Kazajistán vive estos días las mayores protestas de su historia postsoviética, que desembocaron en violentos disturbios con víctimas mortales entre manifestantes, calificados de "terroristas" por el Gobierno, y entre efectivos de las fuerzas del orden. Ante la situación, Rusia ha enviado tropas al país, mientras la UE observa con "cautela" le presencia de sus militares.
Las protestas en la segunda economía del espacio postsoviético se desataron el pasado dos de enero tras el alza del precio del gas licuado, principal combustible automotriz del país, que duplicó su precio de los 60 tenge por litro a los 120 (0,14-0,28 dólares).
Inicialmente el descontento general se originó en la región occidental de Mangystau, pero rápidamente se propagó por todo el país. A la vez, las consignas de carácter económico y social derivaron paulatinamente en reclamaciones políticas.
Muchos analistas atribuyen ahora las protestas al hartazgo de los kazajos con las élites antiguas, que fue creciendo en los últimos años y alcanzó su punto álgido tras una nueva subida de precios.
La principal exigencia de los detractores del Gobierno es poner fin a la época del expresidente Nursultán Nazarbáyev, a quien los opositores acusan de todavía mantener el poder político en Kazajistán a la sombra del actual mandatario.
Kazajistán carece de una oposición real, al tener el partido gobernante Nur Otan prácticamente la totalidad del poder en el país. Precisamente la ausencia de una fuerza política que pueda expresar las preocupaciones de parte de la ciudadanía es, según expertos, una de las causas de la crisis actual.
En las elecciones parlamentarias celebradas hace un año, Nur Otan revalidó su liderazgo en el Majilis (cámara baja del parlamento kazajo) tras cosechar más del 71% de los apoyos.
El mandatario kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, había fijado como uno de sus objetivos tras sustituir a Nazarbáyev el desarrollo de la democracia y del multipartidismo, tareas que las autoridades tendrán que realizar con mayor celeridad para evitar nuevas crisis en el futuro.
Intervención de tropas rusas
Las protestas comenzaron con marchas y manifestaciones pacíficas contra la subida de los precios de los combustibles, pero en pocos días cobraron un carácter muy violento con ataques a policías y saqueos de tiendas. Según las autoridades, en los disturbios han perdido la vida al menos 13 uniformados.
La crisis ha dado lugar a la intervención de las fuerzas de la Organización de Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), un bloque militar en el espacio postsoviético que agrupa a seis países y está liderado por Rusia.
Nur-Sultán solicitó este miércoles la ayuda de los miembros de la OTSC ante la "amenaza terrorista" que enfrentaba el país y horas más tarde la organización dio su visto bueno al despliegue de más de 3.800 militares en Kazajistán para la "estabilización de la situación".
Se trata de la primera vez desde su creación que la alianza postsoviética interviene en defensa de uno de sus miembros.
La UE vigila con "cautela"
El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha explicado este jueves que Bruselas vigila "con cautela" la llegada de tropas extranjeras a Kazajistán tras solicitarse la ayuda de la alianza militar postsoviética OTSC.
"Esperamos que la presencia de fuerzas internacionales no socave la independencia de Kazajistán", dijo Borrell, quien se encuentra de visita oficial en Ucrania.
Agregó que la llegada de las fuerzas extranjeras a Kazajistán se basa "en un acuerdo entre países independientes", de lo que "no tenemos nada que decir".
Con todo, insistió durante una reunión con periodistas en que la presencia de fuerzas extranjeras en territorio de otro país es algo que hay que "vigilar con cautela", e instó a las autoridades kazajas a mostrar moderación en su reacción a las protestas.
A la vez, reconoció que "parece que eso no ha ocurrido", puesto que hay "decenas de muertos y víctimas entre las fueras del orden".
Impacto económico
Las protestas en Kazajistán ya han ocasionado daños valorados en 92 millones de dólares, según el empresariado kazajo.
Además, los acontecimientos en la república exsoviética, que posee las reservas de petróleo más grandes en el espacio postsoviético después de Rusia, amenazan con provocar una subida de los precios del crudo.
Y es que la crisis kazaja ya repercutió en los precios del uranio en el mercado mundial al ser la república centroasiática el principal productor de ese mineral.
Además, la inestabilidad política en Kazajistán provocó una caída de precio del bitcóin, al afectar los cortes de internet la actividad de los mineros.