Rusia dio este martes la espalda a su oscuro pasado soviético al liquidar la principal organización de derechos humanos de este país, Memorial, considerada la voz de los represaliados de la URSS, el azote del estalinismo y un quebradero de cabeza para el jefe del Kremlin, Vladímir Putin.
"Es una cuestión de deformación profesional, Putin, como buen agente de los servicios secretos, no cree en una sociedad civil independiente", comentó Alexandr Cherkásov, director de Memorial.
De nada sirvió que desde el último presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, al premio Nobel de la Paz, Dmitri Murátov, o la Comisión Europea llamaran a la Fiscalía rusa a retirar la demanda contra la ONG más antigua de este país.
Imagen distorsionada de la URSS
A petición de la Fiscalía, que acusó a Memorial de violar la ley de agentes extranjeros, la versión moderna del "enemigo del pueblo" de la URSS, el Tribunal Supremo ordenó hoy la liquidación fulminante de Memorial.
El fallo, que satisface la petición de la Fiscalía que acusó a la ONG de crear "una imagen falsa de la Unión Soviética como Estado terrorista", disuelve tanto la organización que se ocupa de conservar la memoria histórica como la que se encarga de la defensa de los derechos humanos que integran Memorial Internacional.
El fiscal, Alexéi Zhafiárov, cargó contra Memorial por "distorsionar" la victoria sobre Alemania en la Gran Guerra Patria (1941-45) y rehabilitar a criminales nazis "en cuyas manos hay sangre de ciudadanos soviéticos".
"¿Por qué ahora nosotros, los descendientes de los vencedores, debemos observar los intentos de rehabilitar a los traidores a la patria y los cómplices nazis? (...) Seguramente, porque alguien paga por ello", dijo. Según Cherkásov, "la URSS bajo Lenin y Stalin utilizaba la terminología de dictadura terrorista y sus líderes no se avergonzaban de ello".
"El fallo es claramente un encargo político. Las dificultades para las organizaciones de derechos humanos comenzaron hace quince años, nuestra vida se hizo aún más complicada después de la anexión de Crimea (2014), pero desde la reforma constitucional (2020), con la creación de un nuevo paisaje político, no hay lugar para las ONG en Rusia", aseguró. "¡Vergüenza!", fue el grito que se pudo oír frente al edificio del Supremo, donde se concentraron unas cien personas para apoyar a Memorial.
Un país sin memoria
Memorial acusa al Kremlin y a los órganos de seguridad del Estado, en particular al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), de intentar impedir que siga investigando los crímenes cometidos durante la URSS. "Putin y los que le apoyan sólo quieren dibujar un pasado glorioso de superpotencia. Es como un valor supremo que no admite dudas. Según esa forma de pensar, el Estado es todo y los derechos del ciudadano, nada", explicó Cherkásov.
Las autoridades rusas, según el jefe de Memorial, no entienden que pueda haber "debates en el Parlamento, que la oposición critique al Gobierno, que un activista de derechos humanos se haga preguntas o que la prensa investigue".
"Para ellos, la verdad sólo puede ser secreta, clasificada. Lo que no entienden es que si no hay interacción con la sociedad, el sistema está condenado a la catástrofe", señala. Memorial, organización fundada formalmente en 1991, entre otros, por el disidente y científico Andréi Sájarov, cuenta con una base de datos con más de tres millones de víctimas de las represiones soviéticas, de un total de 12 millones.
Además, cuenta con un museo dedicado al GULAG o red de campos de trabajo soviéticos y un archivo con 41.000 verdugos que trabajaron para el NKVD, precursor del KGB, durante las purgas estalinistas. Los activistas también acusan a Putin de intentar ocultar los crímenes de Estado perpetrados desde que él llegara al poder (1999), empezando por la Segunda Guerra chechena. "La represión continuará", alerta el activista.
Memorial, no todo está perdido
Antes de conocerse el fallo, el defensor de Memorial, el veterano abogado Guenri Reznik, advirtió que el juicio es "un test de los valores que determinan la vida en un Estado de derecho", tras lo que adelantó que recurrirá la sentencia, si hace falta ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
"Cerrar, liquidar, suspender, prohibir. No podrán hacerlo con Memorial, ya que existe una demanda popular de memoria histórica. La tendencia es evidente, pero no hay que exiliarse. El ánimo de protesta aún está vivo. Es pronto para darnos por enterrados", señaló Cherkasov.
Al respecto, el director de Memorial Internacional, Yan Rachinski, aseguró que el fallo no supone el cese de las actividades de la ONG, ya que existen muchas organizaciones a ella adscritas que no están registradas o no figuran como personas jurídicas. "Suspender las actividades de Memorial no entra dentro de las posibilidades de la Fiscalía", subrayó.
El cierre de Memorial es un intento de "nublar la memoria nacional de la represión estatal" y supone "un insulto a las víctimas del GULAG", según Amnistía Internacional.