La carrera hacia la Casa Blanca ha comenzado a cerrarse en torno a cinco candidatos que llegan a las primarias de New Hampshire de este martes, la segunda cita del calendario electoral, en lo más alto de los sondeos.
Su gran apuesta es ganar este estado clave: el expresidente Bill Clinton es el único candidato que perdió en Iowa y New Hampshire y, aun así, logró quedarse con la nominación presidencial y llegar a la Casa Blanca.
Donald Trump, Ted Cruz y Marco Rubio, entre los candidatos republicanos, y Hillary Clinton y Bernie Sanders, los dos candidatos demócratas, lograron posicionarse la semana pasada en Iowa como los principales contendientes de la elección presidencial.
Tres gobernadores republicanos, Chris Christie, de Nueva Jersew; John Kasich, de Ohio, y el antiguo gobernador de Florida, Jeb Bush, intentarán colarse en ese grupo de candidatos.
¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades de cada uno de los contendientes principales?
DONALD TRUMP
Trump ha logrado erigirse como el principal outsider -ésta es su primera experiencia política- de las elecciones, en un año en el cual el sentimiento de frustración y hartazgo de los estadounidenses hacia Washington ha alcanzado su punto de ebullición: seis de cada diez personas creen que el país marcha en la dirección equivocada y sólo dos de cada diez consideran que el establishment, la élite política arraigada, hace un buen trabajo al intentar resolver los problemas de la gente.
La principal fortaleza de la candidatura de Trump ha sido construir una coalición que toca todos los componentes de la base del Partido Republicano: conservadores moderados, ultraconservadores y evangélicos. Los seguidores de Trump suelen ser personas de bajos recursos y bajo nivel educativo, más angustiados que el resto por la economía.
Su principal debilidad es su mala imagen, la peor entre todos los candidatos, republicanos o demócratas: al 62% de los estadounidenses le cae mal. Su política del odio, divisiva, lo ha convertido en un candidato indigerible para la mayoría de los votantes, con lo cual aun si gana la nominación republicana, lo tendría muy difícil en las elecciones generales.
TED CRUZ
El senador ultraconservador de Texas fue la gran sorpresa de Iowa, al ganar el caucus estatal contra los pronósticos de todas las encuestas. Llega a New Hampshire tercero, detrás de Trump y Rubio. A pesar de ser senador, ha logrado posicionarse también como un outsider ajeno a las élites políticas con sus recurrentes críticas a Washington.
La principal fortaleza de Cruz es su llegada con los ultraconservadores del movimiento Tea Party y los evangélicos. Cruz ha montado la campaña más religiosa de todas, una estrategia exitosa en Iowa, pero que muchos dudan le rendirá frutos cuando la competición se mueva a estados más moderados. Cruz posee el linaje de Harvard y cuenta con una vasta experiencia como constitucionalista.
Su debilidad central es su abierto enfrentamiento con el establishment republicano, que lo detesta más que a cualquier otro candidato. Además, su discurso ultraconservador y su cercanía con los evangélicos le quita espacio para acercarse a los votantes independientes, muy importantes en la elección presidencial. Tiene además poca experiencia en Washington: asumió su cargo en 2013.
MARCO RUBIO
El joven senador de la Florida ha salido muy bien parado de Iowa, donde quedó tercero. Las encuestas lo muestran segundo en New Hampshire, pero su desastroso desempeño en el último debate republicano ha puesto un manto de duda sobre su campaña. Rubio se ha posicionado como la última esperanza del establishment para evitar una nominación de Trump o Cruz, que sería catastrófica para los republicanos.
Su principal fortaleza es su capacidad para apelar a distintas audiencias. Rubio es conservador, hispano, carismático y tiene una gran oratoria. Ha intentado acomodar su mensaje y sus posturas políticas para ampliar su audiencia, algo que le ha valido críticas que lo han tildado de oportunista e inconsistente. Además, cuenta con un creciente apoyo del establishment.
Su debilidad central ha quedado expuesta en el último debate: lo acusan de tener un mensaje guionado, casi robótico, y de falta de experiencia para asumir la presidencia. (Rubio asumió su cargo de senador en 2011.) Además, el joven senador ha optado por una postura dura en inmigración, algo que le ha costado apoyo entre los latinos, cruciales para aceder a la Casa Blanca.
HILLARY CLINTON
Hillary Clinton es la persona más calificada en la carrera hacia la Casa Blanca. Tiene el respaldo del establishment demócrata, mucho dinero, y la campaña más grande y sofisticada de todas. En las encuestas, aparece como la gran favorita. Y, aun así, su candidatura no ha logrado a hacer pie, y parece saltar de aprieto en aprieto.
La principal fortaleza de Clinton es su experiencia, el respaldo del establishment demócrata y el hecho de que los demócratas cuentan con una ventaja demográfica estratégica sobre los republicanos: los latinos votan 2 a 1 a los demócratas. Además, el voto femenino es cada vez más influyente y Clinton ha hecho una fuerte apuesta por ser la primer mujer presidente de la historia de Estados Unidos.
Pero Clinton tiene una larga lista de debilidades: sus escándalos pasados la acechan, tiene fama de deshonesta entre los estadounidenses y no logra despertar el entusiasmo de los jóvenes. No es una candidata carismática, algo que ha jugado en su contra.
BERNIE SANDERS
El senador socialista por Vermont ha sido, sin lugar a dudas, una de las grandes estrellas de la campaña presidencial. Se trata de un fenómeno parecido al de Trump: al principio, nadie lo ha tomado muy en serio, pero Sanders supo ganarse la atención de todos con las enormes multitudes que convocó a sus actos de campaña y su llamada a una “revolución política”.
Sanders comparte una fortaleza con Trump: ha sabido capitalizar el malestar de la gente con su mensaje socialista. En un país donde la rampante desigualdad es un problema cada vez más serio, sus propuestas “escandinavas” han prendido. Tiene fama de honesto y sus encendidos discursos han ilusionado a la juventud.
Muchas propuestas de Sanders, sin embargo, parecen impracticables en Estados Unidos. Ésa es su principal debilidad: nadie cree que pueda hacer lo que promete y hay quien ve su campaña como un intento por empujar a Hillary Clinton a la izquierda más que una apuesta real por llegar a la Casa Blanca.