La iraní Mahsa Amini, de 22 años, fue detenida la semana pasada por la policía de la moral en Teherán por "vestimenta inadecuada". En la camioneta que la dirigía a la comisaría "para recibir orientación y educación", según testigos oculares, fue golpeada hasta el coma. Tres días más tarde murió. Y la noticia empezó a circular por las redes sociales y mujeres valientes comenzaron a salir a la calle y desafiar esos códigos de vestimenta y conducta del régimen. En el cuarto día de movilizaciones, las protestas se han extendido a más ciudades, dejando imágenes históricas.
Irán no es capaz de contener las manifestaciones, en las que han muerto seis personas. De hecho, la represión no solo no las está frenando sino que está sacando a más personas a las calles, que plantan cara a los antidisturbios. El gobierno también se muesta inoperante, con la promesa del presidente del país, Ebrahim Raisi, de investigar hasta el final la muerte de Amini, o con la destitución fulminante del jefe de la policía de la moral. El líder supremo, Ali Jameneí, ha enviado emisarios para ayudar a la familia de la fallecida.
Vídeos compartidos por periodistas y activistas muestran duros choques en numerosas provincias. En otros, hay demostraciones de apoyo a Amini tan icónicas como las de mujeres que se cortan el pelo mientras a su alrededor compañeras corean "¡muerte al dictador!" Otras tiran sus velos a hogueras en lo que empieza a convertirse en símbolo de este movimiento. Los manifestantes gritan "¡justicia, libertad y no al hiyab obligatorio!" o "¡mujeres, vida, libertad!"
Las autoridades se desentienden de los fallecidos en las últimas horas y señalan a los "enemigos del sistema". Aseguran que estas personas han sido asesinadas a tiros "con armas que no utilizan los miembros de seguridad". El gobernador de Teherán, Mohsen Mansouri, habla de "enemigos extranjeros" no solo como autores de las muertes sino también como principales agitadores, y que de hecho hay tres detenidos de otra nacionalidad por su activa participación en los disturbios.
Sanam Vakil, del grupo de expertos Chatham House, valora para la agencia Reuters que no se trata de un "desafío" para el régimen porque Irán "tiene el monopolio de la fuerza y una estrategia de seguridad bien perfeccionada que ya está implementando", por lo que anticipa que logrará contener esta crisis.
El ejecutivo, ultraconservador, ha aumentado la presión sobre las mujeres para que cumplan estrictamente con las normas de conducta y vestimenta. El velo es obligatorio dede 1979. Sin él, declaró el ayatolá Ruholá Jomeiní, "están desnudas".