La semana pasada, el presidente chino Xi Jinping se reunió con Vladímir Putin en Moscú en una visita que se alargó tres días. En principio, Xi iba a presentar a su homólogo ruso un plan de paz constituido por 12 puntos. Sin embargo, Xi regresó a China sin que prácticamente hubiesen debatido este asunto. Consciente de ello, Volodímir Zelenski ha tendido la mano al líder chino y le ha invitado a visitar Ucrania.
"Estamos dispuestos a verle aquí. Quiero hablar con él. Tuve contacto con él antes de la guerra a gran escala pero, durante todo este año, más de un año, no lo he vuelto a tener. Creo que la visita no fue buena para Rusia", dijo Zelenski el martes en una entrevista con la Associated Press.
Días después del encuentro con Xi, Putin anunció que desplegaría armas nucleares tácticas en Bielorrusia, país vecino de Rusia que acerca el arsenal nuclear del Kremlin al territorio de la OTAN. Los aliados occidentales, y principalmente Estados Unidos, han interpretado estos hechos con preocupación, signo de un posible estrechamiento en las relaciones entre China y Rusia que podría verse traducido en apoyo a los intereses de Putin en la guerra.
China, económicamente alineada y políticamente favorable a Rusia durante muchas décadas, ha proporcionado a Putin cobertura diplomática al mantener una posición oficial de neutralidad en la guerra. Si, además de eso, Xi proporcionase a Moscú armas y municiones con las que reponer su agotado arsenal, la defensa ucraniana tendría mal pronóstico.
La propuesta de China incluye un llamado a la desescalada y eventual alto el fuego en Ucrania. Aliados occidentales han rechazado la propuesta porque China se ha negado a condenar a Rusia por su invasión de Ucrania. Estados Unidos alega que un alto el fuego ahora aseguraría las ganancias territoriales de Rusia y le daría a su ejército más tiempo para reagruparse.
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Mientras tanto, el presidente Pedro Sánchez visitará este jueves Pekín tras una invitación de Xi en una cumbre con la que el Gobierno pretende que España tenga un papel destacado en las negociaciones de paz coincidiendo con la Presidencia europea, lo que relanzaría la imagen de Sánchez como "eficaz político internacional".
Zelenski contra Trump
Falta un año y medio para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, pero a Zelenski ya le empieza a preocupar lo que pueda pasar. Como dando por hecho que en noviembre de 2024 la guerra con Rusia no habrá terminado, el presidente ucraniano ha confesado que le preocupa el impacto que pueda tener en el conflicto una posible victoria republicana.
"Estados Unidos realmente entiende que, si dejan de ayudarnos, no ganaremos", dijo Zelenski. El presidente ha hablado con Julie Pace, vicepresidenta sénior y editora ejecutiva de la agencia de noticias estadounidense, a bordo de un tren que lo llevaba a ciudades próximas a los lugares donde han tenido lugar las más cruentas batallas de la guerra.
Ninguno de los dos candidatos, Donald Trump, el favorito, o Ron DeSantis, gobernador de California, se ha mostrado especialmente proclive a ayudar a Ucrania. El primero restó complejidad a la guerra y dijo que, si fuera presidente, resolvería el asunto en "menos de 24 horas". El segundo, por su parte, ha declarado que esta guerra no es vital para los intereses patrios y que no le gustaría "ver tropas estadounidenses allí".
En el vídeo de la AP se puede ver a Zelenski beber repetidos sorbos de té sin que le temblase la mano, y aseverar sobre Estados Unidos sin que le menguase la lengua. Es consciente de que, sin el apoyo militar que ha brindado la Administración Biden desde febrero de 2022, en ese tren se hablaría ahora ruso.
Zelenski no mencionó directamente ni a Trump ni a DeSantis, ni tampoco se posicionó claramente a favor del Partido Demócrata. Se limitó a lanzar el mensaje de que los republicanos no han demostrado tener el mismo interés en ayudar a combatir a Rusia que los demócratas.
Zelenski ha conectado esta preocupación con una advertencia a Occidente: si Ucrania no gana la batalla de Bakhmut, que se prolonga encarnizadamente y con un desgaste considerable para ambos bandos desde hace meses, Rusia podría empezar a obtener apoyo internacional para exigir el cumplimiento de sus "inaceptables condiciones" de paz.
"Si Bakhmut cayera en manos rusas, el presidente Putin vendería esta victoria a Occidente, a su sociedad, a China, a Irán. Si siente algo de sangre, si huele que somos débiles, empujará, empujará, empujará", avisó Zelenski. Una victoria o derrota, por tanto, que sería más importante en términos políticos que en estrategia territorial.
Pronosticó que la presión que supondría una derrota en Bakhmut llegaría rápidamente, tanto de la comunidad internacional como dentro de su propio país. "Nuestra sociedad se sentirá cansada. Nuestra sociedad me empujará a llegar a un compromiso con ellos". Hasta ahora, Zelenski ha recibido mucho más apoyo que presión, ejemplificada en el reguero de visitas de líderes mundiales que han ido a verlo a Kiev.
La resistencia de Ucrania durante todo este año de guerra, y especialmente en la ciudad sitiada de Bakhmut, donde ha repelido los incesantes ataques de las fuerzas de élite del Ejército ruso y los mercenarios Wagner, ha impresionado y conmovido a la comunidad internacional. Además, el hecho de haber logrado mantener a las fuerzas invasoras lejos de la capital Kiev proyecta al mundo una imagen de fuerza.
Ahora, Ucrania se prepara para la contraofensiva primaveral, a través de la cual espera recuperar algunos territorios y ganar la batalla de Bakhmut. Sin embargo, sin la abundante ayuda económica y en suministro de armas de los aliados occidentales, nada de esto podría ser posible.
Zelenski acabó la entrevista con un mensaje de agradecimiento a todos los aliados y llamó a la unidad: "Estoy muy agradecido. Estoy agradecido a todo el mundo -a cada uno de los socios, a nuestra gente, gracias a Dios, a todo el mundo- por haber encontrado este camino en este momento crítico para la nación. Encontrar este camino fue lo que salvó a nuestra nación, y salvamos nuestra tierra. Estamos juntos".