Ha pasado menos de un año desde que el régimen de Kim Jong-un amenazara con bombardear la isla de Guam, territorio estadounidense en el Pacífico. Aquello ocurrió en agosto. Fue la respuesta a la retórica del presidente Donald Trump, que había avisado a Corea del Norte de una respuesta de “furia y fuego” si no cesaban sus ensayos ensayos nucleares y, en concreto, el desarrollo de misiles con capacidad de alcanzar el continente americano. En estos meses de escalada de tensión, también se han insultado con toda suerte de calificativos. Se han llamado “enano” y “tarado”, entre otras lindezas. Sin embargo, en unas horas ambos líderes se verán a solas en Singapur para negociar un acuerdo que podría cambiar la historia de ambas naciones.
Desde que el magnate llegó a la Casa Blanca con la idea de enterrar la infructuosa vía diplomática de la administración Obama con Pyongyang, los encontronazos entre ambos países se dispararon exponencialmente, llegando EEUU a movilizar su flota naval en la zona. No obstante, todo cambió el pasado mes de marzo, cuando Trump aceptó sin consultar con sus asesores una invitación de Kim Jong-un para verse en persona. En un nuevo derroche de confianza en sus dotes de negociador, el presidente estadounidense espera arrancar un compromiso de desnuclearización al régimen comunista, justo unas horas después de haber protagonizado un sonado -y criticado por la opinión pública- choque con sus aliados del G7, especialmente de su vecino canadiense. Trump necesita una victoria para contrarrestar.
“Creo que desde el primer minuto sabré si Kim habla o no en serio sobre dejar sus armas nucleares. Es lo que sé hacer”, dijo Donald Trump este fin de semana a los periodistas durante cumbre de las siete grandes potencias económicas celebrada en Canadá.
Con esta seguridad encara una reunión clave que, pese a los vaivenes entre ambos países -Trump la canceló abruptamente en mayo y la volvió a convocar ocho días después-, hará historia por el mero hecho de celebrarse, ya que es el primer cara a cara entre mandatarios de los dos países. En cuanto a los resultados, no está nada claro qué saldrá de Singapur, aunque diplomáticos veteranos sostienen estos días que podría llevar años evaluar sus resultados. Aquí recogemos las claves de la cita.
1. ¿Por qué es importante esta cumbre?
Hasta hoy ningún presidente de EEUU se ha visto con un líder norcoreano, aunque ha habido contactos a otros niveles. Por ejemplo, en el año 2000, al final de la presidencia de Bill Clinton, su secretaria de Estado, Madeleine K. Albright, voló a la capital de Corea del Norte y pasó seis horas tratando de persuadir a Kim Jong-il, el padre de Kim Jong-un, de suspender sus pruebas con misiles. La relevancia de la cita de esta semana estriba en que esta vez sí que podría rebajarse la tensión entre ambos países, aliviando la amenaza de una posible guerra nuclear en el Pacífico.
2. ¿Cuándo y dónde?
La reunión está planteada para que se celebre durante el martes y estaba programado que se programase al miércoles, aunque a última hora el secretario de Estado, Mike Pompeo, ha anunciado que Trump se marchará de Singapur en la primera jornada. El escenario será el Hotel Capella en la isla de Sentosa, un lujoso resort que se encuentra en el puerto de Singapur, país asiático acordado como territorio neutral por ambas partes. Hay más de 1.000 periodistas acreditados. La agenda prevé que el encuentro arranque este martes a las 9 de la mañana hora local (3.00 de la mañana del martes en Madrid).
3. ¿Cómo será el encuentro
En un primer momento, los dos protagonistas estarán a solas, únicamente acompañados por un par de intérpretes. El contacto inicial entre ambos líderes será, por lo tanto, personal y al margen de asesores y colaboradores. Las cámaras captarán el momento. Tras esta conversación, se abrirá la reunión a representantes de ambas delegaciones para una sesión bilateral que se prolongará hasta mediodía, cuando Trump y Kim Jong-un mantendrán un almuerzo de trabajo juntos. Por la tarde, el presidente de EEUU atenderá a los medios, antes de abandonar Singapur con rumbo a la base de la isla de Guam, desde donde retornará a Washington.
4. ¿Cuál es la situación de Corea del Norte?
Corea del Norte es un país totalitario, aislado internacionalmente y que no cuenta en el escenario internacional, donde sólo se escucha hablar de Pyongyang por sus problemas económicos, la falta de derechos humanos o las amenazas de su gobierno a Corea del Sur, Japón o EEUU. Sin embargo, ha desarrollado tecnología armamentística nuclear. Según distintas fuentes oficiales, cuenta con varias docenas de ojivas nucleares y misiles -no hay consenso sobre el número exacto- que podrían hacer blanco en países aliados de Washington en la zona y, según sostiene el Ejército norcoreano, incluso podría alcanzar territorio estadounidense en el Pacífico, como Guam o Hawái, e incluso el continente.
5. ¿Cómo empezó el conflicto?
Desde mediados de los noventa, EEUU ha tratado de conversar con el gobierno norcoreano para destensar relaciones y frenar su carrera armamentística. Cada administración lo ha intentado sin éxito. El inicio de las hostilidades se remonta a la Guerra de Corea, entre los años 1950 y 1953, una contienda que no terminó oficialmente, ya que no se firmó la paz, sino que se alcanzó un armisticio temporal. En aquella batalla murieron más de tres millones de civiles y alrededor de 35.000 estadounidenses. La península coreana quedó dividida en dos, con EEUU respaldando a Seúl, y China apoyando a la Corea del Norte comunista. Washington sigue presente en la zona con bases militares y cerca de 30.000 soldados Corea del Sur, con la que mantiene un acuerdo de defensa que no gusta a Pyongyang.
6. ¿Cuál es la relación entre Trump y Kim?
Kim asumió el poder en 2011 y Trump fue elegido presidente en 2016. Ambos tienen personalidades muy particulares y son impredecibles. No tuvieron un buen comienzo. Trump insultó al inicio de su mandato al líder norcoreano, calificándole de “bajito y gordo” o “Little Rocket Man”, mientras que Kim Jong-un llamó al empresario “perro”, “cobarde” e “idiota trastornado”. Sin embargo, recientemente el magnate elogió al líder norcoreano refiriéndose a él como “muy honorable”. En las últimas semanas las autoridades de ambos países se han hecho guiños, especialmente en las reuniones preparatorias protagonizadas por el secretario de Estado, Mike Pompeo. Pyongyang incluso liberó prisioneros estadounidenses como gesto hacia Washington.
7. ¿Cuál es el objetivo de EEUU?
Washington espera que el régimen de Kim Jong-un acepte una “desnuclearización completa, verificable e irreversible”, es decir, renunciar a su arsenal nuclear y su capacidad de producir o adquirir más armas de este tipo, de forma permanente. Además, pretende que el régimen permita la entrada de inspectores internacionales para garantizar el cumplimiento de lo pactado.
8. ¿Y el de Trump?
Al margen del problema norcoreano en sí, Trump está ansioso por apuntarse un tanto en política internacional, especialmente después de que este fin de semana sus aliados del G7 hayan criticado su actuación durante la cumbre. Una victoria diplomática con Pyongyang supondría un espaldarazo moral para su administración, para su orgullo personal y un arma electoral muy útil para los republicanos con la vista puesta en las elecciones legislativas de este otoño.
9. ¿Qué quiere Corea del Norte?
El objetivo de Pyongyang sería lograr de EEUU el reconocimiento diplomático, una disminución de las sanciones económicas internacionales y de su presencia militar en la región. En definitiva, aliviar su penosa situación económica y entrar a formar parte de la comunidad internacional.
10. ¿Habrá acuerdo?
“Prepárense para las sorpresas”, ha afirmado estos días Victor Cha, un experto en Corea que trabajó en la administración de George W. Bush. “Estos dos líderes ciertamente tienen un don para el drama y lo dramático en este tipo de reuniones”. Por su parte, el secretario de Estado, Mike Pompeo, quien se reunió dos veces con Kim Jong-un para preparar la cumbre, ha manifestado que él y otros asesores han estado informando a Trump casi todos los días de los avances, aunque el presidente es conocido por no hacer demasiado caso al plan establecido y dejarse llevar por sus dotes negociadoras. Pocos se atreven a hacer predicciones de qué ocurrirá, aunque un acuerdo de desarme por fases a cambio de obtener concesiones por parte de EEUU sería un logro para Washington.
Trump sostiene que esta será una cumbre para establecer un primer contacto a la que podrían seguir nuevas conversaciones. Un buen termómetro sobre el resultado será el posible establecimiento de oficinas diplomáticas o el levantamiento de sanciones o incluso la visita del líder norcoreano a EEUU. El presidente además anunció que si hay acuerdo, está dispuesto a invitar a Kim Jong-un a visitar el país, por lo que la próximo reunión podría tener lugar en otro complejo hotelero de lujo, en este caso en Florida, el ya famoso Mar-a-lago.