La Policía de Indonesia corrige a la baja la cifra de muertos tras una batalla campal en partido de fútbol. El nuevo dato cifra en al menos 125 personas, incluidos dos policías, los fallecidos. A estos hay que sumar hasta 323 heridos, después de que el brote de violencia, ocurrido cuando los hinchas saltaron al campo porque su equipo había perdido en la isla indonesia de Java, haya provocado una de las mayores tragedias que se recuerdan en un recinto deportivo. Horas antes, las autoridades aseguraron que las víctimas mortales llegaban a 175.
La Policía, que usó gases lacrimógenos, indicó que los disturbios ocurrieron la noche del sábado en el estadio Kanjuruhan, en la provincia de Java Oriental, en un partido en el que el equipo Arema fue derrotado 2-3 por el Persebaya Surabaya.
Según explicó en una rueda de prensa el jefe de policía de Java Oriental, Nico Afinta, 24 personas perdieron la vida en el interior del estadio, mientras que las demás fallecieron en el hospital.
Al menos 323 personas resultaron heridas en los hechos y se encuentran bajo tratamiento médico en diferentes hospitales de la región.
Afinta indicó que la mayor parte de las muertes se produjo a raíz de la estampida de los aficionados, quienes intentaban huir de la pelea generalizada, cuando decenas de ellos se asfixiaron.
"Era un espacio lleno de gente, que provocó dificultad para respirar, falta de oxígeno, que el equipo médico y el equipo conjunto intentaron facilitar en el estadio", señaló el comisario.
La espiral de violencia empezó cuando cerca de 3.000 hinchas del equipo perdedor irrumpieron en la cancha y empezaron a atacar a los jugadores, lo que desató un duro enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, que utilizaron gases lacrimógenos en un intento de frenar los ataques.
En las imágenes y vídeos difundidos en las redes sociales se ve cómo una rabiosa multitud invade el campo, mientras que los equipos y los árbitros rápidamente intentan huir del césped para evitar la furia de la hinchada.
Tras el "consternador" incidente, la Liga de fútbol de Indonesia suspendió todos los partidos durante una semana, en tanto que la Asociación de Fútbol (PSSI) del país anunció la apertura de una investigación para averiguar los hechos.
"PSSI lamenta las acciones de los aficionados del Arema en el estadio Kanjuruhan. Lo lamentamos y nos disculpamos con las familias de las víctimas y con todos por el incidente. PSSI formó inmediatamente un equipo de investigación", señaló en un comunicado el presidente de la entidad, Mochamad Iriawan, quien añadió que el suceso “está manchando la imagen del fútbol indonesio”.