Dicen que la primavera la sangre altera, y es tan cierto que hay personas a las que está alteración les puede impactar en su salud mental. Por eso, quiero contarte qué es la astenia primaveral y qué podemos hacer para mejorar sus síntomas.
¿Qué es la astenia?
La astenia es una enfermedad infradiagnosticada que se caracteriza por una sensación de decaimiento y falta de energía. "Me cuesta levantarme y ponerme en marcha. Cuando he arrancado parece que todo es más fácil. Aún así, me sigo sintiendo apático con algunas cosas que normalmente no me cuestan".
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Esta es una de las claves de la astenia, y que tiene una gran diferencia con la depresión: aparece puntualmente y es más fuerte por la mañana.
Además de esta desgana, es normal que venga acompañada de dolor de cabeza, dolor muscular o fatiga intelectual. También pueden aparecer falta de apetito y trastornos del sueño.
Hay algo que llama la atención en este problema, y es que se da más en mujeres y afecta más entre los 20 y los 50 años. Cuando esta astenia se da en época primaveral y dura poco (aproximadamente un mes) lo llamamos astenia primaveral. Y si, has adivinado bien. Está muy ligada a tus hábitos y estilo de vida.
¿Qué hábitos mejoran mis síntomas?
Cuando estamos decaídas se suele pensar que primero hay que esperar a estar un poco mejor y será ahí cuando se tengan ganas de retomar los buenos hábitos. Error. Es completamente al revés. Es justo en esos momentos de decaimiento cuando los hábitos son nuestros mayores aliados para salir del agujero.
Estos son algunos puntos clave que pueden ayudar a superar la astenia:
- Mantener o incorporar actividad física. Nuestro cuerpo está diseñado para moverse, y la quietud solo llama a más quietud. Por eso es importante practicar un mínimo de actividad física (4 días a la semana) y que la mitad de ese tiempo lo emplees en entrenamiento de fuerza.
- Higienizar nuestro sueño y potenciar un descanso de calidad. Es clave facilitar el dormir bien, y esto depende de tu día. O sea, un estrés mantenido todo el día, la exposición a la luz azul a últimas horas o cenar muy tarde son prácticas súper integradas en nuestra sociedad que van en contra de tu salud.
- Exponernos a la luz del sol. El sol es tu amigo, por eso dejar que impacte en tu piel es un consejo básico para mejorar tu salud. 20 minutos todos los días (idealmente a horas tempranas) y sin protección son premisas clave para despertar a tu cuerpo (esto también conllevará un mejor descanso) y la elevación del ánimo.
- Conectar con la naturaleza. Somos seres primitivos pensados para estar al aire libre. Si, sé que es difícil en nuestra sociedad. Pero hay que forzarse para salir de la burbuja (casa, coche, gimnasio, oficina) y buscar exponernos al aire libre, respirar aire puro y mejorar nuestra salud conectando con nuestro origen.
- Tener una alimentación saludable y equilibrada rica en minerales y vitaminas. El cansancio y la falta de vitalidad están muy ligado a un déficit de nutrientes. Aquí los verdaderamente importantes son los minerales y las vitaminas, porque son esenciales para que nuestro cuerpo pueda extraer la energía de los alimentos. Asegúrate de hacer una buena ingesta de hortalizas y verduras, comer grasa de calidad (si, la grasa también es tu amiga) y reducir ladrones de energía y alimentos inflamatorios como el alcohol, el azúcar o los lácteos de vaca.
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¿Hay una solución rápida?
Rápida no, pero sí hay algunos suplementos que ayudan a potenciar la energía y vitalidad.
- Un buen multivitamínico. Aunque lo ideal es poder recibirlo en la dieta, a veces nos quedamos cortos en micronutrientes. Me gusta especialmente CNBase de LCN para periodos de decaimiento o debilidad inmunitaria.
- Ginseng. Es una planta que tradicionalmente se ha utilizado para mejorar la disfunción eréctil y la depresión. En pequeñas dosis podemos utilizarlo para elevar nuestra energía, recomiendo especialmente el Panax Ginseng.
- Vitamina D. Fundamental para nuestra capacidad neuronal y nuestro estado de ánimo, es importante que antes de suplementar hagamos una analítica y lo paute un profesional.
- Vitamina B12. Es clave para la producción de energía, por eso se puede suplementar en casos de astenia. También se recomienda incorporar en dietas vegetarianas y veganas.
En conclusión, aunque nuestra genética cargue el arma somos nosotros quienes disparamos el gatillo, por eso unos buenos hábitos ayudarán a guardar el revólver y mantenernos con energía todo el año.