Joe Biden, presidente de Estados Unidos, señaló en el campus de la Universidad de Belfast los "beneficios" del proceso de paz para "toda Irlanda del Norte". Lo hizo este miércoles, 12 de abril, en conmemoración de los llamados Acuerdos del Viernes Santo, firmados en 1998, hace un cuarto de siglo. Entonces, las dos comunidades enfrentadas en el Úlster firmaron la paz. Y la violencia, que había terminado con unas 3.500 vidas a lo largo de varias décadas, fue atenuándose.
Aunque no desapareció. Continuaron, puntualmente, los atentados. O los asesinatos particulares. El clima todavía ha seguido enrarerizo, a pesar de que las dos comunidades de la región, los lealistas y los republicanos (que defienden la pertenencia al Reino Unido o a la República de Irlanda, respectivamente) cesaron paulatinamente sus ataques.
En los últimos años, de hecho, se vivía una atmósfera de paz, solo rota por los disparos a un oficial de policía el pasado mes de febrero en la localidad de Armagh, y por las protestas durante estas jornadas de celebración. Bajo esos parámetros llegó Biden. Unos días antes se había descubierto una trama para causar disturbios en su visita. Y la ciudad se blindó debido a la visita del presidente de Estados Unidos.
El mandatario demócrata, de profundas raíces irlandesas, alabó los Acuerdos (primero denominados "de Belfast" y luego rebautizados como "del Viernes Santo") y destacó la "gran transformación política, social y económica" que ha atravesado la región desde la firma el 10 de abril de 1998 de aquel pacto, cuando personas "valientes" dijeron "basta" a casi 30 años de un conflicto que ahora se rememora entre una enorme crisis política por la falta de Gobierno y la solución tras el Brexit.
Biden citó al senador estadounidense George Mitchell, clave en el marco del papel mediador desempeñado por la Administración presidida entonces por Bill Clinton para sentar en la mesa de negociación a las dos comunidades tradicionalmente enfrentadas en el Úlster, la unionista probritánica y la nacionalista proirlandesa, algo impensable hasta entonces
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Mitchell, un político demócrata muy próximo a él mismo, según apuntó Biden, le habló de las dificultades para acercar las posiciones hasta aquel día del Viernes Santo de 1998, tras "700 días de fracaso y uno de éxito".
A pesar de las dificultades, de la parálisis que mantiene desde hace más de un año suspendido el Gobierno autónomo de poder compartido por las diferencias de los partidos sobre el Brexit, el presidente insistió en que Irlanda del Norte es ahora un "lugar mejor".
"Se ve por todos los lados", subrayó Biden desde una sala del nuevo campus de la Universidad del Úlster, con una reluciente fachada de cristal que no se hubiese construido hace un cuarto de siglo por temor, recordó, a los atentados terroristas.
Su discurso, pronunciado prácticamente de memoria, tuvo un importante componente económico, en el que destacó las oportunidades de inversión que se han abierto en la región con el proceso de paz, un punto acentuado con la presencia en la sala de su enviado especial a Irlanda del Norte, Joe Kennedy III (nieto de Robert Kennedy).
Biden aseguró que los jóvenes norirlandeses ya no tienen que emigrar en busca de trabajo pues las "oportunidades económicas no han hecho más que empezar" y este grupo está "en la vanguardia" del progreso.
El presidente también abordó la situación política en la región, con un mensaje cuidadosamente preparado para no herir las sensibilidades de los unionistas protestantes, que lo ven como un líder más próximo a Dublín que a Londres, tanto por su visión geopolítica (rechazó el Brexit) como por sus orígenes irlandeses.
Antes de esta intervención, Biden se reunió brevemente con los representantes de los cinco partidos principales de Irlanda del Norte, a los que instó a resolver sus diferencias. El Partido Democrático Unionista (DUP), segunda formación, se niega a entrar en un Ejecutivo liderado por el nacionalista Sinn Féin, primera fuerza, por su rechazo a los arreglos comerciales pos-Brexit para la provincia, pactados por Londres y Bruselas en el Acuerdo Marco de Windsor, una parálisis que dura ya más de un año.
Biden afirmó que la región prosperará cuando vuelva a tener un Ejecutivo autónomo de poder compartido que "represente a la ciudadanía", que "rinda cuentas" y "encuentre vías para afrontar los duros problemas que afronta" la región. "Espero que la Asamblea y el Gobierno se restauren pronto. Esa es una decisión que debéis tomar vosotros, no yo. Irlanda del Norte no volverá al pasado, gracias a Dios", concluyó Biden.