La guerra en Ucrania ha condenado ya a un millón de personas a escapar de sus casas y de su país solo en la primera semana desde el inicio del conflicto, informa ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados. La Unión Europea prevé que esta cifra pueda multiplicarse hasta por siete. Ucrania supera -o superaba- los 44 millones de habitantes.
La crisis humanitaria derivada de la invasión rusa ya es la mayor desde las guerras de los Balcanes y lleva camino de serlo desde la Segunda Guerra Mundial. Y lo urgente es la acogida, la asistencia, un plan para dar un techo y una nueva oportunidad a estas personas. Por ahora, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía son los principales anfitriones, pero no bastan.
La Comisión Europea propuso este miércoles activar la Directiva de Protección Temporal para responder a esta emergencia. En la práctica, la norma concede a los ucranianos de manera inmediata el derecho a quedarse en territorio comunitario durante un año, ampliable hasta un máximo de tres. La directiva se aprobó en 2001 precisamente como respuesta a las guerras en los Balcanes.
A diferencia de otras crisis migratorias -la de Afganistán la más reciente tras la toma del poder por parte de los talibanes-, los ucranianos no necesitan visado para entrar en la UE y pueden moverse libremente durante 90 días, por lo que pueden dirigirse a los países con los que tengan una mayor conexión o contemplen un futuro mejor.
Por ahora, ninguno de los países receptores -Polonia en primer término- ha solicitado un reparto o ha pedido ayuda al verse desbordado. Muchos ucranianos están de paso hacia Italia, España o Portugal.
El Ejecutivo comunitario también ha querido facilitar con la aprobación de una serie de directrices la relajación de los controles fronterizos. Ocurre que buena parte de los huidos ha abandonado sus hogares precipitadamente y sin tiempo de coger sus documentos de identidad o pasaportes. Sus huellas dactilares son el salvoconducto.
Pero el éxodo no es tan sencillo, no en todos los casos, y hay quien trata de sacar partido de la situación. Como informó el enviado especial de EL ESPAÑOL, Fermín Torrano, aduaneros ucranianos extorsionan a los refugiados que huyen. Habló con afectados que daban fe de esto. Mavi Doñate, corresponsal de TVE en París, logró un testimonio que le habló de 5.000 dólares.
España, preparada
En España, la solidaridad brotó desde el primer día del conflicto en las comunidades autónomas y los ayuntamientos, dispuestos a recibir e integrar a ciudadanos ucranianos. El ministro competente, José Luis Escrivá -de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones- ha anunciado que el Gobierno trabaja en un "plan logístico de acogida" en el que participarán las distintas administraciones.
Escrivá ha dado prioridad a este plan para "estar todos coordinados y tener un mecanismo engrasado ante lo que pueda llegar", que dependerá, apunta, "de la propia evolución de la contienda".
Los ucranianos que reciba nuestro país, ha explicado el ministro, serán derivados "hacia distintas zonas geográficas en función de la disponibilidad" siempre teniendo en cuenta sus "necesidades y perfiles".
El consenso territorial también es tal entre los partidos políticos, en este segundo caso no sin controversia ya que no todas las fuerzas han mantenido el mismo discurso cuando los refugiados tenían otra procedencia o credo.
Este miércoles, en el debate en el Congreso de los Diputados a propósito de la guerra en Ucrania, el presidente de Vox, Santiago Abascal, en línea con otros líderes europeos de su corte, afirmó en el estrado: "Estos sí son refugiados de guerra (...) y deben ser acogidos en Europa. Cualquiera puede entender la diferencia entre esos flujos de refugiados y las invasiones jóvenes de varones en edad militar de origen musulmán que se han lanzado a las fronteras de Europa en un intento de desestabilizarla y colonizarla".