Tanto el estrés como la ansiedad son verdaderos sistemas de respuesta del organismo que permiten valorar continuamente si las condiciones a las que nos enfrentamos y el entorno son suficientemente seguros o por el contrario, existe algún peligro. Gracias por ejemplo a la respuesta del estrés, podemos prepararnos para afrontarlo lo mejor posible y es una respuesta que por tanto, evolutivamente ha contribuido a nuestra supervivencia. Pero ¿qué ocurre cuando ese sistema se mantiene activado demasiado tiempo? Es entonces cuando se convierte en un problema, tanto para la salud mental como física.
Esto es algo que la psicóloga psicoterapeuta Elsa García León de Psicodipia Online, achaca sobre todo a “la complejidad creciente del mundo que nos rodea, la mayor exigencia que conlleva las altas cotas de incertidumbre en que nos manejamos y todo ello sumado a las condiciones excepcionales a las que nos ha sometido y sigue sometiéndonos la pandemia, la inestabilidad presente, la dificultad para focalizarse en las perspectivas de futuro o las dudas con respecto a la pertinencia de las medidas políticas y sobre las vacunas”, apunta. Todo un cúmulo de preocupaciones que en ocasiones hacen casi imposible evitar el estrés cada día. Pero a pesar del desafío que implica hacerle frente, esta vez queremos hablarte de algunas estrategias para prevenir o evitar esa acumulación del estrés y de la mano de esta profesional con más de diez años de experiencia como psicóloga psicoterapeuta y especializada en cognitivo conductual, psicoanálisis y psicoterapias humanistas; así como en trauma y mindfulness en Psicodipia Online.
Estrés y ansiedad, dos conceptos a diferenciar
Aunque en muchas ocasiones el estrés y la ansiedad puedan parecer dos respuestas del organismo relacionadas, la realidad es que la ansiedad cuenta con una naturaleza distinta a la del estrés, a pesar de estar relacionados.
“La ansiedad tiene más que ver con el miedo que experimentamos con nuestra propia forma de pensar y nuestra actitud básica ante las dificultades, y no tanto con situaciones de sobrecarga o limitaciones objetivas, aunque en buena medida también es un buen sistema de alarma que se activa cuando algo no va bien y hay que cambiarlo, o cuando hay algo que debemos aprender a mirar de otra manera”, explica Elsa García.
Aún así, recalca que “esto no quiere decir, como se escucha a veces, que las personas se causen ansiedad a sí mismas porque piensan mal, pero sin duda se puede tener y desarrollar un enfoque ante la existencia y lo que la caracteriza que implica menos sufrimiento que otros”.
¿Qué ocurre en nuestro cuerpo cuando nos sometemos a niveles de estrés altos y de forma constante?
Aunque pueda parecer imposible, los niveles altos de estrés de forma sostenida en el tiempo, pueden provocar reacciones físicas de diversa índole y perjudicar directamente a nuestra salud: “Las reacciones físicas son diversas y pueden afectar de manera global al sistema cardiovascular, esto puede incluir arritmias, taquicardias, descompensaciones en la tensión arterial…. También puede verse afectado el sistema digestivo (alterando nuestra microbiota y produciendo todo tipo de molestias), el sistema muscular (tensiones, contracturas, lesiones, cansancio, rigidez...), alteraciones del sueño, etc”, destaca la experta.
“A nivel psicológico, las vivencias del estrés son muy diversas, pero priman las sensaciones de incontrolabilidad, que generan mucha angustia, y respuestas que van desde la irritabilidad hasta las explosiones de ira, del decaimiento a la tristeza o la depresión, del miedo a determinados acontecimientos o situaciones, hasta incluso la ansiedad o el pánico”, asegura.
Consejos para afrontar el estrés
Aunque destaca que “no hay un consejo para afrontar el estrés concreto”, ya que “depende de la naturaleza de lo que está ocasionando el estrés”, Elsa García asegura que de tener que elegir un consejo concreto para luchar contra ese estrés sería el de “vigilar permanentemente si los juicios que hacemos sobre las situaciones que vivimos son verdaderamente racionales o estamos añadiendo sufrimiento innecesario a lo que ya de por sí es difícil y doloroso”.
Una reflexión para la que nos invita a hacernos nuestras propias preguntas: “¿De verdad se acaba el mundo si no entrego este informe, si no atiendo esta llamada, si no acudo a esta cita, si pido ayuda, pospongo, deniego, delego...?”.
Una reflexión y lucha contra el estrés en la que el deporte también puede convertirse en un gran punto de apoyo: “Junto con aprender a relacionarnos de modo diferente con nuestros pensamientos y sentimientos, el ejercicio físico es, no solamente una buena válvula de escape ante el estrés, sino también una forma extremadamente eficaz de prevenirlo”, explica.
5 formas de evitar la acumulación del estrés
Aunque no hay que olvidar que cada situación y causa del estrés es totalmente única en cada persona, Elsa García nos invita a añadir estas cinco sencillas conductas en nuestro día a día para disfrutar de sus ventajas y evitar así esa peligrosa acumulación del estrés. Toma nota.
1. Lleva la vida más saludable que seas capaz de llevar:
“Esto implica alimentarse equilibradamente con comida real de calidad el 85% del tiempo, hacer deporte diariamente y mantenerse muy activo, dormir los 5 o 6 ciclos de sueño que necesitamos cada noche, procurar pasar tiempo en espacios exteriores…”.
2. Aprende a relacionarte con tus pensamientos y sentimientos de una forma diferente:
“Es importante también aprender a establecer una distancia y desidentificarte de ellos para no quedar atrapado en bucles repetitivos que solo generan más ansiedad. A esto puede ayudar leer sobre filosofía, empaparse de los estoicos, y aprender técnicas de mindfulness”.
3. Presta atención a tu cuerpo, no acumules tensión:
“Aunque estés activo, vigila los músculos que están contraídos sin necesidad y aflójalos. También es conveniente relajarse por completo cada vez que se tiene oportunidad, en la ducha, en el asiento del transporte público, en los descansos en la oficina, en el sofá viendo una peli, en la cama antes de dormir…”.
4. Cuida tus relaciones personales, ocúpate en generar y conservar una buena red social:
"Es un apoyo inestimable en momentos de dificultad y un buen predictor de bienestar general."
5. Si sientes que algo no te hace bien cámbialo o cambia tu actitud
“Si hay algo que no te hace sentir bien, es hora de plantearte si necesitas cambiarlo o necesitas cambiar tu percepción y tu actitud sobre ello. Ponte manos a la obra y no acumules malestares aunque sean pequeños”.