La imagen repele a la vez que prende la mirada: un hombre, arrodillado delante del cuerpo inerte de su hijo, le coge la mano. El niño tenía 13 años y acaba de morir, muerto por un misil ruso, mientras esperaba un autobús cerca de una mezquita en la ciudad de Járkov. En una segunda imagen es una policía la que coge la mano del hombre que, con la cara totalmente desencajada, sigue sin soltarle la mano a su hijo, que yace en el suelo tapado con una manta roja.
Captadas por el fotógrafo Sergey Kozlov y distribuidas por varias agencias internacionales, las dos fotografías son la más reciente expresión del horror que se ha adueñado de Ucrania desde que, el 24 de febrero, Vladímir Putin decidió invadir el país.
Oleh Synehubov, el gobernador de la región de Járkov, informó además de la muerte de otras dos personas en ese ataque ruso a Járkov el miércoles: el adolescente, un hombre y una mujer, aunque no se sabe si los tres murieron en la parada de autobús. La mezquita cercana quedó gravemente dañada.
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Según el gobernador, también la hermana de 15 años del adolescente de la foto resultó herida. "Desgraciadamente, como resultado de un bombardeo por parte de las fuerzas de empleo, tres personas han muerto, un hombre, una mujer y un chico de trece años. La herida es una mujer de 72 años", indicó. "Este es otro terrible acto de terror de los rusos", escribió Synegubov en Telegram.
Synehubov advirtió de que la cifra de víctimas podría ser superior porque por el momento se desconoce el recuento final del Centro Regional de Emergencia y Asistencia Médica. Fuentes policiales revelaron a la agencia de noticias Ukrinform que el ataque se habría perpetrado con lanzacohetes Uragan.
Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, resistió un asalto ruso que llegó a sus afueras en los primeros dos meses de la invasión, pero ha sufrido bombardeos casi diarios durante el último mes después de un período de relativa calma.