Irán no ha dado un solo paso atrás desde el asesinato de Mahsa Amini, más allá de medidas puramente cosméticas como la supresión de la Policía de la Moral. Es más, su sistema de justicia está trabajando a toda prisa para mostrar a quienes sigan saliendo a las calles a protestar lo que puede ocurrirles. Ya van dos ejecutados, el último este lunes y en público. Se trata de un deportista y defensor de los Derechos Humanos, Majid Reza Rahnavard, de 23 años.
El pasado jueves, las autoridades informaron de la primera ejecución de un preso. Se trataba de Mohsen Shekari, también de 23 años y condenado a muerte acusado de haber herido a un agente y "creado terror" en Teherán en las marchas por Amini. Majid Reza Rahnavard ha sido igualmente sentenciado sin una investigación rigurosa y dando por buena la palabra de la policía el régimen, que le detuvo por su "guerra contra dios" al supuestamente haber acuchillado a dos agentes.
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El joven fue arrestado el 19 de noviembre, acusado el 24 y enjuiciado el 29, cuando fue condenado a muerte. Según el poder judicial iraní, habría confesado sus crímenes. Este lunes, 12 de diciembre, ha sido ahorcado en público en la ciudad santa de Mashad (noreste). Otros nueve presos han sido ya condenados a muerte por su participación en las protestas y al menos otros 28 podrían serlo en próximos días.
La condena internacional no se ha hecho esperar, pero Irán no recula. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, considera que las ejecuciones "claramente tienen el propósito de crear temor para el resto de manifestantes". La Unión Europa prevé dar luz verde este lunes a nuevas sanciones contra mandos iraníes.
Marchas en silencio y con velas
La contestación al régimen tampoco se detiene en las calles, aunque se va apagando. Este sábado se celebraron marchas en silencio y con velas en numerosas ciudades en condena al primer ahorcamiento.
The Guardian informó la pasada semana de que la policía iraní está disparando a la cara, al pecho y a los genitales a las mujeres que protestan en las calles y ha podido contrastar que no se trata de episodios aislados, sino de una acción coordinada y en muy distintos puntos. Los sanitarios con los que habló el citado medio explican que los hombres a los que atienden llegados de las protestas presentan heridas en las piernas o la espalda.
En las imágenes facilitadas por estos profesionales se ven cuerpos dañados por perdigones en ocasiones alojados en la carne. Muchos quedarán con secuelas, en especial aquellos que han recibido un disparo a quemarropa en los ojos, en su mayoría mujeres. Entre los pacientes también hay niños.
Las revueltas comenzaron por el asesinato de Amini, kurda de 22 años, detenida por la Policía de la Moral por no llevar bien colocado el velo y golpeada hasta la muerte por los agentes. En los casi tres meses de protestas han muerto más de 400 personas y al menos hay 15.000 detenidos, según la ONG Iran Human Rights, con sede en Oslo.