La tensión que en los últimos días ha ido en aumento en Jerusalén llegó durante la noche del viernes a la Explanada de las Mezquitas. Los disturbios de las fuerzas de seguridad israelíes en la parte este de la ciudad ocupada dejó más de 200 palestinos heridos y está provocando una cascada de condenas por parte de la comunidad internacional, que señala la responsabilidad de Israel.
La Unión Europea pidió este sábado a las autoridades israelíes que actúen "con urgencia" para rebajar las tensiones. En un comunicado, el portavoz principal de la diplomacia europea, Peter Stano, asegura que el "peligroso" aumento de la "violencia y la incitación son inaceptables y los perpetradores de todas las partes deben rendir cuentas".
En el texto, insiste en que "deben evitarse los actos de incitación alrededor del Monte del Templo y debe respetarse el statu quo". "Los líderes políticos, religiosos y comunitarios de todas las partes deben mostrar moderación y responsabilidad y hacer todo lo posible por calmar esta situación volátil", añade.
El Gobierno de Estados Unidos por su parte cuestionó este viernes la violencia, así como los posibles desalojos de familias palestinas en Jerusalén Este por parte de las fuerzas israelíes. "No hay excusa para la violencia, pero ese derramamiento de sangre es especialmente perturbador ahora, ya que se produce en los últimos días del Ramadán", apuntó en un comunicado el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Más rotunda se pronunció la Liga Árabe, que condenó la actuación de las fuerzas de seguridad israelíes y consideró, en palabras de su secretario general, Ahmed Abulgueit, que "este ataque provoca los sentimientos de los musulmanes de todo el mundo" y "puede causar una explosión de la situación en los territorios ocupados".
"La elección de las fuerzas de ocupación de este momento, durante el mes sagrado de los musulmanes, refleja un intención deliberada de provocar a los palestinos" y de causar una "escalada", añadió Abulgueit, que acusó al Gobierno israelí de estar "completamente cautivo de los colonos y de su agenda extremista".
Jordania, a quien el tratado de paz con Israel de 1994 le reconoce como guardián lugares sagrados islámicos y cristianos de Jerusalén Este, fue uno de los primeros países de Oriente Medio en reaccionar a lo que consideró el "asalto" a la Mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam, como "una violación flagrante y una acción salvaje".
Egipto instó a las autoridades israelíes a "detener cualquier práctica que viole la santidad de la Mezquita de Al Aqsa y el sagrado mes del Ramadán" ,y condenó su política de asentamientos y particularmente su intención de desalojar a familias palestinas en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este, según un comunicado de Exteriores.
Por su parte, Líbano calificó de "brutal" el "ataque contra fieles inocentes" en la simbólica mezquita y aseguró que la intención de expulsar de sus hogares a los residentes de Sheikh Jarrah "bajo los ojos de todo el mundo" es "un comportamiento que no difiere de las prácticas de limpieza étnica".
Por su parte, Catar apuntó que "el asalto de las fuerzas de ocupación israelíes a la Mezquita de Al Aqsa" es una "provocación para los sentimientos de millones de musulmanes en todo el mundo" y "una violación de los derechos humanos y los acuerdos internacionales".
La cartera de Exteriores de Arabia Saudí, sin embargo, emitió un comunicado en el que no hizo mención a los hechos en la Explanada de las Mezquitas, y en el que se limitó a mostrar su oposición a "los planes y procedimientos de Israel para evacuar a los hogares palestinos en Jerusalén e imponerles la soberanía israelí".
Disturbios y protestas
Los sucesos de este viernes, que escalan aún más la situación, se enmarcan en una semana especialmente tensa en la que se producen cada noche protestas en el cercano barrio de Seij Yarrah, del este ocupado, contra el desalojo de familias palestinas en favor de organizaciones colonas judías, y que suelen acabar con detenciones y heridos.
En total, 208 palestinos fueron hospitalizados, 88 transferidos al hospital de campaña y el resto fue atendido en el lugar de los hechos. Todo comenzó cuando antidisturbios israelíes entraron en el recinto sagrado durante el rezo del viernes "para dispersar alborotadores", un hecho que terminó en choques con los palestinos y disturbios en el interior de la Ciudad Vieja y alrededores.
Las cargas policiales se extendieron hasta la Puerta de Damasco con el lanzamiento de piedras, botellas y fuegos artificiales por parte de los palestinos. Desde el inicio del mes sagrado de Ramadán, la decisión de las autoridades de bloquear la Puerta de Damasco, principal entrada a la ciudad amurallada, viene generando la oposición de los palestinos que cada noche se enfrentaban con las fuerzas de seguridad israelíes.
Hay nuevas protestas convocadas para este sábado en ciudades árabes de Israel en apoyo a la situación de Jerusalén.