El gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia no han conseguido cumplir con el objetivo de firmar un acuerdo de paz, tal como lo habían anunciado hace seis meses.
Lo que era un secreto a voces se ha convertido en una certeza una vez que Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del gobierno, ha anunciado que “subsisten diferencias importantes con las Farc sobre temas de fondo”.
De la Calle, quien fue vicepresidente de Colombia entre los años 1994 y 1996, ha asegurado que el gobierno de su país quiere conseguir “un buen acuerdo” que garantice que nunca más nadie recurra al “proselitismo armado”.
Desde hace tres años y medio estos actores del conflicto colombiano se han sentado a negociar con su contraparte. Los gobiernos de Noruega y Cuba han asistido como países garantes de las negociaciones. En septiembre de 2015 Santos y Timoleón Jiménez, alias Timochenko, jefe del Estado Mayor Central de las Farc, se estrecharon las manos en un hecho inédito y fue entonces cuando firmaron un acuerdo sobre “justicia transicional” y prometieron que medio año después la paz finalmente llegaría a su país. Pero esta tendrá que esperar.
Iván Márquez ha sido el vocero de la guerrilla y ha tomado la palabra justo después de que la delegación del gobierno abandonó la improvisada sala de prensa del hotel Palco, sede de las negociaciones. El líder guerrillero ha dicho que su organización está trazando un itinerario que prevé “la finalización de la guerra” en el año 2016. Las Farc han achacado a “las exigencias lógicas de una prolongada y compleja guerra” el no haber podido con el compromiso de firmar la paz este 23 de marzo.
Márquez ha leído un comunicado en el que los rebeldes también han elogiado la actitud del secretario de estado norteamericano, John Kerry, por “escuchar con respeto” a su organización.
Los insurgentes, que han entrado en conflicto con el poder establecido desde hace 55 años, en un enfrentamiento que ha costado la vida de centenares de miles de personas, han propuesto una “hoja de ruta” que deberá ser evaluada por Santos.
La amnistía, el cese bilateral del fuego, el proceso de dejación de armas, la seguridad jurídica y la “implementación efectiva de todos los compromisos” han sido las piedras de tranca en las conversaciones.
La participación de Kerry
La reunión que ha sostenido el secretario de estado norteamericano, John Kerry, con ambas partes en La Habana ha dado un impulso a las negociaciones.
Es simbólico que el jefe de la diplomacia estadounidense haya conversado directamente con miembros del Estado Mayor Central de las Farc, organización que desde 1997 está en la lista de terroristas internacionales del Departamento de Estado. Incluso ha asomado que una vez firmado el acuerdo de paz, la guerrilla podría salir del listado, lo que es catalogado por Pablo Catatumbo, uno de los hombres presentes en la reunión, como “muy positivo”.
“En general hablamos de todos los temas y lo que recibimos fue un gran respaldo de parte de los Estados Unidos”, ha dicho en un encuentro con la prensa en el Hotel Nacional el comandante del Bloque Occidental de la guerrilla.
En cambio, Álvaro Uribe, expresidente colombiano, ha expresado su indignación por el encuentro. “Muchos colombianos nos sentimos ofendidos por la reunión del gobierno de Estados Unidos con las Farc, el mayor cartel de cocaína del mundo, un grupo terrorista”, ha escrito en su perfil de Twitter.