Llegar a final de año parece una carrera de obstáculos: entre lo que dijimos que haríamos este 2022 (y aún no hemos hecho) y lo que vamos improvisando por el camino, acabamos agotadas.
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Espera, ¿estamos agotadas?, ¿podríamos estarlo un poquito más? Claro que sí, mucho más. A base de malos hábitos y mensajes con los que nos autotaladramos la cabeza y el cuerpo somos capaces de hacernos mucho más daño del que pensamos.
¿Lo peor? Que hemos normalizado ese sentirse agotadas. Ya sabes, mal de muchos…
Personalmente, me molesta enormemente seguir la tendencia colectiva a la sobreproducción sin consciencia y a las agendas infinitas sin rumbo fijo.
Por eso, este artículo quiere que te lo tomes como lo que es: una declaración de intenciones de hacer más.
¿Has dicho más?
Sí, he dicho más.
Más por nuestra salud, más por nuestro bienestar, más por nosotras.
Además (porque claro, lo mío es la nutrición integrativa) no me voy a quedar en reflexionar sobre que vamos como pollo sin cabeza, y quiero ir un poco más allá.
¿Cómo?
Abriéndote las miras y enseñándote algunos factores que te están robando energía. Al grano:
Ordena tu despensa. Significa elegir con criterio y autoamor lo que tienes en casa, lo que se come. Para esto, te recomiendo encarecidamente que trabajes con un formato de batch cooking y menú semanal. De esta manera, no solo ordenarás tu alimentación, sino que liberarás tu cabeza de la pregunta diaria: y hoy, ¿qué comemos? Con la consiguiente improvisación y autodestrucción.
Abandona el multitasking. Hacer dos cosas a la vez, no solo está sobrevalorado, sino que está demostrado que destruye neuronas y aumenta el deterioro cognitivo. “Una cosa de cada vez” vendrá de la mano de bajar los niveles de AUTOexigencia (porque sí, el prefijo auto aquí tiene mucha importancia) y elevará tu nivel de satisfacción y felicidad.
Permítete descansar. El peor cansancio es el de la persona que no se permite parar. De los creadores de “ya descansaremos cuando estemos muertos” llega “dormir es de cobardes”. Y esto es lo que me encuentro día a día en consulta, mujeres que quieren ganar más energía, pero no se han dado cuenta de que la falta de sueño es el huevo, no la gallina.
Reduce hidratos y alcohol. Sí, son dos ladrones de energía. Empecemos por el tema más conflictivo: los hidratos. Popularmente se ha creído que son la única fuente de energía (no es así, las grasas también proporcionan energía al organismo) y con la excusa de “estoy muy cansada” me hincho a pan y pasta.
Estos alimentos no solo no te darán energía, sino que te la robarán con las subidas y bajadas de glucosa y entrarás en un tiovivo emocional del que es urgente salir.
Sigamos con el alcohol, ¿sabías que es falsa esa sensación de que te ayuda a dormir? No es así. Lo que hace es sedarte a corto plazo, empeora tu destoxificación nocturna y no permite que tu cerebro descanse, consulte con la almohada y tome decisiones sensatas y conectadas con tus emociones.
Estos son solo algunos de los factores que te roban energía, pero son los más frecuentes.
¡Atención! No hay que cambiar todo del golpe, lo importante es marcarnos pequeños objetivos a corto plazo que te acerquen un poco más a la salud que quieres (y te mereces).
Porque depende de ti, de mí, de nosotras volver al origen y recuperar nuestro bienestar.
Y confirmo que es posible.
** Cristina Barrous, técnico en nutrición y mentora nutricional.