencia. En una entrevista en la CNN con el profesor de Seguridad Nacional en la Universidad de las Américas Puebla, Gerardo Rodríguez, Puerto Vallarta es uno de los lugares de vacaciones para los cárteles. El experto advierte de que el cartel Jalisco Nueva Generación es el que más ha crecido durante los años de gobierno de Peña Nieto.
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