Las dos centrales obreras de Argentina junto a movimientos sociales llevaron a cabo este miércoles la quinta huelga general que afronta el Gobierno de Mauricio Macri, una acción "contundente" en un escenario de recesión económica y cuando quedan cinco meses para la elecciones presidenciales.
La huelga de 24 horas fue convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera de Argentina y dominada por dirigentes sindicales peronistas, opositores al Gobierno de Macri, y tuvo un "alto nivel de acatamiento", aseguraron los lideres sindicales.
En rueda de prensa, Héctor Daer, uno de los dirigentes de la CGT, señaló que la huelga tuvo como objetivo "reclamar medidas urgentes de rectificación de las políticas económicas que se llevan adelante, que sistemáticamente fueron erosionando toda la actividad productiva, trayendo consecuencias devastadoras en el tejido social".
La medida de presión se realiza en momentos en que Argentina cumple un año sumida en recesión económica, con altos índices de inflación, caída del poder adquisitivo de los asalariados y un deterioro en los índices de empleo y pobreza.
El seguimiento fue "muy importante en todo el país. La contundencia de esta medida quedó demostrada en las grandes ciudades de Argentina, donde la fotografía fue una ciudad desierta", afirmó Daer.
A la protesta, que se notó con fuerza en Buenos Aires, se sumaron los sindicatos alineados con Hugo Moyano, líder de los camioneros, de base peronista pero distanciado de la dirección de la CGT, y la Central de Trabajadores Argentinos, que agrupa mayoritariamente a centrales de trabajadores estatales.
Como resultado, el paro se sintió en actividades como el transporte publico y de carga, los bancos, el comercio, varias ramas industriales, los puertos, la educación, la construcción y la Administración pública.
Según un trabajo elaborado por el Ministerio de Hacienda, la huelga de hoy supone una pérdida para el país de 40.000 millones de pesos (unos 880 millones de dólares) que afecta sobre todo a la industria y el comercio.
La jornada se desarrolló sin incidentes y, aunque no hubo movilización convocada por la CGT, movimientos sociales y organizaciones de izquierda realizaron caceloradas y llevaron a cabo cortes de calles y concentraciones en diversos puntos del país.
"Los que no tienen trabajo no pueden hacer un paro y entonces salen a la calle a poner su granito de arena para que esa protesta se haga escuchar", dijo Carlos Acuña, otro de los dirigentes de la CGT, al expresar su "solidaridad" con los desempleados.
En otra rueda de prensa, Moyano afirmó que con este paro "con mucha adhesión" queda "demostrado el rechazo a las políticas" del Gobierno.
"Estos paros no se hacen por capricho. Si siguen con esta política, no hay otra salida. No puedo adelantar nada porque esto se resuelve en conjunto, pero si no hay solución a estos temas, no tenemos otro camino", advirtió.
Moyano espera que "este paro contundente haga reflexionar al presidente Macri" porque, recalcó, no hay un "destino válido" para los argentinos "con estas políticas económicas".
Desde el Gobierno han atribuido la huelga a razones políticas en pleno proceso de formación de alianzas de cara a las primarias de agosto próximo, en las que se definirán los candidatos que competirán en las presidenciales de octubre.
El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, afirmó que el paro "tiene más que ver con alguna posición política de algunos dirigentes sindicales", en su mayoría de base peronista, que con una "manifestación genuina y con el descontento de lo que está pasando".
"Estamos hartos de los paros, de que cada dos por tres hagan un paro. Es el quinto paro. Cuando hay un gobierno que no es del partido de los sindicalistas, pasa esto", declaró por radio la titular de Seguridad, Patricia Bullrich.