Alberto Ruiz Gallardón llegó a Caracas para participar en la apelación contra la sentencia del opositor Leopoldo López, pero el acto se pospuso, porque una de las jueces no asistió al Palacio de Justicia. En entrevista concedida a EL ESPAÑOL, el exministro de Justicia relata que desde que llegaron a la audiencia las autoridades venezolanas les pusieron trabas y no los dejaron pasar. Fue Juan Carlos Gutiérrez, abogado habitual de López, el que les informó de que se había suspendido la vista “con la excusa de que una de los tres magistrados se había puesto mala”.
Gallardón califica la condena de López como “un autentico atropello” y destaca “los vicios procesales y sustantivos” del procedimiento. “Hasta el propio representante del Ministerio Fiscal admitió que actuó por coacción y que todo fue una farsa”, dice en referencia a Franklin Nieves, fiscal 41 nacional, que denunció presiones del Gobierno para encarcelar al líder de Voluntad Popular. Nieves actualmente tramita un asilo político en Estados Unidos.
“Esta era una oportunidad que tenía el sistema, el régimen, de darle una salida dentro de la legalidad, declarando la nulidad de todas las actuaciones. Eso lo podrían haber hecho, poner el contador a cero y decir que todo lo que se había hecho hasta aquí era nulo, que López se va a la calle y empezamos otra vez”, explica Gallardón. Para él ha quedado claro que la dilación del proceso “es un atropello” que dificulta “que ni siquiera el derecho de apelación de segunda instancia se pueda producir aquí en Venezuela”.
“Venezuela ha desperdiciado una oportunidad de rectificar un auténtico atropello”, dice.
“No nos han dejado pasar”
El exministro, en compañía del abogado español Javier Cremades, se dirigió posteriormente a la cárcel militar de Ramo Verde, donde está recluido Leopoldo López desde principios de 2014. “Cuando hemos llegado allí, el Ejército no nos ha dejado pasar. No hemos podido verle”, relata el también exalcalde de Madrid que, sin embargo, ha podido saludar a López, a gritos, desde lo alto de una barriada cercana a la prisión.
La agenda de ambos juristas en Venezuela incluye reuniones con algunos diputados en la Asamblea Nacional venezolana y también la visita a otros presos políticos, algunos de ellos en arresto domiciliario.
Para Ruiz Gallardón la situación de Leopoldo López no es un problema exclusivo de Venezuela ni de América Latina, sino que afecta “a cualquier sociedad democrática”. Cree que en el siglo XXI no puede haber presos políticos, “no se puede encarcelar a una persona por ser un rival en las urnas”.
“El peligro de estas situaciones es que se acaben convirtiendo en indiferentes y que la gente piense que es normal. Lo que hemos intentado hacer aquí, desde una valoración jurídica, es decir no, esto no es normal en ninguna democracia, por lo tanto hay que luchar contra esto”, apunta desde Caracas.
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