Una veintena de venezolanos están varados desde el 1 de julio en el aeropuerto de Madrid, mientras esperan por la apertura de las fronteras en Venezuela o vuelos humanitarios que posibiliten el regreso a su país.
Estas personas son parte de un grupo organizado de más de 500 venezolanos. Están durmiendo en la zona exterior de llegadas de la terminal 4 del aeropuerto y reclaman la ayuda de los gobiernos de Venezuela y España para regresar.
En este grupo que duerme en el suelo y sin baño cercano, se encuentran un niño y una mujer embarazada de 32 semanas.
Luciano Del Gaudio, comerciante y uno de los líderes del movimiento, explica que casi todos tenían billetes de retorno para Venezuela.
Detalla que entre ellos hay desde personas que vinieron a hacer turismo, asistir a conciertos o llegaron en España por razones médicas, muchos para volver entre marzo y abril a su país, y quedaron atrapados por el cierre de las fronteras debido a la pandemia.
"Somos más 500 venezolanos con boletos de retorno desde antes de decretado el estado de alarma. Por lo tanto, somos turistas en calidad de varados", añade.
Del Gaudio, que indica a Efe que viajó para iniciar su proceso de ciudadanía española, iba a regresar a Venezuela el 14 de marzo, vuelo que ha sido reprogramado 5 veces.
Sin poder trabajar y sin medios de costear la vida en un país extranjero, muchos acabaron viviendo de favor en casas de parientes, cambiando de piso en piso o en situación de calle.
Viven de la caridad
El grupo que está en el aeropuerto está recibiendo ayuda de organizaciones no gubernamentales y donaciones de iglesias y de personas que pasan por ahí o que conocen la situación.
Aseguran que el Gobierno de Venezuela no contesta a sus peticiones. Desde el comienzo de la pandemia y del cierre de las fronteras no ha habido vuelos humanitarios de repatriación a ese país.
El Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac) de Venezuela suspendió las operaciones aéreas para vuelos internacionales el pasado 14 de marzo y la medida sigue vigente hasta el momento.
"Ninguna de las autoridades, ni venezolanas ni españolas, nos han aportado ayuda alguna. Carecemos totalmente de asistencia", cuenta Eleazar Siqueira, que llegó a España en enero para hacer negocios y comprar medicamentos para su mujer, que tiene un tumor, medicina que nunca llegó al país.
Neiza Salazar llegó con su hijo de 5 años para trabajar en España en diciembre y tenía los boletos de regreso a Venezuela para marzo.
Desde entonces, sin papeles para poder trabajar por más tiempo y costear la vida de dos personas, la echaron en mayo del apartamento en el que vivía y pasó a recibir ayuda de una iglesia hasta unirse al grupo del aeropuerto el primero de julio.
"Me siento en la calle. En la noche lloro mucho porque veo a mi hijo aquí y este no es ambiente para él", lamenta, antes de recordar que ha tenido reprogramado el vuelo de regreso al menos tres veces y todavía no sabe cuándo podrán finalmente regresar.