El nivel de deseo sexual, también conocido como libido, depende de múltiples factores. Varía a lo largo de la vida, siguiendo las variaciones naturales de nuestro cuerpo. En este sentido, puede subir o bajar, en etapas claves como la menopausia o el embarazo.
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¿Pero hasta qué punto influyen las temperaturas y, de forma más amplia, las temporadas en su nivel? Dos expertas nos explican por qué el clima del verano puede tener repercusiones directas y cómo sacarle partido.
¿El verano influye en la libido?
Ana Lombardía, sexóloga y terapeuta sexual de las marcas de Lovehoney Group, explica por qué sí: "En primer lugar es un tema de hormonas. El calor y la luz estimulan de forma natural las glándulas que segregan serotonina y otras hormonas del placer que contribuyen a nuestro bienestar.
Por tanto, nuestros sentidos ya están más alerta. Si a eso añadimos el contexto del verano, cuando vamos menos vestidos, los cuerpos se revelan. El simple hecho de mostrar más la piel hace que el cerebro trabaje hacia una mayor excitación erotizando más los cuerpos.
De hecho, sentir el viento directamente sobre la piel, caminar descalzo por la arena o por la hierba crea estímulos adicionales, sensaciones que ayudan a despertar y excitar un poco más nuestro sistema nervioso y nuestros impulsos.
Por supuesto, estar de vacaciones permite más tiempo, disponibilidad, menos cansancio también permite dejarse llevar y sentirse más libre. Por lo tanto, esto ayudará a reducir en gran medida el estrés y los niveles de cortisol, que tienen un efecto negativo sobre la libido"
Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYclub, afirma también que es la temporada más propicia: "Más allá de tus hormonas, es probable que sientas más deseo en verano no sólo por el sol y el calor. También porque estás más relajada, probablemente hayas pillado vacaciones o tengas menos volumen de trabajo.
Si tienes pareja, seguramente hayáis disfrutado de más tiempo a solas, momentos de calma y relax donde es más fácil liberarse. Si no, quizá hayas gozado de una buena masturbación bajo la ducha fresquita. Todos esos estímulos liberan tu deseo: recuerda que el placer empieza y acaba en el cerebro".
¿Cómo disfrutar?
Cecilia Bizzotto lo tiene claro: "la época estival es muy buena para probar experiencias nuevas como ir a un club liberal, juegos con hielos o comida, sexo en la playa o la ducha… ¡Creatividad a tope!".
Una visión compartida con Ana Lombardía: "es una oportunidad para descubrir nuevos lugares y practicar nuevas actividades. La novedad, excita, pone de buen humor y despierta los sentidos, las emociones y la imaginación.
Cuando hace mucho calor, tenemos el cuerpo húmedo, que transpira. Para algunos, la transpiración representa algo muy sensual, porque es en el sudor donde se concentran las feromonas, partículas volátiles, imperceptibles para el olfato consciente y que vienen a cosquillear los receptores del sistema olfativo y que tienen el efecto de desencadenar la atracción sexual... Mientras que para otros es bastante repulsivo. Puede incluso bloquearles en su deseo de tener relaciones sexuales, no hay ninguna regla.
Debemos estar atentos en caso de calor extremo durante las olas de calor, porque puede producirse rápidamente un golpe de calor. Durante las relaciones sexuales, aumentamos nuestro ritmo cardíaco, sudamos mucho.
Hay que tomar las mismas precauciones que para una actividad deportiva, porque el sexo moviliza energía. El metabolismo suele ponerse a prueba debido al mal sueño por el calor, y al cansancio que se acumula, así que hay que dormir fresco y mantenerse bien hidratado...
Por todo lo mencionado anteriormente es buena época para experimentar y jugar. Por ejemplo, con cubitos de hielo, el chorro de agua fría, con la alcachofa de la ducha (echa un ojo a Womanizer Wave que es lo último del mercado), con el ventilador, las corrientes de aire, etc.".