En España, aproximadamente el 30% de los cánceres en mujeres se originan en la mama, y, en el resto del mundo, dos millones de ellas reciben un diagnóstico precoz que, aunque va acompañado de un pronóstico que tranquiliza —el riesgo de muerte ha disminuido de forma significativa en las últimas décadas—, también trae consigo cambios inevitables en el estilo de vida, la sexualidad y la propia alimentación.
[Emilia Gómez Pardo, la bióloga molecular que tiene las claves para prevenir el cáncer]
En el cáncer de mama, el impacto creciente de las campañas de concienciación y la aportación de fondos a la investigación han contribuido a que se consigan grandes avances en el diagnóstico, así como en el tratamiento durante y una vez superada la enfermedad. En España, la tasa de supervivencia a 5 años es de casi el 83% de forma global y supera el 99% cuando este solo se encuentra en la mama, según datos de la AECC.
Al afrontar la enfermedad, los expertos recomiendan considerar la nutrición como una parte fundamental en el tratamiento, tanto para poner a raya los síntomas como para evitar futuras recaídas. Por eso, coincidiendo con el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, Novartis publica una guía para ayudar a las pacientes a mejorar su calidad de vida en las distintas fases de la enfermedad. Uno de los puntos clave, la alimentación, incluye pautas elaboradas por la doctora Carla Nota, dietista y especialista en nutrición clínica.
El ABC de la nutrición
Aunque cada mujer es un mundo, y más cuando se trata de elegir plato, la guía ofrece tips básicos que abarcan desde la selección de alimentos de temporada a las fracciones. Lo ideal, explica la experta, es hacer "tomas pequeñas, pero más repartidas, dejando unas 3 horas entre cada una", y sin dejar de lado el desayuno. En general, por la mañana se toleran aportes calóricos más altos, por lo que es importante aprovechar estos momentos del día.
Además de esta, la guía establece una serie de tips alimenticios según los síntomas y objetivos de cada paciente.
Recomendaciones para cada síntoma.
1. Pérdida de peso: Seleccionar bebidas y postres energéticos, purés y sopas de picadillo, tentempiés nutritivos (como yogures con frutos secos o el clásico pan con aceite de oliva, aguacate, etc.), distribuidos en dietas fraccionadas con ingestas de poco volumen y muy nutritivas.
2. Inapetencia o saciedad precoz: Tomar pocas cantidades y con frecuencia, hacer una presentación de los platos que "atraiga" al estómago, tomar alimentos con gran densidad de nutrientes, reducir la grasa de las comidas y evitar los frutos secos, así como las aceitunas, por la sensación de saciedad que generan.
3. Náuseas y vómitos: Empezar la comida con alimentos secos, reposar incorporado después de comer, fraccionar la alimentación al menos en 5 tomas, utilizando alimentos fríos y eligiendo pequeños tentempiés en lugar de fritos o muy condimentados.
4. Alteración del gusto: Elegir alimentos que gusten a la paciente, evitando las carnes rojas, los platos con sabores intensos, la leche y otros alimentos que dejen una sensación de boca pastosa.
5. Alteración del olfato: Evitar los olores ambientales, airear los alimentos cocinados antes de servirlos y evitar cocinar si es posible. Si no, se recomienda no cocinar a la plancha, el método de cocción que menos olor deja es el hervido.
6. Acidez estomacal: Cocinar los alimentos al vapor, no tomar el pan demasiado tostado, evitar platos picantes o ácidos, así como la carne, el café, la leche y las infusiones de menta. El aceite de oliva debe ser virgen extra.
7. Irritación en la boca: Tomar alimentos blandos o cremosos a temperatura ambiente, evitando los amargos, las verduras crudas, las frutas verdes y las bebidas gaseosas. También se recomienda mantener una buena higiene oral y utilizar crioterapia, es decir, cubitos de hielo como licuados de fruta o polos que ayudarán a reducir la sensación de inflamación durante la quimioterapia.
8. Diarrea: Tomar alimentos astringentes (agua de arroz, pan blanco, puré de patata, etc.) así como zanahorias, pollo o pavo, manzanas y membrillo. Las comidas deben ser muy fraccionadas con un tamaño adaptado a cada paciente, y se recomienda incorporar probióticos, fibra soluble y antidiarreicos si es necesario.
9. Estreñimiento: Mantener una vida activa y un horario programado para ir al baño, evitar alimentos astringentes y dietas con bajo contenido en grasa, hidratarse correctamente, alternar alimentos fríos y calientes y tomar yogures enriquecidos en bacterias bífidas, semillas ricas en fibra y frutas cítricas.
10. Defensas leves y astenia: Consumir alimentos de poco volumen pero con gran valor nutritivo, no caer en atracones, llevar a cabo una higiene escrupulosa en la manipulación de los alimentos y en la cocción, evitar aquellos que tengan un difícil control microbiológico y evitar productos lácteos no pasteurizados, entre otras recomendaciones.
Para evitar la enfermedad
La guía nutricional también incluye recomendaciones, recopiladas con base en un extenso corpus de investigaciones y estudios científicos, para disminuir el riesgo de padecer cáncer a través de la alimentación. "Cuanto más consejos puedan aplicarse en la vida diaria, menor será", explica la especialista, que también recuerda que, en cualquier caso, en su incidencia no dejan de influir otros factores como la genética.
Los resultados del estudio EpiGEICAM constatan que la dieta mediterránea puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama hasta en un 30%.
La doctora Dota aconseja seguir dietas ricas en vegetales, frutas y cereales integrales, como la mediterránea. "La mayoría de dietas que protegen contra el cáncer están compuestas principalmente por alimentos de origen vegetal", por lo que lo ideal es tomar 5 unidades vegetales por día.
En cuanto a otros alimentos, los cereales se recomiendan integrales y las proteínas de mayor calidad, sin abusar de ellas, ya que "reducir su consumo a lo justo que necesita nuestro cuerpo se correlaciona con un menor riesgo de cáncer", destaca la guía.
También es necesario reducir la cantidad de carnes rojas que se consumen, tomando mejor carnes blancas provenientes de las aves y sustituir los embutidos por bocadillos con vegetales o pescados azules pequeños.
En cuanto a la grasa láctea, pese a que no hay evidencia suficiente para relacionar el consumo con el cáncer, sí que se aconseja tomar bebidas vegetales sin azúcares añadidos, así como optar por leches desnatadas y ecológicas.
Otras recomendaciones básicas para reducir el riesgo de padecer cáncer de mama pasan por reducir la ingesta de grasas saturadas y sal, además de eliminar el alcohol y evitar el pomelo, los azúcares añadidos y edulcorantes artificiales.
"El alimento principal de las células cancerígenas es la glucosa. En cualquier caso, es importante diferenciar el azúcar añadido del que está naturalmente presente en los alimentos, como es el caso de algunos cereales", concluye la guía.