Oro de la antigüedad: las semillas mágicas que usaba Cleopatra para mantenerse siempre joven y sana
Además de los famosos baños de leche, la última reina de Egipto usaba una de las semillas que aún se conservan en muchos hogares españoles.
7 septiembre, 2024 08:18Cleopatra VII representa al personaje femenino más famoso de la Antigüedad. Gobernó Egipto durante más de 20 años, entre el 52 y el 30 a.C., siendo la última reina de la dinastía ptolemaica. Una mujer poderosa, culta y políglota, que aunque su inteligencia ha sido destacada a lo largo de la historia, ninguna figura logró encender tanto las pasiones como ella.
Durante mucho tiempo, Cleopatra fue retratada como una reina de Egipto que sedujo a los romanos; fascinó al filósofo francés Pascal e inspiró obras de Shakespeare, pinturas de Tiepolo y varias películas de Hollywood. Gracias a su atractivo físico e intelectual supo conquistar el corazón y la mente de hombres muy poderosos y aunque poseía una 'belleza genuina', según los escritos, la faraona también contaba con algunos trucos para mantenerla.
Además de los famosos baños de leche, la última reina de Egipto usaba una de las semillas que se conservan en la actualidad, el comino negro. Conocidas científicamente como Nigella sativa, jugaron un papel destacado tanto en la medicina como en la belleza y la religión. Este pequeño grano, a menudo denominado semilla bendita, se valoraba por sus propiedades curativas y su relación con la vida eterna.
El uso del comino en el Antiguo Egipto
El comino negro es una planta con flores originaria de Asia y el Mediterráneo. En la medicina egipcia, eran ampliamente empleadas como remedio natural para una serie de dolencias, debido a que se les atribuían propiedades antiinflamatorias, digestivas y antimicrobianas.
Los antiguos egipcios las utilizaban para tratar problemas respiratorios, digestivos e, incluso, de la piel. Estas pequeñas semillas se consumían enteras, molidas o en forma de aceite, que se extraía mediante prensado. El aceite era el gran aliado de Cleopatra, puesto que era considerado un verdadero elixir por sus efectos regenerativos en el cuerpo, siendo también utilizado como ungüento para sanar heridas y como bálsamo para suavizar la piel.
Además de sus usos terapéuticos, el comino negro tenía un simbolismo espiritual en la cultura egipcia. A menudo se asociaba con la protección y la vida después de la muerte, un aspecto crucial en las creencias religiosas del antiguo Egipto. Prueba de ello es su colocación en las tumbas, especialmente de faraones y personajes importantes como Tutankamón.
La cosmética también se vio influenciada por el uso de este producto. Tanto en hombres como en mujeres, el aceite de comino negro se utilizaba para mantener la piel hidratada, luminosa y protegida del sol.
Los beneficios del comino
Las semillas de comino negro presumen de un perfil nutricional excelente, que ha sido aprovechado además de en el Antiguo Egipto en diversas culturas durante la historia. Sus beneficios se deben principalmente a la presencia de compuestos bioactivos como la timoquinona, el principal componente del aceite de comino negro, que posee propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antimicrobianas y analgésicas.
Uno de los beneficios más destacados es su capacidad para reforzar el sistema inmunológico. Al ser rico en antioxidantes, el comino negro ayuda a combatir el daño causado por los radicales libres, reduciendo así el riesgo de enfermedades crónicas y el envejecimiento prematuro.
Además, sus propiedades inmunomoduladoras permiten equilibrar las respuestas del sistema inmune, lo que puede ser útil en la prevención y tratamiento de infecciones virales y bacterianas. En el contexto de enfermedades autoinmunes, el comino negro puede regular las respuestas inflamatorias exageradas del cuerpo.
Durante siglos, el comino negro se ha utilizado para tratar trastornos digestivos como la indigestión, los gases, la diarrea y el estreñimiento. Su acción carminativa ayuda a expulsar los gases acumulados en el intestino y promueve una digestión más fluida, mientras que sus propiedades antimicrobianas combaten infecciones intestinales. En personas con úlceras gástricas, puede proteger el revestimiento del estómago y reducir el daño causado por el exceso de ácido gástrico.
El comino negro también tiene un efecto positivo sobre la salud cardiovascular. Sus propiedades antihipertensivas pueden ayudar a regular la presión arterial, mientras que sus efectos hipolipidémicos ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos. Estos beneficios contribuyen a la prevención de enfermedades cardiovasculares y sus los antioxidantes protegen el corazón de los daños oxidativos.
El aceite de comino negro es conocido por sus propiedades antiinflamatorias, que lo convierten en un remedio eficaz contra enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis y el asma. Al reducir la inflamación en las vías respiratorias, ayuda a mejorar la función pulmonar y a disminuir los síntomas en personas con asma, bronquitis y otras afecciones respiratorias.
Sin embargo, el verdadero valor del aceite de comino negro ha sido siempre su capacidad estética. Se utiliza para tratar afecciones cutáneas como el eczema, la psoriasis y el acné debido a sus propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas, que también ayudan a reducir la inflamación de la piel y a combatir las bacterias.
Los antioxidantes presentes favorecen la reparación celular y retrasan el envejecimiento cutáneo, por lo que tiene la capacidad de neutralizar la aparición de las arrugas y otros signos de la edad que aparecen con el tiempo.
Además, el comino negro ha mostrado efectos prometedores en la mejora de la función cognitiva y la protección del cerebro contra enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Se cree que su capacidad antioxidante y antiinflamatoria juega un papel clave en la prevención del daño neuronal y en la mejora de la memoria y la concentración.