“Ser una persona independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes”, así lo postuló el famoso pensador del S.XIX Nietzsche.
['Apocalypsing', el problema para encontrar pareja que sigue en aumento tras la pandemia]
La independencia no solo es hacer lo que deseas sin depender de nadie, sino que también son aspiraciones, objetivos, hacer uso de tus propias habilidades, hacer tus propias tareas sin precisar constantemente ayuda de los demás, creer en tu manera de mirar el futuro…
Podría decirse, que la independencia o la autonomía es esa capacidad de una persona de tomar sus propias decisiones, definiendo así su propio rumbo.
En definitiva, una forma de tomar las riendas de tu propia vida, en la que no hay cabida para aptitudes como las que incluye el denominado Síndrome de la Cenicienta.
¿Aún no sabes de qué trata este fenómeno social? El síndrome de la Cenicienta es precisamente lo contrario a la independencia y también se encuentra relacionado con el conocido síndrome de Wendy, ya que afecta precisamente a aquellas personas incapaces de tomar el control en cada uno de los ámbitos de su vida.
Un síndrome mucho más frecuente en las mujeres y basado en los roles de género tradicionales. Así es cómo podrás reconocerlo y evitarlo.
¿Qué es el Síndrome de la Cenicienta?
El Síndrome de la Cenicienta es un fenómeno psicológico, que habitualmente hace que las mujeres se valoren a sí mismas o tomen las decisiones en su vida dependiendo de una persona ajena a ellas mismas, y que habitualmente tiene que ver con una figura protectora, como puede ser la pareja.
Este síndrome favorece el pensamiento de que esa persona o esa pareja da sentido a su vida y alimenta la creación de una dinámica de relaciones basadas en la dependencia emocional con esa otra persona.
Normalmente, se trata de un síndrome que afecta a mujeres con cierto temor a la independencia y que habitualmente relacionan su propia felicidad con esa búsqueda del 'príncipe azul', por ese deseo inconsciente y tan arraigado durante años en la sociedad de ser cuidadas, rescatadas y atendidas constantemente por otras personas.
Un tipo de actitud y pensamiento que, aunque poco a poco va superándose y abriéndose paso cada vez más a la independencia personal, lo cierto es que aún sigue alimentándose a través este tipo de roles de género todavía presentes incluso desde una etapa tan temprana como la infancia.
Características del Síndrome de la Cenicienta
Lejos de tratarse de un trastorno mental, el Síndrome de la Cenicienta se trata más bien de un concepto bautizado así en Psicología para describir un patrón de conducta, alimentado precisamente por esa diferencia entre hombres y mujeres que promueven este tipo de estereotipos. A continuación, destacamos algunas de las características principales de este síndrome:
- Dependencia constante de otras personas
- Miedo a la independencia y a tomar decisiones
- Baja autoestima
- Temor a salir de tu zona de confort
- Idealización de la pareja
¿Cómo ser una persona independiente?
Una de las mejores formas para favorecer tu independencia y de encontrar la felicidad en tí misma, sin duda consiste en aprender a disfrutar de tí misma y de tus propios momentos a solas.
Aprende a reencontrarte con tus propios sentimientos, escúchate y enfréntate también a tus miedos o dudas. Solo aprendiendo a estar bien contigo misma y valorando tus momentos de soledad, conseguirás invertir en tu propia felicidad y disfrutar realmente de tus momentos con otras personas.
Otro aspecto igual de importante consiste en invertir tiempo en trabajar tu propia autoestima. Aprende a amarte sin caer en la arrogancia, cuídate, cultívate y respétate. También deberás analizar dónde terminan realmente tus capacidades reales y donde se hace realmente necesaria la colaboración de personas ajenas como amigos, familia, compañeros de trabajo o pareja.
Si aún así, ves que huir de la dependencia se hace demasiado cuesta arriba, no dudes en recurrir a la ayuda de un psicólogo o psicóloga profesional que pueda darte las herramientas necesarias para empezar a luchar por tu felicidad y para tomar las riendas de tu propia vida.