Casi 18 millones de marroquíes están llamados mañana a votar en las elecciones generales, regionales y locales, en las que se espera un posible retroceso del partido islamista Justicia y Desarrollo (PJD), que ha presidido el Gobierno en la última década.
Los colegios electorales abrirán sus puertas a las 8:00 horas (7:00 GMT) y las cerrarán a las 19:00 horas (18:00 GMT). Ya entrada la noche, el Ministerio del Interior anunciará los resultados provisionales sin que haya pistas sobre los posibles ganadores, ya que en Marruecos los sondeos están prohibidos.
En las elecciones legislativas, los votantes elegirán a los diputados que ocuparán los 395 escaños de la Cámara de Representantes (cámara baja del Parlamento).
En las regionales, 9.892 candidatos competirán por los 678 escaños en los consejos de las doce regiones del país, una media de 15 candidatos por cada escaño, y en las municipales los votantes marroquíes elegirán entre 157.569 candidatos a más de 31.000 concejales en el país.
En Marruecos es obligatorio inscribirse en un censo para poder votar. Un total de 17.509.127 personas están registradas de los alrededor de 25,2 millones de marroquíes mayores de 18 años, lo que supone el 69,5 % de la población mayor de edad.
El proceso electoral, que aúna por primera vez las tres elecciones, se celebra bajo unas duras medidas sanitarias debido a la covid-19 y la mayor parte de la campaña electoral, que ha durado diez días, se ha desarrollado de forma virtual.
Alrededor de 4.500 observadores de ONG marroquíes y extranjeras están acreditados ante el organismo estatal Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para supervisar los comicios.
En su programa electoral, los islamistas del PJD, liderados por el presidente del gobierno saliente Saadedín el Otmani, defienden los "logros" conseguidos durante sus dos gobiernos anteriores, se comprometen a avanzar en la gestión eficaz de la Administración, la diversificación de la economía, la mejora de la economía social y digital y a reforzar la competitividad de la economía marroquí.
El gran favorito para ganar los comicios, a pesar de haber quedado en cuarto lugar en las últimas elecciones de 2016, es el Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI), que aúna a notables, empresarios y altos cargos del Estado.
En su programa, precisa que la crisis sanitaria "ha destapado los defectos de nuestro modelo económico y social, sobre todo el tamaño de la economía sumergida y la ausencia de sistemas de seguridad social".
Para responder a estos desafíos, el RNI, dirigido por Aziz Ajanuch, el hombre más rico de Marruecos y ministro de Agricultura desde 2007, anuncia cinco promesas que incluyen la generalización de la protección social, la mejora del sistema sanitario y educativo, la creación de empleo y la reforma de la administración pública.
Según analistas consultados por Efe, el PJD puede encontrar dificultades para ganar los comicios por su desgaste durante los diez años de Gobierno y su aceptación de decisiones incompatibles con la ideología de sus bases, como la reanudación a finales del 2020 de la relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel.
La tasa de participación es uno de los retos de estas elecciones debido, además del coronavirus, al desinterés y la desconfianza de los jóvenes en los partidos y la acción política. En las últimas elecciones de 2016, la participación fue del 43 %, dos puntos menos que las anteriores.
90 escaños para mujeres
La última reforma electoral incrementó el número de escaños reservados a las mujeres, que serán 90 en lugar de los 60 actuales, de un total de 395. Esta cuota supone un 22,7 % del total de asientos en el Parlamento marroquí.
El porcentaje de cuotas femeninas aumenta a un tercio de los asientos en el caso de los comicios regionales y locales, pero las feministas marroquíes lo consideran insuficiente y aspiran a la paridad prometida en la Constitución.
Pese a que sus voces no tienen mucho eco mediático, hay llamamientos de boicot de estas elecciones manifestados por el movimiento islamista Justicia y Caridad y por la extrema izquierda Vía Democrática, que lanzaron campañas y hashtags en las redes sociales llamando a no votar. Protestan contra el sistema en Marruecos, en el que el rey concentra una alta tasa de poder y los partidos tienen, denuncian, un radio de acción limitado.
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