Leopoldo López (Caracas, 1971) llega puntual a su cita con EL ESPAÑOL. Se muestra amable y cercano mientras realizamos las fotografías previas a la entrevista por las calles de la capital. Posa seguro de sí mismo y mira fijamente a cámara. Una vez terminada la sesión, camina sonriente hacia su despacho de Madrid y nos invita a pasar donde desarrolla su proyecto World Liberty Fórum.
El 28 de julio está marcado en rojo en el calendario de los venezolanos como una de las citas más importantes. Ese día se celebrarán las elecciones presidenciales y todo hace pensar que se va a producir un gran cambio en el país. “A Maduro le va a caer un tsunami de votos encima que lo va a aplastar. Un tsunami de esperanza, de futuro, de fe, de alegría, de entusiasmo que viene acompañado de la fuerza de un pueblo que está en la calle, que decidió no tener miedo”, explica el opositor venezolano.
Aunque no se puede hablar de elecciones libres, Leopoldo López ve cada vez más cerca la democratización de su país ya que según él son muchos los venezolanos que quieren un cambio. Además, el reto se presenta a partir del 29 de julio cuando se inicie el proceso de transición. “¿Cómo se va a saldar este periodo de profundas violaciones de los derechos humanos? Eso habrá que discutirlo y creo que la prioridad será encontrar el debido equilibrio entre que no haya impunidad y que haya convivencia” afirma esperanzado.
Después de sus años de condena entre rejas, de salir de Venezuela y vivir en el exilio, Leopoldo López sueña con el regreso a su país y se emociona al imaginar una Venezuela libre “que pueda recorrer los pueblos con mis hijos y encontrarme con mi gran familia. Estoy emocionado por regresar. Lo que quiero es un país donde cada uno pueda ser dueño de sus sueños”, concluye.