Al menos 50 personas murieron, entre ellas cinco niños, y más de 100 resultaron heridas este viernes después de que dos misiles impactaran en la estación de trenes de Kramatorsk, una pequeña localidad del este de Ucrania, en la región del Donbás. Un nuevo episodio de las masacres que se están perpetrando contra la población civil ucraniana desde el inicio de la invasión rusa.
Las cifras de muertos podrían aumentar. Noventa y occho personas fueron trasladadas a hospitales, entre ellas 16 niños, 46 mujeres y 36 hombres. En la estación se encontraban casi 4.000 civiles, la mayoría mujeres y niños, que esperaban huir de la región después de que esta semana las autoridades locales instaran a los residentes a marcharse del este del país lo antes posible.
El Donbás se ha convertido en la gran prioridad del Kremlin tras su cambio de estrategia. Después de su repliegue en el norte de Ucrania, tras no lograr avances sustanciales alrededor de Kiev, se espera que Rusia reposicione a sus tropas para intensificar su ofensiva en el sur y este del país.
Tras el impacto de los misiles, las autoridades ucranianas atribuyeron el ataque a las fuerzas rusas, pero el régimen ruso negó estar implicado en esta nueva masacre civil. De hecho, acusó a Ucrania de estar detrás del ataque.
En las imágenes publicadas se puede ver a decenas de personas en el suelo junto a charcos de sangre, maletas, peluches y mochilas alrededor de la estación y cerca de las vías ferroviarias.
"Los rusos inhumanos no abandonan sus métodos. Al no tener la fuerza y el valor de enfrentarse a nosotros en el campo de batalla, exterminan cínicamente a la población civil", denunció el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, tras el desastre vivido en Kramatorsk, una pequeña ciudad que tenía unos 150.000 habitantes antes de la invasión.
El ataque en Kramatorsk puede tener cierto sentido estratégico para el Kremlin. El ejército ucraniano en la región tiene base militar en esta localidad, que es también clave en el Donbás junto a Járkov, que ya tiene controlada Rusia, y Sloviansk, para hacerse con toda la zona.
Según la empresa estatal de transporte ferroviario de Ucrania, fueron dos misiles los que cayeron sobre la estación. Uno de los supuestos misiles utilizados tenía escrito en un lateral "za detéi", que significa "por los niños".
El Ministerio ruso de Defensa negó las acusaciones de ucrania, y afirmó que sus "Fuerzas Armadas no tenían misiones en la ciudad de Kramatorsk y no estaban planificadas". El Kremlin también ha negado masacres como las de Bucha, el teatro que servía de refugio para civiles en Mariúpol o el bombardeo sobre el hospital materno infantil.
La Organización de las Naciones Unidas calificó de "completamente inaceptable" el ataque contra la estación. "Son violaciones graves de la ley internacional humanitaria y de la ley internacional de derechos humanos por las que los responsables deben rendir cuentas", denunció el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric. La ONU expulsó a Rusia este jueves del Consejo de Derechos Humanos por amplía mayoría tras las masacres de civiles en Ucrania.
Borrell y Von der Leyen en Ucrania
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, visitaron la región de Kiev este viernes. Estuvieron en Bucha, donde Von der Leyen dijo haber visto "la humanidad en pedazos".
"Hemos visto toda la frialdad del ejército de Putin. Hemos visto la imprudencia y el corazón frío que ellos han tenido al ocupar esta ciudad. Hemos visto a la humanidad en pedazos en Bucha. El mundo entero está de luto por lo ocurrido", lamentó la presidente de la Comisión Europea.
Ambos dirigentes europeos visitan una fosa común en el patio de una iglesia de la pequeña localidad donde había unos 14 cuerpos en bolsas de plástico que habían exhumado.
El alto representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, aprovechó su visita para anunciar desde Kiev que la Unión Europea va a asignar otros 500 millones de euros para ayuda militar a Ucrania.