El nuevo aeropuerto de Pekín-Daxing ha comenzado sus operaciones este miércoles -cinco días antes de lo previsto inicialmente y tras cuatro años de construcción-, y se encuentra, por sus características, entre los aeródromos de una sola terminal más grandes del mundo.
Cuenta con cinco pisos y una superficie de 103 kilómetros cuadrados y ocho pistas operativas. También es el primer recinto aeroportuario en incorporar dos plantas dedicadas exclusivamente a las llegadas de pasajeros -una para vuelos domésticos y otra para internacionales-, así como otras dos a las salidas.
Entre las aerolíneas extranjeras que operarán desde Daxing se encuentran AeroMéxico, Aerolíneas Argentinas, Air Europa, Air France, Alitalia, Aeroflot y KLM, así como British Airways, con vuelos directos a Londres, además de grandes compañías aéreas chinas como China Eastern y China Southern.
Una de las razones que motivaros su construcción fue, según sus promotores, la de descongestionar el Aeropuerto Internacional de Pekín Capital, que sobrepasó por primera vez en 2018 los 100 millones de pasajeros anuales.
Las autoridades chinas esperan que para 2025 el nuevo aeropuerto reciba a 72 millones de pasajeros, una cifra que prevén que "a largo plazo" aumente hasta los 100 millones.
Además, el de Daxing es el primer aeropuerto del mundo en albergar una estación ferroviaria de alta velocidad por debajo de su superficie.
La inversión conjunta en todas sus áreas -terminal, estación de alta velocidad, autopista y alrededores- asciende a 400.000 millones de yuanes (59.600 millones de dólares o 52.500 millones euros).
Está previsto que el nuevo aeropuerto -situado 45 kilómetros al sur de la capital y a 67 del Aeropuerto Internacional de Pekín Capital- sea el centro neurálgico de la zona económica compuesta por Pekín, Tianjin y la provincia de Hebei (noreste del país).