"Fue un error permitir a las repúblicas dejar la URSS" dijo el lunes el presidente ruso, Vladimir Putin, tras firmar los decretos por los que reconocía la independencia de Donetsk y Lugansk. Y con esas palabras hacía alusión a Estonia, Letonia y Lituania, que pertenecieron a la Unión Soviética hasta que en 1991 recuperaron su independencia.
Con el respaldo de un socio tan potente como China, Putin se siente más fuerte que nunca y así se lo hace saber al mundo. Quizás por eso llleva a cabo esta demostración de poder en el este de Ucrania, para exhibir su capacidad de actuar con plena autonomía. Aunque luego deje abiertas puertas a la diplomacia, una vía que hasta ahora ha resultado muy poco eficaz. Recibe a los líderes occidentales en sus salones del Kremlin, se muestra dialogante, pero no renuncia a seguir cumpliendo su propia hoja de ruta.
Unas directrices que no desvela y que vamos conociendo a cada paso que da. Y parece que los siguientes van encaminados a extender de nuevo la influencia de Rusia sobre las citadas repúblicas bálticas. Tras el reconocimiento de Donetsk y Lugansk, Estados Unidos (EEUU), la OTAN y la Unión Europea (UE) ya han anunciado fuertes sanciones contra él, pero parece importarle poco. El mandatario ruso contaba con ello y ese riesgo debía tenerlo bien calculado; de otra manera no se habría atrevido a dar el paso de dinamitar los acuerdos de Minsk firmados en 2014.
La UE y la OTAN salieron rápidamente a defender la integridad territorial de Ucrania y anunciaron sanciones contra Rusia. Tal y como explicaba Juan Sanhermelando en EL ESPAÑOL, la UE todavía no va a activar todo el arsenal de sanciones que ha preparado contra Moscú (que afectan al sector financiero, a la energía y a las exportaciones de alta tecnología), sino únicamente una primera tanda de castigos individuales -congelación de cuentas y prohibición de entrada a la UE- "contra los involucrados" en el reconocimiento de Donetsk y Lugansk. Es decir, que los Veintisiete todavía dejan espacio a la diplomacia.
Y en la misma línea se ha situado EEUU. El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció en Twitter a última hora de la noche del lunes que ha firmado una orden Ejecutiva "para negarle a Rusia la oportunidad de beneficiarse de sus flagrantes violaciones del derecho internacional. Continuamos consultando de cerca con nuestros aliados y socios, incluida Ucrania, sobre los próximos pasos".
La orden ejecutiva prohibirá nuevas inversiones, comercio y otras transacciones económicas por parte de instituciones y ciudadanos estadounidenses en Donetsk y Lugansk, indicó Washington.
Hay que tener en cuenta además que Putin no sólo ha reconocido la independencia de las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, sino que también ha decretado el despliegue de militares en esos territorios.
"Considero necesario tomar una decisión que desde hace tiempo caía por su propio peso: reconocer de inmediato la independencia y la soberanía de la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk", dijo el mandatario ruso en una alocución televisada de casi una hora de duración.
Putin agregó que tomó la decisión después de recibir de los respectivos líderes prorrusos de ambos territorios una solicitud al respecto y una vez que la Duma (Cámara Baja del Parlamento de Rusia) le enviara el pasado 15 de febrero una resolución para instarle a dar ese paso.
"Hago hincapié una vez más en que Ucrania para nosotros no es sólo un país vecino. Es una parte integral de nuestra propia historia, cultura, espacio espiritual. Estos son nuestros camaradas, parientes, entre los cuales no solo se encuentran colegas, amigos, excompañeros, sino también parientes, personas conectadas con nosotros por lazos de sangre, familiares", afirmó Putin.
En una ceremonia en el Kremlin, Putin firmó sendos decretos con el reconocimiento de las regiones prorrusas, que se enfrentan desde hace casi ocho años al Ejército ucraniano en una guerra que se ha cobrado la vida de unas 14.000 personas -según la ONU- y que se ha recrudecido en los últimos días.
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) informaron este lunes de más de 3.000 violaciones del alto el fuego en el este de Ucrania, donde se encuentra la línea de contacto entre las tropas gubernamentales y las milicias separatistas prorrusas.
La misión de observadores internacionales de la OSCE sobre el terreno (SMM) registró en la región de Donetsk, entre la tarde del sábado y la del pasado domingo, 2.158 violaciones del alto el fuego, incluidas 1.100 explosiones.
En Lugansk, en el mismo periodo de tiempo, informaron de 1.073 violaciones, incluidas 926 explosiones. Estas cifras son muy superiores a la media de incidentes registrados en los últimos siete días.
Despliegue militar
Militares rusos se desplegarán en esos territorios ucranianos para ejercer funciones de pacificación, según sendos decretos firmados por el presidente ruso, Vladimir Putin.
De acuerdo con los documentos, los militares rusos "garantizarán la paz" en esos territorios hasta la firma de acuerdos sobre la Amistad, la Cooperación y la Ayuda Mutua entre ambas entidades y Moscú.
Ucrania ya ha anunciado que sigue considerando las regiones de Donetsk y Lugansk, incluido las zonas controladas por los separatistas prorrusos, parte de su territorio, aseguró hoy Oleksii Danílov, secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional.
Nada más conocer las intenciones del Kremlin, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, llamó al presidente de EEUU, Joe Biden, y convocó una reunión del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, que abordó los pasos a dar en materia de seguridad tras la decisión de Putin.
Previamente, Zelenski ordenó a su ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, que solicitara una reunión inmediata del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar medidas urgentes dirigidas a lograr una desescalada y pasos prácticos para garantizar la seguridad de su país.
Kuleba invocó el artículo 6 del Memorándum de Budapest (1994), que concedió a Ucrania garantías de seguridad a cambio de la renuncia al arsenal nuclear heredado de la antigua Unión Soviética.
Nueva escalada
La comunidad internacional, con la UE, EEUU y la OTAN a la cabeza, expresó su rechazo a la decisión de Putin.
Alemania, Francia y Estados Unidos responderán "de forma conjunta" al reconocimiento de las repúblicas separatistas del Donbás por Rusia, informó el Gobierno de Berlín, tras una conversación entre el canciller Olaf Scholz y los presidentes Joe Biden y Emmanuel Macron.
Los tres líderes acordaron en su conversación "no ceder en su compromiso con la integridad territorial de Ucrania", así como emplearse "con todas sus fuerzas" para evitar una nueva escalada.
Sin embargo, la escalada de tensión no ha disminuido en ningún momento. De hecho, todos los pasos de Putin parecen ir en la dirección contraria.
Primero negó cualquier tipo de conflicto, después desplegó a sus tropas en la frontera con Ucrania y realizó maniobras conjuntas con Bielorrusia y ahora, no sólo reconoce la independencia de Donetsk y Lugansk, sino que amenaza con ampliar la influencia de Rusia sobre Estonia, Letonia y Lituania.
Occidente todavía quiere dar una oportunidad a la diplomacia, pero esa oportunidad parece alejarse cada día un poco más; y mientras tanto, van creciendo las ansias de Putin por expandir su poder y su capacidad militar. Putin no echa de menos los acuerdos de Minsk, echa de menos la URSS. Y todo lo demás, le parece poco.