El Premio Nobel de la Paz 2024 ha sido otorgado a la organización japonesa Nihon Hidankyo, con el propósito de "honrar a todos los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki quienes, a pesar del sufrimiento físico y los recuerdos dolorosos, han elegido usar su costosa experiencia para cultivar la esperanza y el compromiso por la paz".
"Algún día, los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki ya no estarán entre nosotros como testigos de la historia", dicta el comunicado del Nobel, "pero con una fuerte cultura de la memoria y un compromiso constante, las nuevas generaciones en Japón están transmitiendo la experiencia y el mensaje de los testigos. Están inspirando y educando a personas de todo el mundo. De esta manera, están ayudando a mantener el tabú nuclear, una condición previa para un futuro pacífico para la humanidad
El Comité Noruego del Nobel ha realizado su elección dentro de una lista con 285 candidatos (196 personas y 89 organizaciones), reconociendo el esfuerzo por la búsqueda del bien común este año. Entre ellos destacan Antonio Guterres, secretario general de la ONU, el papa Francisco, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) o la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA).
En los tiempos que corren, en plena tensión en Oriente Próximo, este Premio Nobel quiere recordar la importancia de no volver a cometer los errores del pasado. Por eso ha querido agradecer que "en casi 80 años no se ha vuelto a utilizar de nuevo un arma nuclear en una guerra".
"En respuesta a los ataques con bombas atómicas de agosto de 1945, surgió un movimiento mundial cuyos miembros han trabajado incansablemente para crear conciencia sobre las catastróficas consecuencias humanitarias del uso de armas nucleares", dicta, "poco a poco, se desarrolló una poderosa norma internacional que estigmatiza el uso de armas nucleares como moralmente inaceptable. Esta norma se conoce como 'el tabú nuclear'.
Esta condecoración no se produce por casualidad. En 2025 se cumplen 80 años de que Estados Unidos lanzara dos bombas que acabaron a unos 120.000 japoneses, sin contar con una cifra aproximada que murió los meses y años posteriores a causa de las quemaduras y de la radiación.
En nombre de Alfred Nobel han recordado que las actuales armas nucleares tienen un poder destructivo mucho mayor, pudiendo matar a millones de personas, teniendo además un impacto catastrófico en el clima. "Una guerra nuclear podría destruir nuestra civilización", recuerdan.