Preparar cenas saludables es imprescindible todo el año, pero cobra especial importancia en Navidad. En estas fiestas tenemos la idea de que la cena tiene que ser siempre una glotonería y un no parar de comida insalubre, pero la verdad es que no tiene por qué ser así.
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Te damos las claves que van a resolver tu cena de Navidad y van a hacer, no solo que tengas una cena equilibrada y saludable, sino que descanses mejor y que al día siguiente no sientas esa culpa que provoca que no queramos comer o desayunar, aunque sepamos que luego tendremos que ir a otra cena o comida navideña.
Lo primero de todo, el marisco a mí me encanta como herramienta para estas fiestas. ¿Por qué? Porque parece que es lo que toca, tomar un buen marisco, unos gambones... Pero sobre todo, que es que son alimentos superricos en proteínas, tienen muchos minerales y vitaminas, lo que los hace supersaludables. También tienen muchos ácidos grasos (omega tres y omega seis), que mejoran el sistema inmunitario, la función cognitiva, la digestión, el aparato reproductor...
A la hora de cocinarlo, puedes hacer de primero unos gambones a la plancha o un cóctel de marisco. La mayonesa también es otro alimento procesado que ha sido supercastigado sin ningún motivo. Si se hace con un buen aceite, limón y huevo es bueno. Evidentemente, es un alimento rico en grasas, pero las grasas son, no solo saludables, sino necesarias. Con lo cual un cóctel de marisco que tenga unas gambas, un poco de mayonesa, lechuga o canónigos y unos tomates es maravilloso.
El segundo punto es intentar introducir siempre verdura. Yo, por ejemplo, en la cena de Nochebuena haré una lombarda rehogada y una ensalada con manzana, granada, aguacate y un poco de queso. Hay que ponérselo fácil a la gente para que coma verdura, pero la verdura tiene que estar.
También hay que intentar que siempre haya cosas verdes. Estas verduras van a ser muy purificantes, van a arrastrar toda la porquería del cuerpo y van a equilibrar lo que haya comido, como los azúcares o los procesados.
Tercero: el pescado como plato principal. No hay que comer carne en la cena. Una merluza en salsa verde, por ejemplo, es un plato buenísimo para hacer una cena de Nochebuena y que, aparte de que nos da mucho menos trabajo a la hora de cocinar para la familia, es mucho más fácil de digerir. Se pueden hacer platos riquísimos que me sienta más ligera, que descanse y que al día siguiente no quiera que la tierra me trague.
Por último, antes de meter cualquier turrón, cualquier polvorón o roscón, tiene que haber fruta. Este es un mandato en casa en estos momentos porque terminamos la comida con mucha ansia de dulce. Esto puede ser un rasgo de rigidez metabólica, pero esta ansia de dulce es distinto si me han preparado una macedonia de frutas a si según termino tomo un turrón o unos chocolates.
Con la fruta me quito el mono de dulce, y además me va a ayudar a detoxificar, a no estar tan estreñida al día siguiente, y me va a saciar. Luego me puedo tomar un turrón o un polvorón, pero hay que intentar que sea bueno y de calidad. A la hora de comprar los dulces navideños (como turrones, mazapanes o polvorones) hay que comprobar que tengan un 75% de almendras. Eso significará que son de calidad, más digeribles, supernutritivo y también que tendrá menos azúcar también.