Las mujeres podemos pasar por diferentes afecciones, quistes ováricos, cáncer del cuello uterino o cistitis, entre otras, que perjudican principalmente al género femenino. Por lo general, estas dolencias se reconocen gracias a que conocemos los síntomas, sin embargo, cuando no sabemos ponerles nombre, es más difícil saber qué hacer.
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Aunque es posible que su nombre no te resulte familiar, la vulvodinia es una molestia cada vez más habitual en las mujeres. Una enfermedad dolorosa que afecta al órgano genital femenino y que compromete la calidad de vida de quienes la padecen.
Según la Sociedad Española del Dolor, en España, el dolor vulvar persistente, con más de 3 meses de duración, tiene una prevalencia del 6,6%, llegando hasta un 13% en algún momento de la vida de la población femenina.
A pesar de la extensión de la dolencia, en la mayoría de los casos, la vulvodinia sigue siendo una afección desconocida, incomprendida e infravalorada que puede llegar a durar varios meses.
Precisamente por este desconocimiento, es común que las mujeres que lo sufren opten por no buscar ayuda. Aun así, es recomendable que ante cualquier tipo de molestia o dolor en la zona no dudar en acudir a un especialista para que este pueda darte un diagnóstico.
¿Qué es la vulvodinia?
La vulvodinia es una molestia o un dolor crónico que afecta a los genitales externos femeninos y forma parte de los trastornos de dolor sexual, como el vaginismo o la dispareunia.
Esta dolencia provoca que no sientas placer durante las relaciones sexuales y padezcas síntomas completamente contrarios. Sequedad, ardor, picor, irritación o hinchazón son algunos de los principales síntomas con los que puede manifestarse.
Se caracteriza por la presencia de alodinia, un dolor que se produce por estímulos que normalmente no son dolorosos y los cuales en condiciones normales serían inofensivos.
Si estas dolencias no son tratadas por un especialista, los síntomas pueden empeorar y hacerse crónicos, involucrando a su vez la imposibilidad o dificultad de realizar las actividades cotidianas más sencillas como sentarse, caminar o hacer deporte.
¿Cómo se manifiesta?
El comienzo de la vuldovinia suele darse con pequeñas molestias íntimas, que se asemejan a las causadas por infecciones o inflamaciones generales, como la cándida, la cistitis y el vaginismo.
Puede localizarse de manera general implicando toda la vulva o bien en una zona concreta, siendo este último caso el más frecuente. Cuando afecta al vestíbulo vulvar —la zona que queda rodeada por los labios menores— se puede hablar de vestibulodinia.
Sin embargo, si este dolor se centra en otras zonas como el clítoris, estaríamos hablando de una clitoralgia. De la propia dolencia salen diferentes variantes mixtas caracterizadas por la coexistencia de varios síntomas.
La vulvodinia no discrimina por edad. Se presenta principalmente en la edad fértil, pero también puede aparecer en otros periodos de la vida de la mujer, desde la pubertad hasta la menopausia.
Esta percepción de malestar o dolor puede ser espontánea o provocada y sus síntomas y la duración de la misma pueden ser variables: puede durar meses o años, pero también desaparecer espontáneamente y reaparecer de forma aleatoria.
También puede surgir a partir un acontecimiento traumático, llamada vulvodinia episódica, y puede darse por una relación sexual pasada, en la infancia o una circunstancia característica.
El impacto de la vulvodinia
La calidad de vida de las mujeres puede verse claramente afectada por vulvodinia y esto puede desembocar en un impacto psicológico, que impacte en el bienestar y condición de vida de la persona que lo padezca.
Dado a su desconocimiento y la gran ignorancia que hay al respecto, cuando una persona pasa por la vulvodinia se siente incomprendida, marginada y juzgada, sintiéndose incluso que 'está rota' o 'no siente lo que tiene que sentir'.
El intenso dolor que provoca durante el coito frena todo tipo de placer y deseo que pueda llegar a sentir la persona. La líbido desciende notablemente y la mujer tiende a rehuir las oportunidades de intimidad.
¿Cómo tratar la vulvodinia?
En 2003, la vulvodinia fue catalogada como patología, pero no fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud hasta el año 2020. Lo que traduce la gran ignorancia que hay al respecto.
El primer paso para tratar la dolencia es reconocerla y saber intervenir sobre la enfermedad a varios niveles: farmacológico, fisioterapéutico, nutricional y psicológico. Acudir a un experto, como hacemos con otras dolencias, es fundamental.
Es crucial para la persona recibir un diagnóstico precoz y preciso, lo que implica que las mujeres comiencen hablar abiertamente de aquello que está experimentando su cuerpo y que finalmente deje de ser un tema tabú.
Emprender un recorrido psicológico, en paralelo al tratamiento orgánico, puede ayudar a las pacientes a comprender mejor la enfermedad, favorecer la aceptación de la misma y reducir la carga emocional asociada a esta afección.