La imagen de aquel hombre, metido en una jaula y vestido con el tópico traje de presidiario, rayas negras horizontales sobre fondo blanco, tenía el aire surrealista de una mala comedia de cine, en la que el actor gritaba consignas anti imperialistas y agitaba el puño amenazante.
Abimael Guzmán, alias camarada [o presidente] Gonzalo, fue cazado el 12 de septiembre de 1992 en una casa del distrito de Surquillo, Lima. Lo mostraron a la prensa internacional como un animal salvaje sometido, e hizo honor a su papel en la representación.
Aquello era, en realidad, el colofón a una tragedia de más de 20 años de sangre y delirio político. Un recorrido terrorista que, alumbrado de marxismo maoísta, pretendía salvar a los peruanos de sí mismos, para construir un nuevo régimen revolucionario campesino.
La guerrilla que encabezó el camarada Gonzalo atentó por todo el Perú y se enfrentó a la policía y al ejército. Pero mostró su mayor ferocidad contra el pueblo llano, ignorante, pobre y habitante de remotos lugares, que todavía hoy mantiene los sistemas de cultivo más primitivos, ayudado de bestias de tiro y con regadíos inventados en tiempos de los incas.
Esa población, de mentalidad conservadora y con ideas ancladas en valores de hace cientos de años (véase como el nuevo indigenismo populista ha llevado a la presidencia de Perú a Pedro Castillo hace unas semanas), fue víctima de sangrientos castigos y masacres ejecutadas por los iluminados guerrilleros de Sendero Luminoso.
Distintas fuentes, incluida la Comisión de la Verdad y Reconciliación, le atribuyen hasta más de 41.000 asesinatos, en un conflicto que superó los 70.000 muertos, con grandes masacres de Sendero en Lucanamarca (Ayacucho), Mapotoa y Yaynapango (Comunidades Ashaninkas de la selva central).
Y todo empezó con un profesor de Filosofía, nacido en 1934 (el 3 de diciembre) en Mollendo, al sur del país junto al Pacífico, en una región donde se habla el viejo idioma quechua, que él mismo aprendió de mayor, como parte de su viaje intelectual.
Familia desestructurada
Su infancia azarosa en una familia que hoy se definiría como desestructurada, hijo bastardo de un terrateniente, llevó a Abimael Guzmán a Arequipa. Estudio Derecho y Filosofía, decantándose por el pensamiento político bajo la intensa influencia intelectual del fundador del Partido Comunista Peruano (PCP), José Carlos Mariátegui.
Guzmán era ya catedrático de Filosofía en la Universidad de San Cristóbal de Huamanga (Ayacucho), en los años 60, cuando su pensamiento se radicalizó, militando en el PCP.
En 1965 visitó la China de la Revolución Cultural de Mao y poco después pasó a la clandestinidad, con la idea de reproducir el mismo proceso en su Perú.
Hizo suya una frase de Mariátegui "El marxismo-leninismo es el sendero luminoso del futuro", y encabezó una escisión radicalizada del Partido Comunista que acabo siendo conocida con dos ominosas palabras: Sendero Luminoso.
La actividad del grupo durante los primeros años se mantuvo en círculos académicos de subversión hasta los años 70, mientras América Latina se debatía entre dictaduras militares: Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Stroessner en Paraguay, Castelo Branco en Brasil, Banzer en Bolivia, Bordaberry en Uruguay… y Velasco Alvarado en Perú, derrocado a su vez por Morales Bermúdez en 1975.
En algunos casos eran dictaduras de tendencia derechista y en otros, lo contrario. Guzmán decidió perseguir su propio modelo político, lanzando una ofensiva terrorista contra el Estado en 1980 (el 17 de mayo), precisamente cuando se celebraban las primeras elecciones democráticas desde 1963.
"Cuarta espada del comunismo"
Su estrategia era acorralar a las grandes ciudades desde el campo. Sus seguidores decían de él que era la "cuarta espada del comunismo”, después de Karl Marx, Lenin y Mao.
Tal vez el iluminado Gonzalo no contaba con que los propios campesinos se resistieran a sus fuerzas, oponiendo grupos de autodefensa, armados y apoyados por el Gobierno. El nivel de la violencia se fue elevando año a año, mientras la guerrilla se enquistaba en la sociedad peruana durante más de una década.
Cuentan que el líder de Sendero era 'contrario' a las armas, considerándolas algo burgués, y por tanto nunca se esforzó por conseguirlas en el exterior. Su fuerza se aprovisionaba robándoselas a las fuerzas de seguridad. Incluso censuraba a otros movimientos guerrilleros latinoamericanos, como el del Che Guevara, a quien Guzmán consideraba "vendido a Moscú".
Pero algo cambió para la guerrilla el 28 de julio de 1990, cuando el peruano-japonés (con doble nacionalidad) Alberto Fujimori fue elegido en las urnas presidente de la república.
Fujimori, con el país al borde del colapso por los continuos atentados guerrilleros, volcó todas sus energías en derrotar a Sendero Luminoso, hasta el extremo de darse un autogolpe el 5 de abril de 1992 para tomar todos los poderes y saltarse cualquier control.
Al comienzo de su mandato, como presidente elegido, Fujimori formó el denominado Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), perteneciente a la Dirección Nacional contra el Terrorismo, con la misión específica de descabezar a Sendero Luminoso, cuyos seguidores practicaban un auténtico culto a la personalidad de su líder.
Para Abimael Guzmán la fortuna empezó a declinar, cogido su grupo entre dos fuegos por la actividad de la inteligencia y la intensa represión, incluido el acoso de escuadrones de la muerte gubernamentales, más el enfrentamiento con otro grupo terrorista surgido en 1982, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, de extrema izquierda, con el nombre del último inca.
La madre de un senderista reclutado por una colaboradora de Guzmán, apodada Isa, ofreció a las autoridades el hilo que acabó deshaciendo la madeja. Aportó algunos nombres y direcciones, en busca de su propio hijo, que llevaron al desmantelamiento de la célula de Isa y llevaron a la pista definitiva sobre el líder.
La fuerza de los acontecimientos nos lleva entonces al momento en que Guzmán es humillado ante las cámaras de la prensa internacional. Atrapado él, efectivamente se cumplió la previsión de Fujimori y la organización se desmoronó rápidamente.
Luego, el mismo Fujimori acabaría pagando con la cárcel sus propios excesos, tras el autogolpe. Y allí sigue, en el penal de Barbadillo.
Cadena perpetua
Abimael Guzmán fue juzgado dos veces. En 1992 fue condenado a cadena perpetua por un tribunal militar. Esa sentencia fue anulada en 2003 por el Tribunal Constitucional, después de restablecerse la plena democracia en Perú en 2001.
La anulación, que alcanzó a otros 1.800 reos de Sendero Luminoso, fue por considerar anticonstitucional el procedimiento de los juicios militares. Pero en 2004 se inició un segundo juicio a Guzmán, que dos años después lo condenó, de nuevo a cadena perpetua.
Con la charada del traje de presidiario en 1992, el camarada Gonzalo rindió sus últimas soflamas. Devolvió su personalidad a Abimael Guzmán Reinoso que, preso en la Base Naval del Callao, se ha sobrevivido casi 30 años a sí mismo, reducido a un remoto recuerdo de tiempos en los que el activismo más radical pesaba como el mismísimo plomo.