El líder opositor ruso Alexéi Navalny ha sido condenado a otros nueve años de prisión por "estafa en gran cuantía", delito por el que la fiscalía pedía 13 años. Además, debe pagar una multa de 1,2 millones de rublos (algo más de 8.000 euros) por "desacato al tribunal".
Navalny ya cumple desde febrero de 2020 una pena de dos años y medio por otro caso de supuesto fraude que se remonta a 2014.
"Ha cometido una estafa, es decir la apropiación de bienes ajenos mediante engaño y abuso de confianza", ha pronunciado la jueza Margarita Kótova en la lectura del fallo, en una vista celebrada en la prisión donde cumple condena el dirigente.
Los investigadores rusos acusan al opositor, de 45 años, de haber desviado, junto con sus colaboradores, varios millones de rublos de donaciones entregadas a su organización de lucha contra la corrupción.
El Fondo de Lucha Contra la Corrupción (FBK, por sus siglas en ruso) de Navalny, que combate contra el enriquecimiento ilícito entre altos cargos rusos, fue ilegalizado en 2021 al considerar la justicia su actividad como "extremista".
"El más temido por Putin"
Considerado una de las voces más críticas contra el Kremlin, pasó varios meses en tratamiento en Alemania tras haber sobrevivido a un envenenamiento mediante un agente nervioso y del que responsabilizó al presidente Vladimir Putin. Una vez a salvo, decidió regresar a Rusia pese a conocer lo que eso significaba.
A su llegada a Moscú ocurrió lo esperado: detenido ya en el control de pasaportes. Tras despedirse de su mujer, desapareció y no se supo de él hasta que su abogado confirmó el paradero, una comisaría cercana al aeropuerto donde en una audiencia exprés fue condenado a 30 días de prisión provisional, solo el inicio de los largos años que le esperan encerrado.
Reconocido con el Premio Sájarov 2021, The Wall Street Journal lo define como "el hombre más temido por Vladimir Putin". Tanto es así que Putin no menciona ni su nombre.
En el plano político, Navalny es responsable de varias campañas por la transparencia en los grandes oligopolios del estado ruso, que le llevó precisamente a la creación de la FBK.
Además, forma parte del Consejo de Coordinación de la Oposición Rusa y es líder del Partido Progresista. En 2013, trató de presentarse a la alcaldía de Moscú y, en 2016, presentó su candidatura para las elecciones presidenciales de 2018. La Comisión Central Electoral impidió su participación.